(VOVWORLD) - Según medios de prensa internacionales Turquía confirmó el 12 de junio la compra de sistemas de defensa aérea S-400 de Rusia desafiando las presiones de Estados Unidos. Seguramente, el hecho llevará a un callejón sin salida las relaciones entre Ankara y Washington, en deterioro desde hace meses, y numerosos proyectos de cooperación bilateral podrían congelarse indefinidamente.
El sistema antiaéreo ruso S-400 (Foto: TASS) |
El contrato de adquisición de cuatro misiles antiaéreos S-400 estimados en dos mil 500 millones de dólares fue firmado por Rusia y Turquía en 2017. Según el documento, la entrega de los mismos se realizaría en el presente año.
Después de anunciar la compra, Ankara abogó por que los suministros se efectúen el próximo mes de julio.
Grandes presiones de Washington
Desde que reveló su intención de comprar sistemas rusos, Turquía encaraba grandes presiones por parte de Estados Unidos. Washington hizo advertencias y no ocultó su tentativa de frustrar dicho plan. Un ejemplo de ello es que el pasado 10 de junio, el Congreso norteamericano aprobó una resolución instando al gobierno del presidente Donald Trump a aplicar sanciones contra Turquía, y al mismo tiempo llamó a Ankara a abandonar su referido plan. El texto critica este negocio, alegando que amenaza la alianza entre los dos países y debilita la Organización del Tratado de Atlántico Norte (OTAN). Dos días antes, la vicesecretaria de Defensa norteamericana Ellen Lord advirtió que los pilotos turcos podrán ser excluidos de los cursos de entrenamiento con aviones de combate F-35 en Estados Unidos y que se cancelarían los acuerdos que permiten la licitación de compañías turcas en la producción del referido aparato. Además, dejó claro que el puesto de Turquía en ese programa podrá ser sustituido por otro país en 2020.
Sin lugar a dudas, este será un gran golpazo para Ankara que había propuesto comprar más de 100 aviones de ese tipo por valor de cerca de nueve mil millones de dólares. Empresas turcas fabrican unas 937 piezas del F-35, principalmente para el equipo de aterrizaje y la parte central del aparato. La eminente exclusión del referido programa será fatal para las relaciones entre estos aliados.
De acuerdo con expertos, además del riesgo de enfrentar sanciones de Estados Unidos, Turquía puede ser excluida de las reuniones y los encuentros militares importantes de la OTAN bajo el pretexto de garantizar la seguridad informática. El pasado 3 de abril, el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, advirtió que Ankara puede perder su membresía de la OTAN si seguía con su intención de comprar los S-400 de Rusia.
Mientras, el presidente Donald Trump anunció el 16 de mayo el fin del acuerdo de preferencias comerciales con Turquía, que ya no es un país en desarrollo, alegó. Esta decisión significa el punto final de las preferencias arancelarias de algunos productos turcos en el mercado norteamericano.
La razón por la cual Washington busca todas las maneras para impedir el negocio es que el sistema de defensa S-400 reúne todas las condiciones para detectar y aniquilar los aviones furtivos más modernos de Estados Unidos, incluido el F-35.
Por otra parte, lo que más preocupa a la primera potencia mundial, es que al decidir comprar los S-400, Turquía declaró que lo usará para establecer su propio escudo antimisiles y no tendrán nada que ver con su sincronización con el sistema de defensa común de la OTAN.
Indetenible voluntad de Ankara
A pesar de las presiones de Washington, nunca las autoridades turcas mostraron vacilación en la compra de sistemas antiaéreos rusos. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, reiteró en varias ocasiones la determinación de su país de poseer esos misiles a fin de garantizar el espacio aéreo nacional. Según el mandatario, eso implicaría también la seguridad de las fronteras de la OTAN y la Unión Europea (UE). Consideró injustas e inaceptables las críticas a la política diplomática de Turquía.
Erdogan también dijo que después de consultar varios sistemas de defensa, su país logró concretar el acuerdo de compra con Rusia justamente en el momento en que necesita completar sus equipos militares en medio de los crecientes riesgos de seguridad en las zonas fronterizas mientras no recibe apoyo de aliados.
Las relaciones Estados Unidos-Turquía se han deteriorado mucho en los últimos años, a causa de las contradicciones en torno al tema de Siria, las sanciones contra Irán y la detención de un funcionario del Consulado norteamericano en la nación euroasiática. Sin embargo, la adquisición de los S-400 rusos impactaría más en el futuro de sus vínculos.