(VOVworld) – El Grupo P5+1 se esfuerza en alcanzar un acuerdo final con Irán para limitar el desarrollo de su programa nuclear antes del 30 de junio próximo. Sin embargo, esta fecha tope corre el riesgo de incumplirse porque las partes aumentan presiones en las negociaciones para lograr un pacto que les reporte el mayor beneficio.

La vuelta de la negociación a nivel viceministerial entre Irán y el Grupo P5+1 compuesto por Reino Unido, China, Francia, Rusia, Estados Unidos y Alemania acaba de terminar en Viena, la capital austríaca, en una atmósfera desalentadora debido a las diferencias persistentes. Los problemas residen en el proceso de supresión de las sanciones impuestas por Occidente a Teherán y la supervisión de sus centrales nucleares. La nación persa mantiene el rechazo a las acusaciones de planes de producción de bombas atómicas y reitera la intención de desarrollar el programa nuclear con fines pacíficos. De esta manera, Irán insiste en impugnar la supervisión internacional de sus enclaves militares.

El Consejo de Seguridad de la ONU prorrogó por un año el plazo de operación de los observadores del cumplimiento del embargo impuesto a Teherán hasta el 9 de julio de 2016, argumentando que el desarrollo de las armas de destrucción masiva y el transporte de las mismas continuarán siendo una amenaza para la seguridad y la paz del mundo.

Más esfuerzos, menos confianza

Irán y P5+1 aprobaron a principios de abril último un acuerdo marco y concretó el 30 de junio para llegar al consenso final, después de dos incumplimientos de fechas topes en junio y noviembre del año pasado. Por ende, en esta ronda de negociación, las partes no quieren desperdiciar sus esfuerzos durante los últimos 20 meses. La cuestión radica en cómo lograr un acuerdo mutuamente más beneficioso.

Mantener presiones sobre la otra parte para reconciliar lo menos posible ha sido la estrategia de Teherán durante los últimos días. Mientras Estados Unidos y Occidente se apresuran a conseguir el acuerdo cumpliendo la fecha tope, la nación persa conserva su paciencia. Al cierre del diálogo, el jefe de la delegación negociadora y vicecanciller encargado de los asuntos jurídicos e internacionales de Irán, Abbas Araqchi afirmó que el país se esfuerza para alcanzar un pacto que reporte el mayor provecho nacional sin que dependa de los itinerarios trazados. De acuerdo con el diplomático iraní, la falta de confianza mutua constituye una brecha entre las partes en las negociaciones. Advirtió también la posibilidad de cambios repentinos de los artículos establecidos en el borrador del acuerdo final en caso de detección de una infracción, lo que resultaría en volver a la situación previa a la aprobación del documento.

Estas declaraciones equivalen a echar un jarro de agua a Occidente, especialmente en el contexto en que Washington espera llegar a un acuerdo con Irán para recuperar su imagen en la arena internacional.

Esfuerzos contrarreloj

Por temor al desperdicio de 20 meses de negociación en el momento decisivo, el gobierno estadounidense concretó el 30 de junio como el plazo tope de la firma del pacto sin considerar la prórroga del mismo. Según analistas, la rúbrica de este acuerdo con Teherán no es solamente una tarea priorizada del presidente Barack Obama ya que forma parte de su ambicioso plan de alivio de los conflictos duraderos en Oriente Medio en que se involucra Washington. La impaciencia de Estados Unidos se demuestra en la declaración del vicesecretario de Estado norteamericano, Anthony Blinken que reconoce el cumplimiento iraní de todos los requisitos establecidos en su acuerdo temporal con P5+1.

Entretanto, este grupo enfrenta la división interna. Francia, país con el criterio más categórico criticó la reconciliación excesiva de Estados Unidos con Teherán y afirmó no alcanzar el consenso final sin chequear las centrales nucleares, incluso los enclaves militares de la nación persa.

Las negociaciones internacionales sobre el programa nuclear de Teherán han durado más de una década. De esta manera, no resulta extraño otra prórroga de la fecha tope para llegar al acuerdo final entre las partes pese a que los miembros principales, Irán y Estados Unidos se esfuerzan para terminar con prontitud los diálogos para lograr un acuerdo que beneficie a los dos países. La solución de la cuestión nuclear de Teherán es un requisito previo de Washington para que ambas partes resuelvan en coordinación una serie de problemas críticos de Oriente Medio y en especial enfrenten la amenaza del Estado Islámico. De momento, el quid de la cuestión reside en cómo equilibrar el beneficio de las partes implicadas para lograr el resultado final.