(VOVworld) – De los rituales y fiestas relacionados con la vida humana y los cultivos, la en saludo al arroz nuevo (llamada también Primer Tet del Arroz) es la mayor celebración de los Raglai. Esta se efectúa después de cosechar y traer el cereal al depósito, con el objetivo de agradecer al cielo, la tierra y los antepasados por haberles dado una abundante cosecha.
Los Raglai creen que en el mundo natural hay numerosas deidades y en los rituales vinculados con la existencia humana y el cultivo de arroz, Giang (su Dios) representa el alma del arroz madre y la fuerza supernatural que influye en la producción y su vida. La fiesta en saludo al arroz nuevo se liga a la tradicional procesión de Giang- el alma del arroz, desde el campo hasta cada casa para compartir la alegría con la familia y rogar por un año de buena salud y éxito laboral. Según los patriarcas, este protocolo se formó desde tiempos remotos y los Raglai lo cumplen para expresar gratitud al “alma del arroz” por haber dado alimentos a los hombres. Mau Quoc Tien, investigador de la etnia Raglai, dio a conocer: “Los Raglai toman mucho en consideración el trabajo agrícola y la fiesta en saludo al arroz nuevo es indispensable en su vida. El objetivo de esta ceremonia es pedir a las deidades traerles abundantes cosechas y buen tiempo. La celebración del acto de culto lleva el carácter de gran familia para agradecer la ayuda de los habitantes de Pa-lay (aldea) en la producción arrocera durante el año.”
Un mago dirige el ritual de saludo al arroz nuevo
|
Anualmente en marzo y abril, cuando suenan los truenos de verano, el cielo y la tierra están unidos y las plantas echan tallos, los Raglai realizan este rito. En vísperas de la fiesta más importante del año, las mujeres preparan ofrendas y los hombres levantan el árbol del Tet y reparan la casa para recibir a los antecesores a compartir la fiesta. Las ofrendas incluyen el pollo, arroz sin cáscara y con cáscara, maíz, betel, areca y una jarra de aguardiente que se bebe usando la caña de pesca. Los descendientes de los Raglai brindan estas ofrendas, informándoles sobre los resultados de un año de trabajo y rogándoles por un nuevo año de prosperidad y buena salud. El acto de culto se lleva a cabo al pie del árbol del Tet, considerado como la casa del Genio del Arroz. El mago lee una oración, diciendo: “El año viejo ha pasado y el nuevo se inicia, gracias a la protección de Giang los aldeanos disfrutan de buena salud y tienen algo para comer y vestir. Que reciba nuestras ofrendas, Giang.” Cuando el brujo cesa sus palabras los asistentes a la ceremonia brindan por la salud. Consideran que solo cuando las tazas de vino se agotan la familia tiene buena salud y felicidad. Tras el acto de culto, empieza la fiesta con la apertura de la jarra de aguardiente, cantos y sonidos apasionados de batintines Ma La. Los participantes en la fiesta se divierten toda la noche. Todos los linajes celebran y consideran la fiesta en saludo al arroz nuevo como la del inicio del año. El patriarca Mang Khe de la etnia Raglai, dijo: “Cada familia prepara ofertas y después todo el villorrio se concentra para comer. Celebramos esta festividad para que los trabajos de nuestros hijos y nietos sean favorables y ellos tengan suficientes alimentos. Expresamos gratitud a nuestros antepasados, pidiendo que nos protejan y den algo de comer, y así la primavera será eterna.”
Un baile tradicional de los Raglai en la celebración
|
Una cosa muy especial e indispensable del acto de culto de los Raglai es el fuego. En la bandeja de ofertas siempre hay fuego. Si los sonidos de las zampoñas Ma La se consideran como la invitación a los aldeanos a compartir la alegría con la familia, el fuego es considerado como “objeto sagrado” para invitar a los antecesores a asistir a la fiesta. Tras un año de trabajo penoso los compatriotas Raglai tienen la oportunidad de reunirse en las actividades comunitarias como el concurso de elaboración del árbol del Tet, cocción del arroz en trozos de bambú, machaca de arroz, tiro de flecha y presentación de instrumentos musicales tradicionales. La festividad también es una ocasión para que los descendientes de cada linaje se encuentren y feliciten. Las contradicciones de la estirpe se resuelven cuando todos beben el aguardiente de una jarra ofrecido a sus antepasados. Partiendo de esto se refuerza la unidad comunitaria.