(VOVWORLD) - El 29 de febrero pasado, Estados Unidos y los talibanes firmaron un acuerdo con el ambicioso objetivo de poner fin a la violencia y establecer una paz duradera en Afganistán, después de casi dos décadas de conflictos. El presidente norteamericano, Donald Trump, valoró de “histórico” el pacto, mientras que la comunidad internacional también lo elogió y puso grandes expectativas en ello. Sin embargo, según los analistas, el camino hacia una paz verdadera para el país de Asia del Sur sigue siendo muy difícil y desafiante.
La ceremonia de firma del acuerdo de paz entre Estados Unidos y Talibán en Doha (Qatar) el 29 de febrero de 2020 (Foto: Reuters) |
Lo más importante de este tratado, firmado en Doha, capital de Qatar, es la retirada de las fuerzas estadounidenses y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) de Afganistán en 14 meses, siempre que los talibanes cumplan con sus compromisos. Con este plan, Trump afirmó que está llegando al final de la guerra más larga en la historia de Estados Unidos, de 18 años.
Inmediatamente después de la rúbrica, la comunidad internacional ha reaccionado de manera positiva. El 29 de febrero, tanto las Naciones Unidas y la Unión Europea como líderes de muchos países dieron la bienvenida al acuerdo, considerándolo un avance importante hacia una solución política a largo plazo para Afganistán. Sin embargo, desde la perspectiva de los observadores, aún quedan muchos grandes desafíos por superar en el despliegue de este pacto.
La vulnerabilidad de seguridad y el riesgo del incumplimiento
Una de las mayores preocupaciones de los analistas mundiales es el surgimiento de los talibanes después de la retirada de Estados Unidos y la OTAN. Como lo pactado, una cuarta parte de las tropas estadounidenses se retirarán en aproximadamente tres meses y medio, lo que significa la reducción de 12 mil a 8 mil 600 soldados en 135 días. Eso podrá crear una gran brecha de seguridad que los guardas de seguridad de Afganistán no podrían llenar fácilmente. Mientras, los militares de la coalición internacional restantes en Afganistán, así como el propio Ejército afgano, podrán ser blancos de los rebeldes talibanes o de los terroristas de Al-Qaeda o del autoproclamado Estado Islámico.
Obviamente, la situación será aún más impredecible cuando Estados Unidos y la OTAN se retiren por completo de la nación de Asia del Sur. El ex asesor jefe de la coalición militar liderada por Washington en Afganistán, Carter Malkasian, advirtió que todo podría cambiar si Estados Unidos se retirara antes de que los talibanes y el gobierno afgano llegaran a un acuerdo político. Según el funcionario, después del repliegue de los estadounidenses, los talibanes notarán un cambio en el equilibrio del poder militar y no cumplirán con los compromisos. Entretanto, es muy posible que los talibanes y el gobierno de Afganistán no podrían lograr un pacto político. Para el gobierno afgano, ser marginado en el acuerdo entre Estados Unidos y los talibanes y perder grandes recursos financieros de Washington y la comunidad internacional es realmente difícil de aceptar. La última evidencia de la insatisfacción de Kabul es que ha rechazado de inmediato la propuesta de liberar a cinco mil prisioneros talibanes.
Soldados estadounidenses en Afganistán (Foto: NYT) |
Los desafíos en el desarme y la reintegración social de los militantes talibanes
Otra dificultad que Estados Unidos tendrá que enfrentar es cómo lograr que decenas de miles de combatientes talibanes se reintegren a la sociedad. Una posibilidad es incorporarles a las fuerzas armadas afganas, pero esto no es simple. En un informe reciente, el Inspector General Especial para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR) John Sopko también enfatizó que la reintegración de los combatientes es un proceso complejo y de largo tiempo, lo que requerirá un gran apoyo financiero por parte de Washington. De lo contrario, unos 60 mil combatientes talibanes se arriesgarán a volver a la violencia.
Además, el Talibán es una facción de baja integridad, con una estructura organizativa y una división de poder poco claras. Por lo tanto, no hay garantía de que todos sus miembros cumplan plenamente con el acuerdo alcanzado. En otras palabras, el riesgo de violar el acuerdo todavía existe, causando directamente la interrupción del mismo.
De esta manera, analistas mundiales creen que el tratado entre Estados Unidos y los talibanes es solo la apertura necesaria para un largo y desafiante camino hacia la paz duradera en Afganistán. El futuro de la nación de Asia del Sur después de este pacto sigue siendo una gran pregunta sin resolver.