La crisis migratoria sembró sigilosamente la discrepancia en el seno de la Unión Europea hace mucho tiempo y fue una de las causas de la salida del Reino Unido del bloque, dejando severas consecuencias políticas y económicas.

Desde que se produjo ese fenómeno, Europa continúa buscando desesperadamente lograr el consenso común para resolverlo. Mientras que no se vislumbra una solución más óptima, centenares de refugiados de Libia y Siria siguen atravesando diariamente el mar Mediterráneo para entrar en el Viejo Continente, arriesgando su vida.

Inmigrantes en la frontera de Serbia (Foto de ilustración: AFP/VNA)

Dificultosos pasos en busca de un arreglo para la crisis migratoria

El presidente francés, Emmanuel Macron, se reunió el pasado 19 de junio con la canciller alemana, Angela Merkel, con vistas a impulsar los esfuerzos europeos por resolver este problema y consensuar una medida paneuropea admisible.

Sin embargo, ese desafío se expandió por todo el continente luego de que Italia y Malta impidieran la entrada del barco francés Aquarius con más de 600 inmigrantes a bordo en sus puertos, y advirtieran de que no autorizarán el desembarco de los buques extranjeros de rescate en esa zona. Esta reacción obstaculiza alcanzar un acuerdo común al respecto.

Entretanto, el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, defiende el enfoque antiinmigración y el escepticismo europeo. Durante un encuentro con Angela Merkel, el 18 del corriente mes, Conte insistió en la reforma del Reglamento de Dublín para obtener el respeto efectivo del principio de la justa repartición de responsabilidades y establecer sistemas de reubicación automática de los inmigrantes con derecho al asilo. Ese punto de vista afronta críticas del Gobierno francés, lo cual podría deteriorar sus relaciones como países.

Mientras, París trató de convencer a Berlín a aumentar el respaldo financiero a la Agencia Europea para la Gestión de la Cooperación Operativa en las Fronteras Exteriores de los Estados miembros de la UE (Frontex) a fin de incentivar la construcción de centros para los refugiados en África. No obstante, la canciller alemana Merkel mantiene el desacuerdo con el ministro del Interior y líder de la Unión Social Cristiana, Horst Seehofer, por la crisis migratoria. Mientras que Seehofer exigió que se controle y se mande de vuelta a todos los refugiados o inmigrantes que lleguen a Alemania después de haber sido registrados con huellas digitales en otro país europeo, Merkel no está dispuesta a aplicar estas medidas unilaterales cuando anteriormente ella pidió la solidaridad al resto de Europa. Ese hecho podría amenazar la unificación en el gobierno de coalición alemán formado por la Unión Democrática Cristiana, la Unión Social Cristiana de Baviera y el Partido Socialdemócrata. Además, esa funcionara apoyó la propuesta de su par francés, Emmanuel Macron, sobre la creación de un fondo en favor a las naciones europeas necesitadas en materia de ciencias, tecnología y renovación. Sin embargo, ambos países aún no han fijado una cifra concreta.

Crisis migratoria sigue siendo polémica

Durante cerca de los últimos tres años desde que la crisis migratoria explotara en el Viejo Continente, los países de la UE han realizado numerosas negociaciones en busca de una medida común, pero ese tema sigue en estancamiento a causa de las disputas en torno a la repartición de los inmigrantes. El rechazo por Italia y Malta de la entrada de más de 600 refugiados continúa dificultando los esfuerzos hacia la solidaridad europea. La opinión pública duda de que los diferendos internos sean resueltos en la próxima Cumbre continental a celebrarse a finales del presente mes. Esto dependerá de la decisión de las potencias como Francia, Alemania e Italia a fin de llegar a un acuerdo europeo común al respecto.