Ardua batalla contra el hambre y la pobreza en el mundo

(VOVworld) - El 17 de octubre fue instaurado como Día Internacional para la Eliminación de la pobreza. Este año, la ONU enarbola el lema “Fin de la miseria”, como una premisa para la interacción en el mundo contra la pobreza. Pues aunque se haya sobrecumplido con 5 años de antelación el primero de los 8 Objetivos de Desarrollo del Milenio, aprobados por la Asamblea General de la ONU en 2000, la crisis económica mundial entraña nuevos retos, que amenazan con devaluar los logros de varios países, en este combate, complicando la situacion más que nunca. 

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La lucha contra la pobreza se lleva a cabo por la comunidad internacional desde hace décadas. Pese a sus resultados positivos, la crisis financiero- económica desatada en 2008 en EEUU y expandida luego al resto del mundo ha ejercido influencias negativas. Existen en el mundo mil 300 millones de personas en pésimas condiciones de vida, otros 900 millones enfrentan penurias de alimentos y mil millones padecen déficit de vitaminas y minerales. Según la Organización Mundial de Trabajo, desde 2008 la crisis económica global ha conducido a más de 30 millones de personas al paro, elevando el número de desempleos a 220 millones, de ellos los jóvenes representan un tercio. Este fenómeno tiende a aumentar a causa de la política de austeridad que está aplicando varios estados, agravando la situación.

Lo más preocupante es que las conquistas logradas por la Humanidad en la batalla contra la pobreza encara un inminente retroceso debido a las fluctuaciones del precio de alimentos y energía. El rápido aumento de la población mundial frente a una producción alimentaria estancada llevó a los precios de los alimentos a un nivel incontrolable. Mientras tanto, las calamidades naturales, las pocas variedades de árboles de frutos alimentarios, el uso ineficiente de la tierra cultivable y el agua, además de los conflictos prolongados en diferentes regiones, también son causas de la disminución del rendimiento de la producción agropecuaria. De acuerdo con un informe reciente de la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO), las demandas han superado en mucho a las ofertas, mientras las reservas experimentaron su más fuerte caída desde 1974. Si antes, las reservas alimentarias mundiales alcanzaban para 107 días, ahora llegan a 74 días. Al propio tiempo, el mundo encara una serie de problemas energéticos difíciles de resolver, con el agotamiento gradual de las abundantes reservas de petróleo, gas y carbón bajo suelo. El calculado afán del hombre por obtener beneficios también está empujando al mundo a una eventual nueva crisis energética. Los esfuerzos de EEUU y otros países occidentales para obligar a Irán a renunciar a su programa nuclear crean, de modo indirecto, una recomposición de fuerzas en el mercado petrolero mundial, desequilibrando la balanza demanda- oferta, pues los factores geopolíticos siempre desempeñan un papel sumamente importante.

El mundo necesita interacción en esta lucha. En el mensaje transmitido en ocasión del Día Internacional contra la Pobreza de este año, la ONU llamó a sacar partido de las oportunidades de la crisis económica mundial para una reforma integral. El mundo necesita trazar un nuevo rumbo que incentive la igualdad social y el crecimiento económico. Es imprescindible un consenso entre los gobiernos en torno a un marco de acción, para resolver la carencia alimentaria y energética en un futuro cercano. La ONU presentó 5 áreas en las que se deben concentrar fuerzas para mejorar, que consisten en acelerar los esfuerzos para la erradicación del hambre y la disminución de la pobreza en el mundo, suministrar asistencias para el desarrollo a los países más necesitados, eliminar lastres causados por las condiciones de préstamos, aumentar la responsabilidad y la transparencia, así como los compromisos sobre la sostenibilidad. Sin embargo, en el actual contexto mundial, parece inviables los objetivos planteados por la ONU. Se prevé que cada año, el mundo debe invertir unos 75 mil millones de dólares para librar esta ardua batalla, el 50% proveniente de los países desarrollados y el resto, a cargo del presupuesto de los países en vías de desarrollo. Hundidos en la crisis económica, numerosos países pugnan desesperadamente con el déficit fiscal y las descomunales deudas soberanas, lo cual les aparta de sus responsabilidades comunes en la lucha contra la miseria.

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Por otro lado, la falta de voluntad política de algunas potencias obstaculiza la acción coordinada entre los países. Este martes, Francia convocó a una reunión urgente del Foro de Respuesta Rápida, de los planificadores de políticas agrícolas mundiales para impedir una crisis alimentaria, creado recientemente por el Grupo de las 20 economías desarrolladas y emergentes, con el fin de anticipar medidas contra una presunta crisis alimentaria dentro de 4 años. Sin embargo, esta reunión se vislumbra imposible, pues EEUU, país que asume la presidencia del Foro no aprueba la iniciativa por estimarla inecesaria.

Se prevé que la población mundial ascenderá de los actuales siete mil millones a nueve mil millones de habitantes en 2014. Hasta el 2030, el mundo necesitará por lo menos un 50%  más de alimentos y un 45% adicional de energía, considerando las actuales demandas, mientras las condiciones ambientales está deteriorando las fuentes naturales de oferta, lo que significará hambre para unos 3 mil millones de personas. El problema del hambre y la pobreza solo serán resueltos con la interacción de todos los países. El fin de la batalla contra la miseria ve muy lejos aún.

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