(VOVWORLD) - Las relaciones tirantes entre Estados Unidos y la República Popular Democrática de Corea se han tensado más después de los ensayos de misiles balísticos intercontinentales (ICBM, por sus siglas en inglés), de Pyongyang a finales de julio pasado. ¿Cuál debe ser la solución para la cuestión de Corea del Norte, cuando las actuales sanciones y el bloqueo no parecen ser instrumentos muy eficientes de Washington como para obligarle a abandonar su ambición nuclear?
Norcoreanos viendo noticias de un lanzamiento de misiles del país en Pyongyang, el 29 de julio de 2017. (Foto: AP) |
El Departamento de Defensa de Estados Unidos anunció sobre el lanzamiento de un misil balístico intercontinental Minuteman III, este miércoles, desde la base ubicada a unos 20 kilómetros al noroeste de la ciudad de Lompoc, en el estado de California. El ensayo, el cuarto de este tipo en el presente año y el segundo en la semana del ejército norteamericano, tuvo como finalidad comprobar la efectividad, precisión y disposición combativa del arsenal estratégico del país. El hecho ocurrió solo pocos días después del exitoso lanzamiento por parte de Corea del Norte de su misil ICBM Hwasong-14 hacia aguas japonesas.
Cuando se agota la paciencia de Estados Unidos
El Minuteman III forma parte del trío de disuasión nuclear del imperio estadounidense, al lado de los cohetes Trident III para los submarinos de la clase Ohio y otras armas nucleares para los aviones estratégicos. Ese tipo de ICBM, de un alcance de unos 13 mil kilómetros, porta una ojiva W87, con una producción estimada en 475 kilotones al máximo, o sea 31 veces más que la de la bomba atómica arrojada sobre la ciudad nipona de Hiroshima en 1945 después de la segunda Guerra Mundial. Analistas valoraron que su lanzamiento representa una clara disuasión de Estados Unidos ante las últimas acciones desestabilizadoras de Pyongyang en la región y la infructuosa política diplomática al respecto.
Paralelamente con este ensayo, las duras declaraciones del congresista Lindsey Graham, un halcón en materia de política exterior, también han empeorado el ambiente. En el programa televisivo “Today Show” de la cadena NBC el pasado 1 de agosto, el senador republicano afirmó que el presidente Donald Trump le comunicó que estaba dispuesto a ir a la guerra para destruir a Corea del Norte antes que permitirle desarrollar un misil de largo alcance con carga nuclear. Graham también advirtió que si la diplomacia, y en particular la presión de la vecina China, no logra detener el programa norcoreano, Estados Unidos no tendrá más opción que una acción militar devastadora.
En tanto, el comandante de las Fuerzas Aéreas del Pacífico de ese país, general Terrence J.O’Shaughnessy, aseguró que este cuerpo siempre está dispuesto a una respuesta rápida una vez que reciba la orden, ya que según él, “Corea del Norte sigue siendo la amenaza más acuciante para la estabilidad regional”.
El vicepresidente Mike Pence también declaró que se acabó la etapa de paciencia estratégica y que el mandatario estadounidense liderará la alianza internacional en el aumento de las presiones económicas y diplomáticas sobre Pyongyang para que cese su programa de armas nucleares y misiles balísticos.
Mientras que Washington busca presionar a Corea del Norte, su vecina China siempre articula opiniones diferentes. Frente a la petición de Donald Trump de que Beijing contenga a Pyongyang, el gigante asiático siempre insiste en el diálogo como la única vía para solucionar el asunto. Reaccionando a la última prueba balística norcoreana, China criticó que el país de Kim Jong-un violó las resoluciones pertinentes del Consejo de Seguridad de la ONU, actitud calificada por la Casa Blanca de “ineficiente” e “irresuelta”. Washington advirtió que si Beijing continúa con los brazos cruzados ante las provocaciones de Pyongyang, le dará a este último una respuesta contundente.
Bloqueo y sanciones: ¿herramientas eficientes?
En los últimos tiempos, las potencias mundiales, entre ellos Estados Unidos, han mostrado sus esfuerzos para frenar el programa nuclear de Corea del Norte a través de las medidas de castigo apoyadas por las Naciones Unidas, sin embargo, al parecer, su frustración hace que vaya perdiendo su paciencia.
Desde que Donald Trump tomara el poder, su gobierno impulsa sanciones contra Corea del Norte, incluido el bloqueo adoptado la semana anterior después de los disparos de misiles balísticos continentales por parte de Pyongyang, los pasados 4 y 28 de julio. Washington abrigaba la esperanza de cooperar con Beijing para ampliar el embargo internacional contra el territorio norcoreano, pero en realidad, China no mostró su disposición ni capacidad. En los primeros seis meses del presente año, la venta externa del gigante asiático a Corea del Norte aumentó en un 20 por ciento. Mientras, parece que las sanciones no ejercen mucho impacto en la República Popular Democrática de Corea, y una muestra de ello es el incremento del 3,9 por ciento de su Producto Interno Bruto en el mismo lapso respecto al 2016.
Se puede ver que los intereses y cálculos estratégicos de las partes relacionadas siguen pidiendo el hallazgo de una solución satisfactoria al problema nuclear norcoreano hasta la fecha.