(VOVworld) – La petición de la lluvia, una de las siete fiestas tradicionales de los Ha Nhi, se celebra a finales del verano, cuando el arroz comienza a mostrar sus primeras espigas y el maíz luce su verdor. Los ritos que se celebran en esta ocasión evidencian la creencia ancestral de este grupo étnico en los seres divinos, como las deidades del campo, del agua y de la lluvia, para rezar por la bonanza del clima, abundantes cosechas y una vida próspera.

Una bandeja de ofrendas para la deidad de la lluvia

La vida de esta comunidad depende principalmente de la producción agrícola, con el cultivo de arroz en terrazas desde tiempos remotos. Por esta razón conceden mucha importancia a la veneración de los protectores divinos de la agricultura. A diferencia de la festividad Kho Gia Gia, tambien para pedir abundantes cosechas que se organiza a gran escala cada tres años en honor a las deidades de la tierra, el agua y la selva, la petición de la lluvia se celebra cada año en un solo día, aunque a veces estas dos fiestas coinciden.

Luong Van Thiet, investigador de la cultura popular del Museo de Etnología de Vietnam, comentó al respecto: “Según la tradición, la fiesta de pedir la lluvia se efectúa en junio, el mes más caluroso del verano cuando los campos de arroz en terrazas entran en plena maduración y necesitan mucha agua. Los Ha Nhi mantienen estos ancestrales rituales creyendo que así gozarán de un año de bonanza agrícola”.

Los hígados del cerdo sacrificado en la fiesta sirven para augurar el próximo cultivo

La referida solemnidad se efectúa periódicamente en una fecha del verano, pero en los años de mucha sequía se repite dos o tres veces. La ofrenda a la deidad de la lluvia suele ser un cerdo negro, pero en las grandes aldeas esta puede ser sustituida por un búfalo negro, con los aportes de todos los pobladores.

En la fecha indicada, los aldeanos se levantan temprano para hervir el agua y elaborar ofrendas. Los golpes en pilones de arroz para hacer pasteles y las otras actividades de preparación animan el tranquilo ambiente matutino en las zonas montañosas del norte de Vietnam. Después, llevan las ofrendas al campo y las dejan en el borde de una parcela de quien es conocido como el mejor cultivador del villorrio para comenzar los rituales. Las ofrendas incluyen, además de platos de cerdo, arroz, aguardiente, gachas dulces con jengibre, té, caña de azúcar, plátanos y un búcaro de cresta de gallo, una planta tropical muy popular en la zona.

Los pobladores comparten el aguardiente en la fiesta...

El celebrante de esta fiesta debe ser una persona prestigiosa de la aldea. La ceremonia se efectúa desde que sale el sol hasta el mediodía, pues creen que solo en ese lapso del día las divinidades pueden escuchar sus ruegos. Luego, los aldeanos prueban juntos las comidas que dedican a las divinidades para la suerte. En numerosas aldeas en Dien Bien, Lai Chau y Lao Cai, donde viven los Ha Nhi, se conserva esta arraigada tradición, aunque con renovaciones. Luong Van Thiet agregó: “En la actualidad la petición de la lluvia de los Ha Nhi ya no cuenta con tantos pasos complicados como antes, ni se guardan tabúes. Los cambios se notan también en los participantes y las ofrendas, que incluyen frutas y dulces, además de las tradicionales. En lugar del aguardiente en tubos de bambú, se ofrendan botellas de ron compradas en el mercado, e incluso productos importados. Sin embargo, los ritos mantienen su ambiente solemne que demuestra el respeto de los seres humanos hacia las deidades”.

... y participan en juegos populares y otras actividades recreativas en el marco de la festividad tradicional de su pueblo

De igual manera, la ceremonia se celebra ahora en el recinto de la familia del jefe de la aldea o del mejor de los cultivadores locales en vez de ser en el campo. Se realizan además actuaciones folclóricas y actividades recreativas.

La fiesta de los Ha Nhi para pedir la lluvia es también un momento de unión de las familias aldeanas. Desde las primeras horas de la tarde hasta la madrugada, los pobladores se visitan mutuamente y les ofrecen a los huéspedes una copa de aguardiente. Esta tradición refuerza los sentimientos de los miembros de una línea familiar así como con sus vecinos, para una comunidad más unida.