Chiu Chan Ly, de 56 años (c.) vive al lado del bosque primitivo de Na Hac en más de 40 años, desde que tenía 15 años. (Foto: VOV)

Ir a la aldea de Na Hac, donde hay unas 30 casas de la etnia Dao cerca del bosque primitivo, es todo un reto, especialmente en los días lluviosos. Tras recorrer 15 kilómetros en moto desde el centro de la comuna de Ha Lau, uno tiene que caminar durante más de media hora y atravesar cinco arroyos para llegar a ese poblado. La mayoría de las sendas son aptas para solo un paseante.

En una casa erigida muy cerca de la entrada del bosque, Chiu Chan Ly, de 56 años de edad, vive junto con su familia desde hace más de cuatro décadas. Él conoce cada árbol, cada piedra en el bosque.

“Aquí hay muchos árboles de alto valor, como ‘tau’ y ‘mai’. El año pasado un grupo de personas me dio dinero para que les apoyara en sacar madera del bosque. A pesar de mi negativa, entraron en el bosque, pero llamé por teléfono inmediatamente a autoridades de la comuna para que intervinieran a tiempo, lo que les obligó a abandonar el lugar”, contó.

Cerca de ahí, Chiu Van Chan está trabajando en su campo de arroz anegado de más de 1.300 metros cuadrados. El aldeano dijo que en lo hondo del bosque primitivo, hay muchos árboles seculares y especies de animales preciosas, pero es prohibido entrar ahí, mucho menos cortar árboles o cazar animales. Solo es permitido recolectar hongos, frutas o plantas medicinales, agregó.

“El bosque de protección de las cuencas está al lado de mi casa. Aquí nadie puede dañarlo. Quien destruye el bosque es condenado por todo el poblado. El jefe de la aldea siempre nos dice que es un crimen destruir el bosque de protección de las cuencas. No se puede talar ni un árbol del bosque”, dijo Chan.

Desde 2015, gracias a la inversión del Estado, se han construido varios puentes de hormigón y viaductos para prevenir inundaciones y crecidas, lo que ayuda a que el camino a la aldea de Ha Lau sea más cómodo. Sin embargo, el transporte favorable hace más complicada la protección de los bosques primarios. Según los aldeanos, muchas veces unos extraños acuden al pueblo para sobornar a la gente local con la intención de explotar madera, pero la respuesta que reciben siempre es la negativa.  

Pero la protección forestal no se detiene ahí. El poblado estableció un reglamento para pedir a sus habitantes cuidar de los recursos en los arroyos o riachuelos que pasan por Na Hac, eliminar el mal hábito de sacar peces del arroyo de Ca Nhay, en el bosque primitivo, y proteger la biodiversidad. Al respecto, La Van Vi, presidente del Comité Popular de la comuna de Ha Lau, dio a conocer: “Los aldeanos son quienes administran y a la vez se benefician de los recursos del bosque. Ellos hacen una fuente de información eficiente para ayudar al gobierno local a proteger el bosque y sus recursos frente a los desconocidos que intentan ingresar a la selva para talar árboles ilegalmente”.

El arroyo de Ca Nhay en el bosque. (Foto: VOV)

Mientras tanto, según Hoang Van Khanh, jefe de Guardabosques del distrito de Tien Yen, los aldeanos son los verdaderos guardabosques de Na Hac.

“Tenemos asignadas 11 personas para la protección de bosque, pero no es fácil el cuidado de cientos de hectáreas boscosas, debido sobre todo a la limitada información. Particularmente en Ha Lau, designamos a 2 oficiales para administrar y proteger la vida silvestre y el bosque. Por lo tanto, los aldeanos son nuestra fuente de información de las entradas y salidas de las personas sospechosas”, expresó Khanh.

Siguiendo esta ancestral práctica, las generaciones de la etnia Dao en la aldea de Na Hac nunca piensan en explotar madera en el bosque primitivo a pesar de las dificultades económicas que enfrentan en la vida. De esta manera, Ha Lau no solo es conocido por la belleza de sus mercados y las particularidades culturales de los pueblos originarios, sino además por el verdor de los árboles seculares y el amor por los bosques de la gente de Na Hac.