(VOVWORLD) - La segunda cumbre entre Estados Unidos y Corea del Norte concluyó a finales de la semana pasada en Hanói. Aunque no se llegó a ningún acuerdo, numerosos observadores internacionales valoraron que la reunión fue muy significativa, ya que ambas partes acercaron sus posturas y sentaron las bases para las futuras conversaciones nucleares de la península coreana.
El presidente estadounidense, Donald Trump (segundo a la izquierda) y el líder norcoreano, Kim Jong-un (segundo a la derecha) en una reunión ampliada en la segunda jornada laboral en el marco de la segunda cumbre en Hanói, el 28 de febrero de 2019 (Foto: AFP/VNA) |
El segundo encuentro cara a cara entre el presidente estadounidense, Donald Trump, y el líder norcoreano, Kim Jong-un, terminó el 28 de febrero sin acuerdo alguno. Sin embargo, desde la perspectiva de los observadores, esa cita ayudó a aliviar las tensiones y allanar el camino para los próximos diálogos.
Muchas razones para ser optimista
Justo antes de que se celebrara la segunda cumbre entre Estados Unidos y Corea del Norte en Hanói, muchas personas predijeron que sería difícil lograr un gran avance en la ocasión porque la desnuclearización de la península coreana es un problema que había persistido durante décadas. Por lo tanto, el hecho de que los dos líderes no consiguieron en esa reunión una Declaración conjunta no fue un paso atrás. Todo lo contrario, pues si se realizan análisis exhaustivos, hay muchas razones para ser optimistas con su resultado.
Primero, está claro que las dos partes han logrado lo que necesitan. El líder norcoreano, Kim Jong-un, aseguró al presidente estadounidense, Donald Trump, que no habrían más pruebas nucleares ni de misiles en el futuro. Por su parte, el mandatario norteamericano se comprometió a no endurecer más las sanciones y detener los ejercicios militares con Seúl. En un comunicado publicado el 2 de marzo, dos días después de la cita magna, el Ministerio de Defensa de Corea del Sur y su par de Estados Unidos anunciaron ajustar sus maniobras conjuntas con el deseo de atenuar las tensiones y apoyar los esfuerzos diplomáticos para lograr una desnuclearización completa en la península coreana. Obviamente, es un paso positivo porque los ejercicios conjuntos de Washington y Seúl siempre han enfurecido a Pyongyang porque considera esta actividad como los preparativos para una invasión a su territorio.
Otro punto de interés es que la pasada cumbre se efectuó en un ambiente amistoso y con respeto mutuo. Aunque no alcanzaron ningún acuerdo, las dos partes afirmaron su disposición de seguir dialogando. Esto muestra que la desnuclearización en la península de Corea es un asunto importante y ambos lados necesitan más tiempo. De hecho, en los últimos 20 años, cuatro generaciones de presidentes de Estados Unidos dejaron estas negociaciones en punto muerto. Por lo tanto, sería muy poco realista poner demasiadas esperanzas en un avance inmediato en la última cita magna, dado el hecho de que las dos partes empezaron sus conversaciones de alto nivel solo hace ocho meses, desde la primera cumbre en Singapur en junio de 2018.
Otra razón para el optimismo es que después de la cita en Hanói, tanto Washington como Pyongyang dejaron la puerta abierta a las negociaciones en el futuro. Kim Jong-un anunció que volverá a reunirse con Trump, agradeció sus esfuerzos en dicha ronda de conversaciones y afirmó que los diálogos se habían desarrollado satisfactoriamente. Mientras, Trump dijo que Washington quiere más encuentros con Pyongyang en un futuro cercano.
Esperanza en resultados positivos
La confianza es extremadamente importante en cualquier negociación, ya que decide su éxito o su fracaso. El hecho de que los líderes de Estados Unidos y Corea del Norte acordaron reunirse de nuevo para resolver el problema de la desnuclearización y se prestaron un respeto mutuo es la base para otras reuniones bilaterales en los próximos tiempos. El camino por recorrer será difícil, pero si ambas partes mantienen su esperanza y están activos en acercar posturas, serán plenamente capaces de llegar a un acuerdo en un futuro no muy lejano.