(VOVWORLD) - Los primeros momentos del 2018 han atestiguado “acciones significativas” con miras a planear diálogos directos y frecuentes en busca de restablecer la paz en la península coreana. Sin embargo, echando una mirada retrospectiva al año previo, se vieron los esfuerzos sin resultado por la desmilitarización nuclear en la región.
El 2017 no marcó ningún indicio alentador para encontrar la solución a los problemas que sucedieron en la península coreana. Las controversias siguen estancadas al girar alrededor de un círculo sin salida: lanzamiento de cohetes, debates, amenazas y sanciones.
Foto de ilustración (VNA)
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Medidas no estratégicas
Durante un largo tiempo, las advertencias y penalizaciones han resultado ineficientes para resolver la cuestión nuclear de la República Popular Democrática de Corea. El aumento de las presiones no pudo revertir la postura de ese país sobre su discutido programa, sino que generó una reacción opositora más severa por su parte.
Desde 2016, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas repitió en 9 ocasiones la imposición de sanciones en contra de los proyectos nucleares y de misiles de Corea del Norte. En septiembre del 2017, el organismo internacional castigó a ese territorio más estrictamente que nunca mediante el bloqueo de sus mercancías exportables como confecciones textiles, petróleo y gas natural licuado. Asimismo, intensificó la presión contra sus recursos laborales en ultramar. No obstante, las sanciones no hicieron preocupar a Norcorea. El lanzamiento de su misil balístico intercontinental Hwasong-15, calificado del más peligroso entre los de su tipo y capaz de alcanzar Estados Unidos, evidencia su oposición contra las amenazas mundiales.
Desde principios del presente año, esa nación disparó al menos 15 cohetes, entre ellos 3 intercontinentales. Además, Pyongyang declaró en repetidas veces sus triunfos atómicos, especialmente la disminución del tamaño de ojivas nucleares, y aseguró que cumplió su misión histórica de desarrollar su poder nuclear.
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Impaciencia desde Washington y esfuerzos diplomáticos sin éxito
Durante los últimos tiempos, las potencias mundiales, entre ellas Estados Unidos, intensificaron las sanciones contra esa nación del noreste asiático bajo el apoyo de la ONU. Sin embargo, todos sus esfuerzos fracasaron, lo cual impacientaba a los norteamericanos.
En una respuesta al lanzamiento norcoreano de cohetes efectuado el pasado 29 de noviembre, Washington devolvió a Pyongyang a la lista de “patrocinadores del terrorismo”. En 2008, el ex presidente estadounidense, George Bush, lo había sacado de ese grupo. Pero un año después, la Casa Blanca alertó consecutivamente de que lo incluyera de nuevo al “listado negro”, en particular después de cada prueba nuclear norcoreana. Desde que el mandatario norteamericano, Donald Trump, tomara el actual cargo, Washington consideró dicha medida como una de las sanciones más severas para presionar a Pyongyang a poner fin su programa nuclear. Esto comprende, según la Ley estadounidense, la prohibición de venta de armas, controles migratorios especiales y el veto en organismos internacionales de proyectos de ayuda económica.
Bajo el punto de vista de los observadores, tal medida sólo demostró el fracaso en los esfuerzos por el restablecimiento de la paz en la zona. Parece que la referida decisión de Estados Unidos retara el camino hacia las negociaciones al respecto, ya que con sus acciones, “echó leña al fuego” y agravó la situación en dicha región que aún sigue encontrándose en un callejón sin salida.
Cabe destacar que el panorama de la desmilitarización nuclear en la península coreana en el 2017 fue cubierto por un escenario oscuro y pesimista. Al entrar en 2018, la comunidad internacional espera un futuro prometedor en el que se podría resolver el caos nuclear en esa zona.