(VOVworld) - La quema de ejemplares del Corán en la base militar estadounidense de Bagram en Afganistán no solo provocó una tormenta en las relaciones EEUU- Afganistán, sino además desventajas para las administraciones de Washington y Kabul en el actual momento, calificado de muy sensible.
Manifestaciones se desatan en todo el territorio afgano contra la quema del Corán
Inmediatamente después de ser divulgada la información sobre el hallazgo de ejemplares del Libro Sagrado de los musulmanes medio quemados en los desechos de la base militar de Bagram, la mayor de EEUU en Afganistán, el 21 de febrero, se desataron manifestaciones de más de 2 mil locales en las afueras de ese enclave. A una semana del hecho, las olas de protestas siguen expandiéndose entre las poblaciones afganas, incluso con actos violentos, pese a las disculpas del presidente de EEUU, Barack Obama, y del comandante de las tropas armadas de ese país en Afganistán, general John Allen, quienes alegaron que se trataba de un “accidente”, y aseguraron que este caso no refleja el criterio ni la actitud del Ejército norteamericano hacia las prácticas religiosas del pueblo afgano. Paralelo a las manifestaciones, se registran ataques contra bases militares y las tropas norteamericanas y aliadas de la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN) en Afganistán, entre ellos destacan los que cobraron la vida de dos asesores militares de EEUU. Los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y la multitud irritada han dejado un saldo de decenas de muertos. La ola de furia se extiende hasta el vecino país, cuando el pasado 24 de febrero, en la capital Islamabad y otras grandes ciudades como Karachi y la tierra santa de Multan en el centro de Pakistán, cientos de prelados y activistas de postura radical marcharon en repudio a la quema del Corán.
Las protestas se convierten en actos violentos en represalia por tal insulto
Esta no es la primera quema del Corán. Aún se recuerda un acto similar contra el libro sagrado de los musulmanes ocurrido en abril de 2011, cuando el cura Wayne Sapp carbonizó un ejemplar del Corán en una iglesia ubicada en el estado de Florida, EEUU. Ese hecho prendió la llama de enfurecimiento del mundo islámico hacia EEUU, y esta vez, la quema por “inadvertencia” del Corán detonó también en actos violentos e incitó la ideología antiimperialista en Afganistán, arriesgando la seguridad de las fuerzas armadas extranjeras en esta nación surasiática y excavando aún más las contradicciones entre EEUU y los países árabes.
Por otro lado, este caso sucedió justamente en el delicado momento en que Washington redobla sus esfuerzos para estabilizar la situación en Afganistán antes del repliegue de sus tropas de este país en 2014, como está previsto, y en vísperas de las reñidas elecciones presidenciales de EEUU, lo cual coloca al líder de las tropas de la coalición atlántica ante nuevas dificultades. Mientras EEUU necesita el reforzamiento de las actividades de la OTAN para una pronta estabilización de la situación, Alemania- tercer país con mayor número de soldados en las tropas aliadas acantonadas en Afganistán tras EEUU y Reino Unido, retiró el 23 de febrero a sus efectivos de un enclave militar en Taluqan, luego de una manifestación pacífica de unos 300 afganos en sus alrededores. Se prevé el repliegue de los últimos soldados alemanes de esta base antes del cierre de marzo. El 25 de este mes, la Fuerza Internacional
de Asistencia para la Seguridad (ISAF, en inglés) también retiró a todo su personal de los organismos ministeriales en Kabul y en las zonas adyacentes, tras la muerte de dos asesores militares norteamericanos en el Ministerio del Interior de Afganistán, para garantizar la seguridad de sus fuerzas.
La excusa de Barack Obama a los afganos le causa ciertas desventajas electorales
En EEUU, el caso ha sido aprovechado por el Partido republicano para bajar el prestigio de Barack Obama ante las cercanas carreras electorales. El 25 de este mes, la Casa Blanca debió presentar su rendición de cuentas ante la crítica del precandidato presidencial republicano Newt Gingrich, quien acusó al mandatario Barack Obama de someter a EEUU a una “rendición” ante Afganistán por haber pedido perdón a los afganos el día en que murieron dos soldados norteamericanos en manos de un colega afgano, que volvió sus armas contra ellos en aparente represalia por la quema del Corán. Mientras en Afganistán, la situación tiende a salirse de control, puesto que las fuerzas insurgentes del Talibán tomaron este hecho como un pretexto para incitar protestas, ataques y asesinatos contra los soldados foráneos.
Han transcurrido más de 10 años desde que EEUU y la OTAN derrocaron a los talibanes. Sin embargo, durante este tiempo, la seguridad en Afganistán aún no se ha recuperado y el pueblo afgano no disfruta ni siquiera de un día de estabilidad. Las latentes dudas y la rivalidad entre los afganos y las fuerzas militares extranjeras en esta nación islámica, que nunca habían sido eliminadas, rebrotan de nuevo después de este incidente. El problema de la seguridad para Afganistán, de por sí peliagudo, enfrenta el riesgo de ser incontrolable./.