(VOVWORLD) - Ruou Can es un aguardiente casero imprescindible en las ocasiones festivas de los grupos étnicos de Tay Nguyen (Meseta Occidental), en el centro de Vietnam. Para los Ede, beberlo en la fiesta del Año Nuevo Lunar (Tet) es todo un ritual. Como parte de los preparativos de las próximas festividades, numerosas familias de esta comunidad en la aldea de Ea Tieu, del distrito de Cu Kuin, provincia de Dak Lak, comenzaron a elaborar esa bebida especial.
Pobladores de la etnia Ede muestran técnicas de fermentación del aguardiente Ruou Can en la Aldea de Cultura y Turismo de las nacionalidades vietnamitas, en Hanói (Foto: VOV) |
Los habitantes de la aldea de Ea Tieu terminaron hace poco la recolección de café. Ahora es el momento adecuado para elaborar el Ruou Can. En la casa de H Nuong Bya, algunos de sus familiares se dedican a preparar las materias primas y otros limpian tinajas y revisan si están en buenas condiciones las cáscaras de arroz, las hojas de plátano y el fermento destinados a la fermentación alcohólica. Este año, la familia de H Nuong decidió llenar de aguardiente ocho tinajas para agasajar a sus parientes, amigos y vecinos durante el Tet.
Según H Nuong, es muy importante escoger buenas materias primas, cuidar cada paso del fermentado y la destilación y calcular bien el tiempo dedicado a cada proceso. Estos son los principios comunes, pero cada familia tiene su propio secreto en la creación de sabores distintos según sus gustos.
El ingrediente principal para este tipo de bebida alcohólica destilada es el arroz cocinado (tibio o fresco en dependencia de la temperatura del ambiente), mezclado con cáscaras limpias del grano y el fermento. Luego, se mete esta combinación en tinajas de barro cocido que se tapan con hojas de plátano y se colocan en lugares abiertos y secos.
Un proceso de la elaboración de la bebida alcohólica especial de los Ede (Foto: VOV) |
El tipo del fermento y el proceso mismo de fermentación deciden cómo quedará el aguardiente. La familia de H Nuong, como otras de la etnia Ede, utiliza un fermento tradicional hecho de raíces de diferentes especies de árboles. Las particularidades de ese proceso no se revelan a nadie fuera de la familia. H Nuong Bya explicó: “El fermento tradicional es sano y seguro porque se realiza a partir de hojas y cáscaras de árboles en el bosque. La ancestral técnica de fermentación alcohólica que dominan las mujeres de mi etnia y la manera en que guardan la bebida en tinajas viejas también garantizan sabores típicos”.
En la aldea de Ea Tieu, la familia de Y Bong Eban, de 55 años de edad, es conocida por fabricar un Ruou Can de muy buena calidad. Ellos heredaron del padre las técnicas del fermentado y destilado y no solo elaboran el licor para consumo propio, sino también para vender.
Los étnicos de Tay Nguyen beben el Ruou Can con varitas de bambú |
Puesto que muchos aldeanos ahora fabrican el aguardiente tradicional según patrones industriales, Y Bong teme por el posible olvido de las técnicas ancestrales y está decidido a transmitir sus experiencias a las actuales generaciones. En ese sentido apuntó: “Mi familia es experta en la fabricación del Ruou Can. Pienso transmitir las técnicas a los jóvenes para mantener las tradiciones y costumbres de los Ede”.
Para esta etnia en particular, y otros grupos radicados en las Tierras Altas Centrales en general, el Ruou Can es considerado el elixir del Yang (su Dios) que les trae alegría, suerte y felicidad. Por eso no puede faltar en sus festividades y celebraciones.
Tomar esta bebida destilada es también un rasgo cultural hermoso en la vida de las comunidades étnicas de Tay Nguyen desde tiempos remotos. Además de expresar su gratitud a las deidades refleja el espíritu de colectivismo y la hospitalidad de los autóctonos. En los días feriados del Año Nuevo lunar, en la primavera, el dueño de la casa y los visitantes, sentados alrededor de la tinaja de Ruou Can, toman con agrado el aguardiente con varitas de bambú, en un ambiente animado por los gongs y batintines. Al disfrutar de la bebida juntos, se establece entre ellos una conexión que los hace más cercanos y solidarios en la producción y la vida.