(VOVworld) – Como una de las comunidades autóctonas que se estableció desde tiempos remotos en la región de Tay Nguyen, Tierras Altas centrales de Vietnam, la etnia Churu posee una idiosincrasia muy particular. A pesar de ser un grupo de poca población, de solo 20 mil habitantes, mantiene sus costumbres, fiestas y un rico acervo folclórico.
Los Churu, llamados también Choru, Kru y Ru, y pertenecientes a la familia lingüística malayo-austronesia, se concentran en las provincias de Lam Dong y Ninh Thuan, en aldeas dirigidas por hombres de edad avanzada y gran prestigio, quienes son elegidos por los pobladores y se desempeñan además como celebrantes de los rituales tradicionales de la comunidad. Esta minoría étnica vive de la agricultura y el arroz constituye su cereal principal.
La etnia Churu forma parte de las comunidades aborígenes en la región altiplana de Tay Nguyen
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Su pueblo suele estructurarse en grandes familias, compuestas de 3 a 4 generaciones que viven bajo un mismo techo. En relación con su indumentaria típica, tanto los hombres como las mujeres utilizan pañuelo para recoger su cabello. El blanco parece ser el color predilecto en el vestuario tradicional de los caballeros de esta etnia, desde la camisa y la capa que cubre su cuerpo por encima de esa pieza, hasta los pantalones y el tocado. Este juego lo usan para asistir a las bodas, funerales y festividades, pero su vestimenta diaria, del mismo color, es mucho más sencilla, solo de una túnica y un pantalón. Mientras, las mujeres también optan por el blanco para su camisa y capa en las celebraciones, sin embargo, para el uso cotidiano, esa última prenda es reemplazada por una de color negro. Sus faldas se confeccionan con tela teñida del índigo.
Una mujer Churu, en su vestuario diario
Para los grupos étnicos en Tay Nguyen en general y los Churu en la provincia altiplana de Lam Dong, en particular, el cuévano es un utensilio muy vinculado a los lugareños, quienes no lo ven como un objeto simple, sino como una manifestación de valores culturales que refleja sus percepciones sobre la naturaleza y la vida.
Al respecto, Ma Huong, residente de la aldea de P’re, de la comuna de Phu Hoi, en el distrito de Duc Trong, provincia de Lam Dong, reveló que para los motivos decorativos de ese recipiente se tiñen las varillas de bambú de rojo y negro, colores logrados al hervir cáscaras y hojas de árboles. Tras finalizar el tejido de un cuévano, lo colocan arriba de la cocina por un tiempo hasta que se acentúe la diferencia entre los colores y de ese modo resaltan los diseños. Huong agregó: “Desde muy pequeña, mis abuelos y padres me enseñaron la manera de llevar el cuévano, y luego a fabricarlo y usarlo en la vida. Estos utensilios nos ayudan mucho, para transportar enseres cuando vamos a los cultivos y agua también. Realmente tienen un gran significado para nuestra etnia”.
En febrero y marzo, cuando las flores de cafeto tiñen de color blanco las lomas y los valles, se inicia la temporada de casamiento. Las muchachas Churu, que siguen la tradición matriarcal, tienen toda la autonomía en su opción matrimonial. Si una desea casarse con algún muchacho en la aldea, su padres y la casamentera llevarán ofrendas a la casa de su amado, para pedir el inicio de una relación seria. Tras las primeras conversaciones, la casamentera entregará un collar de mostacillas y un anillo de compromiso, hecho de plata, al muchacho como expresión de solicitud. Entonces, un representante de la familia del futuro esposo pondrá el anillo a la chica, manifestando así su aceptación a ella.
Dos hombres con su tocado blanco
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Por esta razón, para estos aborígenes, esas joyas tienen además un significado sagrado. Los artesanos locales deben trabajar con mucho esmero y técnica a fin de hacer anillos destinados a los jóvenes Churu en sus ceremonias nupciales. El platero Ya Tuat, de la comuna de Tu Tra, en el distrito de Don Duong, de la provincia de Lam Dong dijo: “Llevo 20 años haciendo anillos de compromiso para nuestro pueblo, lo que aprendí en tres años. Se trata de un oficio tradicional, por lo que tenemos la responsabilidad de mantener y transferirlo a los aldeanos y las nuevas generaciones”.
Con respecto a la cultura popular, la etnia cuenta con un abundante acervo de proverbios, canciones folclóricas, cuentos y epopeyas, además de diversos instrumentos musicales originales con los cuales crean melodías de Tamga, un ritmo comunitario que casi todos saben de memoria y aman. Los Churu también preservan su culto a los ancestros y numerosos rituales agrarios, rindiendo homenaje a las deidades del agua y del arroz e igualmente celebran las cosechas. Estas tradiciones hoy continúan nutriendo el alma de su comunidad.