(VOVWORLD) - En los últimos días, el mundo ha seguido de cerca todos los acontecimientos políticos y de seguridad en Sudán, donde se están produciendo enfrentamientos entre el ejército y la organización paramilitar Rapid Support Forces (RSF). Hasta este momento, han muerto en esas escaramuzas casi 100 personas, incluido el personal de la ONU. De tal manera, se están realizando esfuerzos diplomáticos para pedir a las partes concernidas que ejerzan moderación y busquen oportunidades de diálogo para estabilizar la situación.
La tensión latente durante meses en Sudán llegó a su clímax el pasado 15 de abril con violentos enfrentamientos entre el ejército y las RSF en muchos lugares del país, incluida la capital, Jartum. Las RSF informaron tener el control total del Palacio Presidencial, la residencia del jefe de Estado Mayor del Ejército nacional, así como los aeródromos. Por su parte, las fuerzas militares sudanesas negaron tal información de RSF. De hecho, lo que realmente sucede sobre el terreno en Sudán aún no está claro.
Humo negro se eleva después de los enfrentamientos en la capital Jartum, de Sudán, el 15 de abril. (Foto: AP) |
Orígenes de la guerra civil de Sudán
Los enfrentamientos actuales tienen su génesis en los desacuerdos entre las facciones gobernantes en el país norteafricano. Una vez aliados en un golpe de estado para tomar el poder en 2019, el ejército sudanés y las RSF en Sudán ahora se disparan entre sí en una lucha por la influencia.
El ejército sudanés es leal al general Abdel Fattah al-Burhan, mientras que las RSF están dirigidas por el general Hemetti. En la administración militar establecida después del golpe de estado en 2019, el general Al-Burhan desempeñó el papel de liderazgo, mientras que el general Hemetti se desempeñó como su subordinado. Sin embargo, han surgido discrepancias entre las dos partes durante los últimos tiempos con respecto al plan de fusionar las RSF con el ejército regular sudanés. Las RSF pretenden que el proceso de fusión tome 10 años, mientras los militares quieren que tome dos años.
Las fuerzas RSF se formaron en 2003 bajo la dirección del ex presidente Al-Bashir, como un precursor de varias milicias. Para 2017, Al-Bashir puso a las RSF bajo el control del Ejército sudanés, pero con un estatus que permitía conservar su autonomía. En efecto, la anexión de las RSF al Ejército es parte de un acuerdo para retornar a un Sudán bajo control del gobierno civil, iniciativa patrocinada por Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos, las Naciones Unidas y Estados Unidos, a finales del año pasado.
Recientemente, también ha surgido un nuevo conflicto entre las dos partes, con respecto a la selección del liderazgo de las fuerzas armadas conjuntas de Sudán durante el período de fusión.
Mientras el Ejército desea que la dirigencia incluya miembros de las fuerzas armadas, las RSF requieren que esté bajo un presidente civil. La diferencia en cuanto a los puntos de vista entre las dos fuerzas armadas en Sudán ha llevado al aplazamiento de la firma de un acuerdo final respaldado internacionalmente. Este pacto, previsto para suscribirse el 6 de abril, regula la transición a la democracia en Sudán.
El aplazamiento indefinido de la rúbrica del acuerdo político final se considera una “última gota” que llevó a su punto álgido el conflicto entre las fuerzas del Ejército sudanés y las RSF.
Esfuerzos internacionales por diluir tensiones
De vuelta a las tensiones actuales, la situación en Sudán genera preocupación en la región, así como en la comunidad internacional. Los países vecinos, Egipto y la República de Chad, han cerrado sus fronteras con Sudán, mientras que las aerolíneas de Egipto, Arabia Saudita y Qatar también han suspendido los vuelos al territorio nor-africano.
La Unión Africana (UA), la Liga Árabe (AL), la Agencia Intergubernamental para el Desarrollo (IGAD), de la que Sudán es miembro, y la comunidad internacional, han condenado a los conflictos violentos y han llamado a las partes en pugna a encontrar una solución a la crisis actual.
Entre los acontecimientos más recientes, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas se reunió el 17 de abril en Nueva York, Estados Unidos, para debatir la situación en Sudán. También se llevaron a cabo varias reuniones de emergencia, junto a llamamientos lanzados a las partes en conflicto a regresar a la mesa de negociaciones con el fin de reducir las diferencias y desacuerdos, especialmente sobre la fusión de las RSF en el ejército sudanés. Hasta el momento, el único avance logrado fue que ambas partes acordaron abrir un corredor humanitario para emergencias con tres horas al día, a petición de las Naciones Unidas. Sin embargo, este acuerdo sigue siendo muy frágil ya que ambas partes insisten en tomar represalias si la otra parte lo viola.
En Etiopía, el Consejo de Seguridad y Paz de la Unión Africana (UA) celebró una reunión de emergencia el 16 de abril, en la que pidió a todas las partes en Sudán ejercer la moderación y regresar a la mesa de diálogo. Este órgano emitió un comunicado expresando su oposición a cualquier intervención externa, que podría complicar aún más la situación en este territorio. El mismo día se llevó a cabo una reunión de emergencia de la Liga Árabe, instando a todas las partes a cesar de inmediato los enfrentamientos armados para proteger a los civiles, la integridad territorial y la soberanía de Sudán. Varios países también han expresado su voluntad de ser mediadores, pero hasta ahora no hay señales de que el conflicto termine pronto.
En definitiva, estos nuevos conflictos hacen que el panorama político en Sudán, que a menudo es inestable, especialmente después del golpe de 2019, ahora sea aún más confuso.