(VOVworld) - El presidente chino Xi Jinping sostendrá este viernes un encuentro con su homólogo estadounidense, Barack Obama en Washington DC. En varias ruedas de prensa realizadas a causa de este acontecimiento, las dos partes abogaron porque esta cumbre informal refuerce la comprensión y la confianza entre ambos países para reducir las diferencias y consolidar la cooperación bilateral en un ambiente de competencia sana, por la paz y la estabilidad del mundo.
Con un Producto Interior Bruto que representa un tercio del mundial y un volumen del intercambio comercial que, según pronósticos superaría los 500 mil millones de dólares en 2013, cada alteración económica o financiera de Estados Unidos o China, por pequeña que sea, suponen un gran impacto en su territorio y en la economía mundial. Por otra parte, en su condición de miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, Estados Unidos y China desempeñan un papel importante en en el equilibrio de las relaciones internacionales. El consenso entre estas dos primeras potencias es relevante a la hora de encontrar soluciones integrales a los focos candentes de la actualidad mundial. China y Estados Unidos son además dos países gigantes, motores del desarrollo mundial, por eso los lazos entre Beijing y Washington juegan un papel central en la definición de los movimientos políticos y económicos de la región de Asia Pacífico e influyen en el futuro mundial. No es exagerado decir que estos nexos cobran importancia de escala mundial, superando sus ámbitos respectivos. A consecuencia de ello el fortalecimiento de la cooperación entre ambas partes siempre atrae la atención de la opinión pública.
Los presidentes, Xi Jinping de China, y Brarack Obama, de Estados Unidos
durante una reunión en la Casa Blanca en febrero de 2012
En realidad, estos vínculos han experimentado altibajos en los últimos tiempos debido al fuerte desarrollo de China y a la estrategia estadounidense de trasladar el eje de seguridad del Oeste al Este. La competencia y la contención de ambos países han creado un torbellino geopolítico y de seguridad en Asia Pacífico, agitando varios puntos candentes en la región, y al tiempo, generan una concurrencia de demostraciones de fuerza y poderíos militares de varios países en la región. Mientras Washington despliega activamente su política de reequilibrio y aumento de influencia en Asia- Pacífico, Beijing, busca reforzar su presencia en América Latina y en el Caribe, tradicionalmente considerado territorio del mercado de Estados Unidos. Esto tiene su más directo reflejo en la gira de Xi Jinping por Trinidad y Tobago, Costa Rica y Mexico, previa a su visita a Estados Unidos. La gira se efectuó pocos días después de la reunión entre Barack Obama y el presidente birmano U Thein Sein, dirigente de una nación con una profunda influencia de Beijing. Tras el viaje a los 3 países de América Latina y el Caribe, el gigante asiático demuestra su disponibilidad para ampliar sus relaciones con los países pequeños al lado de la potencia norteamericana. Es interesante saber que la visita del mandatario chino a Trinidad y Tobago se efectuó solo unos días después de que el vicepresidente estadounidense Joe Biden recibiera la bienvenida en Puerto España.
La seguridad informática constituye también un tema polémico en cuanto a las relaciones China - Estados Unidos. No es casualidad que el pasado 5 de junio el Director del Centro Nacional de Respuesta rápida frente a los problemas de la red de ordenadores de China, Huang Chungping, informara de que Beijing posee un cúmulo grande de datos que reflejan los ataques informáticos de Estados Unidos contra el país asiático. Se estima que esta es una respuesta a las acusaciones de principios de mayo del Pentágono. El Departamento de Defensa de Estados Unidos publicó el mes pasado el informe anual sobre desarrollo militar y seguridad en relación a China 2013, anunciando su primera acusación oficial a los ciberataques de los hackers procedentes de China. En el escrito enviado al Congreso estadounidense, el Pentágono atribuyó los robos de datos de sistemas informáticos producidos en el mundo en 2012, incluidos los del gobierno norteamericano, a la administración y al ejército de China. Los problemas tradicionales en torno a este tema levantan una barrera que obstaculiza la buena marcha de la relación entre estas dos potencias. Y según lo previsto, este es uno de los temas que se tratará en el encuentro de este 7 de junio en Washington.
Por todas estas razones, la reunión entre los dos líderes se reviste de un significado de suma importancia. Algunos analistas estiman que será un diálogo franco entre Barack Obama y Xi Jinping acerca de varias cuestiones de interés común, como los problemas pendientes en las relaciones bilaterales como la seguridad informática, el desequilibrio comercial, la tasa de cambio del yuán chino, los asuntos regionales más candentes sobre seguridad naval en el Mar del Este y el Mar de Huatung, y la situación en la península coreana. Dos jornadas que se convierten en un tiempo valioso para que ambos dirigentes fomenten sus relaciones personales y cumplan su agenda de trabajo. Xi Jinping mostrará la imagen de un nuevo dirigente chino de su confianza y con una fuerte postura para conformar la relación equitativa con Estados Unidos en un contexto en el que Beijing acomete una política diplomática integral con todos los paises y regiones. Mientras tanto, Washington aprovechará la ocasión para conocer mejor a quien toma las riendas del gigante asiático desde ahora y posiblemente hasta dentro de mucho tiempo, y a la vez tranquilizar a sus aliados en Asia Pacífico sobre un futuro de paz y estabilidad garantizada mediante la mejora de los vínculos entre Estados Unidos y China, uno de los ejes de relaciones principales en el tablero de ajedrez mundial del siglo XXI.