(VOVWORLD) - Después del bombardeo norteamericano contra un avión de combate de Siria, la coalición internacional liderada por Estados Unidos contra el autodenominado Estado Islámico (EI) derribó este 20 de junio un dron operado por las fuerzas que respaldan al gobierno sirio. Esos incidentes han agravado la crisis en el país del Oriente Medio. ¿La cooperación entre Moscú y Washington en tal asunto es aún un interrogante?
La aeronave militar siria fue abatida por atacar a las Fuerzas Democráticas Sirias, apoyadas por Estados Unidos, declaró este último al justificar su ataque con el derecho a defender a sus aliados. Mientras, Siria aseguró que su avión no tripulado se estaba enfrentando a los yihadistas del EI. Las diferencias entre ambas naciones aún no llegan al término ya que los conflictos sirios desde su inicio siempre se ven intervenidos por las partes relacionadas, lideradas por Rusia y Estados Unidos cuando estas dos potencias mundiales emitieron unas declaraciones contundentes al respecto.
Fuerzas aéreas de Estados Unidos preparan ataques contra el Estado Islámico en Siria (Foto: Internet)
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Escalada de tensiones
Damasco criticó la acción de Washington, considerándola como una “flagrante agresión” por la cual lo acusó de apoyar a las fuerzas rebeldes contra la administración de Al-Assad. Mientras, Moscú calificó el hecho de la coalición internacional como un acto de cómplice con los terroristas. Por un lado, el gobierno de Putin declaró interrumpir la colaboración con Trump en el marco del memorando sobre Siria firmado por los titulares de Defensa de ambas partes. Por otro, insistió en que cualquier aeronave, incluyendo aviones y drones de la coalición internacional será registrada por las fuerzas antiaéreas rusas y tratada como blanco. Moscú realizó su mayor despliegue naval para llevar cohetes en sus buques submarinos, disponiéndose a atacar a cualquier objetivo. Ante la advertencia rusa, el Pentágono trasladó sus aviones de combate a otros lugares para evitar los posibles ataques rusos. Al mismo tiempo, Estados Unidos reafirmó que sigue respaldando a la oposición siria en la lucha antiterrorista.
Ante dichas declaraciones, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, António Gueterres, expresó su esperanza de que los enfrentamientos aéreos entre las dos potencias mundiales en el cielo sirio no causen la escalada de tensiones en ese territorio. Al intervenir en una conferencia de prensa, Gueterres urgió a la responsabilidad de las partes relacionadas de aliviar “el calor” de la crisis siria.
Mensajes evidentes
Desde que el presidente estadounidense, Donald Trumpo, tomara el poder, se trata de la cuarta vez que Washington interviene militarmente para resolver el problema sirio. Esto posibilita que ese país nunca abandone su intención contra una Siria regida por el presidente Bashar Al-Assad o prosiga lograr la paz bajo la condición previa de que este líder renuncie a su cargo. Mientras, Rusia continúa su respaldo a ese régimen y evidencia su papel en la cuestión relativa a los bombardeos lanzados desde finales de 2015.
Moscú y Washington cooperaron en repetidas ocasiones en busca de la respuesta a la crisis prolongada de Siria. Ambas naciones acordaron establecer una línea urgente para informar mutuamente sobre las actividades aéreas sirias en aras de evitar las posibles colisiones. Pero, la opinión pública aún duda de la eficiencia de ese proyecto. A principios del 2017, Estados Unidos arrojó 59 misiles Tomahawk contra una base del Ejército sirio para justificar que el país árabe “usara armas químicas contra los civiles”. Según analistas militares, esos cohetes pasaron por la zona de defensa aérea rusa pero no hay ninguna prueba de que Moscú identificara ese acto. El último enfrentamiento entre la coalición internacional y Siria ocurrió pese a que el sistema de advertencia entre Rusia y Estados Unidos ya está instalado, lo cual hace sospechar a la opinión pública acerca de la eficiencia de la cooperación bilateral.
Las partes vinculadas buscan reducir las tensiones en el Medio Oriente con el contexto de que una nueva ronda de negociaciones sobre la paz en Siria se desarrollará el próximo 10 de julio en Astaná (capital de Kazajistán). Se espera que Moscú y Washington respeten la postura del gobierno de Al-Assad en la mesa de conversaciones para ayudarle a resolver la crisis en su país. En caso contrario, el camino hacia la paz en Siria aún está lejos.