(VOVworld) – La etnia H’re, asentada en el sur de la cordillera de Truong Son, en la región de Tay Nguyen (Meseta Occidental) mantiene un vínculo comunitario notable, reflejado en la solidaridad y apoyo mutuo tanto en la producción como en las actividades festivas. La conexión entre las familias y la de sus miembros con la comunidad se apoya en los lazos de parentescos y entre vecinos.
Los H’re se establecen según aldeas (Play, en su dialecto) de diferentes tamaños, instaladas en las laderas de montañas o lomas, con vistas a valles y cercanas a fuentes de agua y sus cultivos. Se desplazan solo cuando hay epidemias. Sus casas sobre pilotes suelen ser levantadas sobre terrenos amplios y altos, y ninguna familia utiliza cerca para delimitar su tierra de la de otra. Por otro lado, estos aborígenes se llevan muy bien, y toman agua de los mismos pozos u otras fuentes hídricas de la aldea.
Étnicos H're bailando en una fiesta tradicional
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En cuanto a la sociedad, la aldea es una unidad autoadministrada con instituciones establecidas desde hace tiempo, además de ser un área residencial. Cada play cuenta con entre 40 y 50 casas, y está dirigida por un jefe (llamado krah play), que es una persona mayor, de familia pudiente y gran prestigio en la comunidad. Este y el sacerdote de la aldea (po dau) presiden las celebraciones tradicionales del pueblo.
El papel de estos dos personajes es muy importante, sobre todo en la conservación de los ritos espirituales ancestrales muy vinculados con las actividades comunitarias de los H’re, ya que esos legados se transmiten principalmente por vía oral. Pham Minh Dat, cuadro encargado de investigaciones sobre la cultura de minorías étnicas en la Altiplanicie Occidental, comentó al respecto: “Según la creencia de los autóctonos, cada objeto y ser viviente en este mundo está animado por un espíritu. Por eso, llevan a cabo varias ceremonias durante el año, en homenaje a los muertos, para celebrar la nueva casa, la nueva cosecha o pedir a las deidades salud, bonanza de cultivo o tiempo. Para los aldeanos, el jefe y el sacerdote de la aldea, además de desempeñar el papel de líderes de esas celebraciones tradicionales, son quienes dominan el acervo cultural del grupo”.
Tomando aguardiente con varitas de bambú
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Los jefes de las play se encargan también de las labores colectivas de la comunidad, tales como la instalación de tubos de agua, construcción de caminos, instrucción de la producción, así como el tratamiento de los conflictos, la aplicación de sanciones y la organización de la mudanza de la aldea en casos urgentes. Pero antes, siempre debaten con los miembros de la Junta Vecinal, para llegar a un consenso en los temas abordados. Por otra parte, los aldeanos expresan respeto y ayudan a esos líderes en las tareas de la comunidad, especialmente durante las cosechas.
En la elección de esos gobernantes, prevalece la democracia con votaciones transparentes y descartan el nepotismo. En cada linaje también hay una persona que toma la batuta de la familia; estas generalmente son mayores y forman parte de la Junta Vecinal, con cuyos miembros los jefes de la aldea siempre consultan diferentes gestiones del poblado.
Mientras, los patriarcas de las play son adultos de mayor edad, conocedores de la ley, sociedad, y la zona de asentamiento de su aldea. Son en realidad un sostén espiritual de toda la comunidad. Dinh Ngoc Su, residente en el distrito de Son Ha, de la central provincia de Quang Ngai, es un destacado patriarca H’re. A él se le otorgó además el título “Artesano del Pueblo”. El estudioso sobre la cultura de las minorías étnicas Pham Van Chi estimó que el mencionado señor es quien conserva la quintaesencia de este pueblo aborigen y comunica el pasado con el presente. “El artesano y patriarca Dinh Ngoc Su resalta por su especial talento en las interpretaciones de diferentes artes folclóricos de los H’re. Es también quien fabrica y toca numerosos instrumentos tradicionales de este grupo étnico. Él mismo transmite a las jóvenes generaciones la forma de elaborar y usar esas herramientas, además promueve la cultura autóctona”.
A lo largo de la historia de construcción y defensa de su comunidad, los H’re mantienen hasta hoy día su tradición de solidarizarse y apoyarse mutuamente en la vida y el fomento de la economía. También, están muy conscientes de la preservación de su identidad cultural vinculándola con el empeño nacional de forjar una vida culta.