(VOVworld) - En el dialecto Bana, “Puh ho drih” (pedir por la tranquilidad) es una de las fiestas tradicionales vinculadas con el hombre y las cosechas. La ceremonia se celebra con el deseo de que la aldea disfrute de felicidad y buena salud, sin guerra, epidemia, desastre y fantasmas.
Muchachos Ba Na tocan gongs y batintines en la fiesta
“Impresionante y singular” fue la percepción de los participantes en la fiesta de pedir por la paz de los compatriotas Bana (provincia altiplana Kon Tum) celebrada recientemente en la Aldea Cultural y Turística de las Nacionalidades Vietnamitas, en Dong Mo, Son Tay, Hanoi. La festividad fue organizada por el Ministerio de Cultura, Deporte y Turismo de Vietnam en el marco de los días de “Gran Solidaridad de ASEAN-una Visión, Identidad y Comunidad” del 20 al 24 de noviembre pasado. Generalmente los Bana la celebran con solemnidad en noviembre o diciembre después de las cosechas. El artista A Thut en la comuna Ho Moon, distrito Sa Thay, Kon Tum, la describió así: Esta es una fiesta antigua transmitida por los Bana a sus descendientes. En tiempo rémoto una gran epidemia se extendió en los poblados Bana, provocando numerosos muertos. Por eso, los lugareños realizaron el acto de culto, pidiendo que las Deidades expulsaran a los espectros. A Thut continuó: “Los autóctonos suplicaron a los Dioses que les dieran salud e hicieran desaparecer enfermedades y desgracias. Con tranquilidad y buena salud los aldeanos pudieron cultivar maíz, boniato, desarrollar la cría bovina, disfrutar de una vida feliz y construir un villorrio más hermoso.”
El patriarca y artista A Thut comienza el rito
Antes de iniciar la festividad, el patriarca llama a los lugareños a realizar la limpieza de caminos, Casa Comunal y abrevadero. También preparan 4 efigies humanas de materiales naturales o productos agrícolas. Dependiendo de la condición económica, los aldeanos brindan al Yang (Deidad) ofrendas adecuadas. Generalmente estos son un buey, cerdo, cabra y pollo. Sin embargo, en los últimos años, los Bana eligieron al chivo como ofrenda. Según su concepción, el cabrío es el mayor y más sagrado de todos los animales domésticos del poblado. La fiesta se realiza con la asistencia de los lugareños en la Casa Comunal, bajo la dirección del patriarca. El jefe del villorrio encabeza la multitud, tomando un escudo y cuchillo seguido por un joven que lleva una careta y sable, otros 4 que portan efigies y 2 muchachas con dos plantas Thysanolaena latifolia en sus manos. Por último, vienen el grupo de intérpretes de gongs y batintines y los aldeanos. El momento más esperado es cuando el patriarca pide a las Deidades proteger a los lugareños y espantar a los aparecidos entre gritos y percusiones frenéticos de gongs y batintines. Tras finalizar los rituales, los participantes presentan vestidos tradicionales, toman vino con la caña de pesca, ingieren comidas típicas e interpretan cantos folklóricos. El señor Ma Le de la minoría étnica Bana que vive en Hanoi, compartió: “Vivo lejos de mi tierra natal desde pequeño, por eso, me gustan mucho estos bailes y ritmos de gongs y batintines acordes a los rituales antiguos. Me siento muy satisfecho por esta celebración.”
Después de la ceremonia, el patriarca A Thut y los aldeanos dan una vuelta al
villorrio para espantar los espectros
La reproducción de la fiesta de implorar tranquilidad en la Aldea Cultural y Turística de las Nacionalidades Vietnamitas en Hanoi contribuyó a enaltecer la rica cultura de los compatriotas Bana y dejó buenas impresiones en los participantes. Nguyen Hong Viet, visitante capitalino, dijo: “Me impresiona mucho esta festividad, vivimos en los primeros años del siglo XXI pero podemos presenciar un acto de veneración efectuado por los Bana desde principios del siglo pasado con rasgos primitivos y auténticos. Hasta el momento muchas cosas han desaparecido, sin embargo, esta ceremonia nos ayuda a comprender lo desconocido del pasado.”
Muchachas bailan en concordancia con los ritmos de gongs y batintines
Hoy día, las festividades de rogar por la paz y abundante cosecha de los Bana, no son simplemente actividades espirituales destinadas a expresar gratitud al Dios y la tierra, sino constituyen ocasiones para que los étnicos se recreen, toquen instrumentos musicales tradicionales y beban aguardiente. Con estas celebraciones los autóctonos refuerzan la unidad, educan a sus hijos y nietos sobre la preservación de la cultura tradicional y enriquecen más su vida espiritual.