(VOVWORLD) - Aunque se trata de uno de los cinco grupos minoritarios más pequeños en Vietnam, con una población de menos de mil personas, la etnia Si La dispone de una rica cultura. Sus pobladores son politeístas y animistas, ya que creen que todas las cosas tienen un alma propia.
Los Si La creen que las deidades protectoras de su comunidad moran en las tres piedras que colocan en su cocina principal. (Foto: VOV) |
La etnia Si La está conformada por cinco linajes: Ly, Po, Chu, Giang y Ho. Cada uno designa a una persona para que se encargue de los asuntos de la estirpe, arbitre en las disputas y tome decisiones sobre eventos importantes como bodas, funerales y rituales tradicionales. El señor Ho Cha Gio y la señora Ho Co Xuan, residentes en la aldea Seo Hai, de la provincia septentrional de Lai Chau, resaltan el papel clave de esta figura diciendo:
“El jefe de la casta debe ser un hombre, y el más viejo de todos. Por ejemplo, si un linaje está compuesto por 12 familias, entonces el hombre de mayor edad de estas asume el puesto de la jefatura. Si él muere, su próximo hermano u otro adulto mayor del linaje lo sustituirá en el cargo”.
“En la etnia Si La, no es necesario que la cabeza del linaje sea el más prestigioso, pero sí el de mayor edad. Y si este tiene alguna discapacidad, esta condición no le importa a nadie. Este hombre se desempeña como el representante de la casta para celebrar los ritos y ceremonias ancestrales”.
Asentados en la tierra del extremo occidental del norte de Vietnam, los Si La se dividen en aldeas, cada una agrupando entre 10 y 15 casas. Las viviendas de estos pobladores están hechas principalmente de láminas de madera, bambú y paja. Cada casa cuenta con 2 o 3 espacios. De acuerdo con Ho Cha Gio, las viviendas en donde se instala un altar familiar, como la del jefe del linaje, suelen tener tres habitaciones. Cha Gio precisó: “En una habitación se ubica el altar para rendir culto a los antepasados. Otras dos sirven como dormitorios; uno para los hijos y otro para huéspedes”.
En la casa de los Si La, hay dos cocinas: una se ubica del lado izquierdo de la entrada, donde las mujeres elaboran las comidas de la familia, y otra se encuentra en el centro de la vivienda, y sólo los hombres pueden utilizarla. En esta cocina, considerada la principal y el espacio más importante de la casa, se colocan tres piedras que simbolizan a tres genios. En la casa de la familia del jefe de linaje, a tres metros de estas piedras se instala un aparador, que sirve como altar. En las demás casas, el altar es un simple mueble que cuelga de la pared contigua a la habitación de los dueños.
Este grupo étnico cree que sus antepasados moran en esas tres piedras, para mantener siempre tibio el hogar y proteger a todos los miembros de la familia de la mala suerte. Al respecto, Ho Co Xuan, originaria del lugar, dijo: “Nadie fuera de la familia debe tocar estas piedras. Ellas representan nuestro credo y lo más sagrado de nuestra vida. Cada una tiene un nombre propio y una función particular. Una protege el alma de la puerta, la otra conserva la fortuna de la familia y la que se encuentra al frente del altar ampara a las personas y vela por su salud y bienestar”.
Los huéspedes de la casa no deben entrar en la cocina sagrada, mucho menos tocar las piedras. Si alguien rompe una, es obligatorio que la familia invite a un chamán a casa para pedir disculpas a las divinidades y los ancestros y de ese modo evitar que acaezcan posibles desgracias a la familia.
Hoy en día, la tradición sigue fluyendo en esta comunidad y se transmite a las nuevas generaciones de Si La…