Un avión Airbus fabricado por la UE (Foto: AFP/VNA)

La disputa arancelaria entre Estados Unidos y la UE se produce en un contexto en que también prosigue la escalada de las tensiones comerciales entre la primera economía del mundo y China. Ello aumentará la inestabilidad para la economía mundial, que ya se ha visto considerablemente afectada. Junto al impacto de la salida del Reino Unido del bloque continental, los mecanismos multilaterales, especialmente la OMC, pasan por un momento de alta vulnerabilidad.

La “sombra” de una batalla arancelaria

A principios del presente mes, la OMC dictaminó que la compañía europea de aviones Airbus había recibido fondos ilegales para sus modelos A380 y A350, lo que habría afectado las ventas de la norteamericana Boeing. En los últimos tiempos, la fabricante estadounidense entró en la mayor crisis de sus 103 años de historia luego de los dos catastróficos accidentes del avión 737 Max. Además, muchos clientes de Boeing recurrieron a los servicios de Airbus por temores a un aumento de los costos.

Pero si por un lado el veredicto de la OMC beneficiará a Boeing, por otro traerá aparejadas consecuencias nada deseables, crecerán las preocupaciones sobre la economía global y se intensificará la guerra comercial entre Estados Unidos y el bloque continental.

Inmediatamente después del referido fallo, la administración del presidente Donald Trump anunció que cada año impondría a las importaciones desde Europa aranceles por 7 mil 500 millones de dólares. La Oficina del Representante de Comercio de Estados Unidos informó que la medida entrará en vigor el 18 de octubre, lo cual tendrá su mayor impacto sobre Francia, Reino Unido, Alemania y España. A sus productos alimentarios, ropa de lana, maquinaria, vino y aceite de oliva se les aplicará un gravamen del 25%. Bruselas anunció que como represalia preparará una lista de mercancías estadounidenses sujetas a gravámenes por valor de unos 20 mil millones de dólares.

Sin beneficios para nadie

Cabe decir que la guerra comercial entre Estados Unidos y la UE era un hecho esperado a causa de la política “América primero”, enunciada y practicada por Trump desde que asumió el cargo. Según analistas, es difícil determinar quién será el ganador de esta guerra, pero seguramente las disputas entre los dos lados del Atlántico perjudicarán sus relaciones comerciales. Para Estados Unidos eso podría significar un debilitamiento de sus empresas multinacionales y la reducción del tamaño de su mercado, lo que le llevaría a vender activos en el extranjero y conduciría a una mayor competencia internacional. Mientras, la imposición estadounidense a los productos de la UE les causará un daño anual de 500 a mil millones de dólares, sin contar la posibilidad de suspender las negociaciones bilaterales sobre un acuerdo de libre comercio.

También la economía global se verá gravemente afectada. Un recién informe de la OMC pronosticó que el crecimiento del comercio mundial se reducirá a la mitad, en comparación con su previsión de abril. Según el reporte, las continuas guerras comerciales entre las principales potencias continuarán frenando el ritmo de crecimiento del planeta. Mientras, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico advirtió que la escalada de los conflictos comerciales impactó negativamente la confianza de las empresas y las actividades de inversión, creó inestabilidad política, aumentó los riesgos en los mercados financieros y puso en peligro las perspectivas de crecimiento económico mundial.

En medio de los riesgos de una desaceleración económica global a causa de la prolongada guerra comercial entre Estados Unidos y China, la que se avizora entre Estados Unidos y Europa pinta de gris el panorama económico internacional.