(VOVWORLD) - En medio de las tensiones persistentes en la península coreana, la República Popular Democrática de Corea ha realizado el séptimo lanzamiento de misil balístico desde principios de 2017. Mientras lo que más preocupa a los agentes de seguridad de Estados Unidos y Corea del Sur y a los analistas políticos en la actualidad es investigar la intención oculta de Pyongyang tras una serie de pruebas con cohetes que han desafiado las sanciones internacionales.
El último lanzamiento se llevó a cabo a 100 kilómetros de la capital norcoreana. Después de 700 kilómetros de viaje, el misil cayó en las aguas orientales entre Corea y Japón. Pyongyang ha realizado dicha acción por vigésima vez desde 2012, año en que asumió el poder el vigente líder del país, Kim Jong-un.
Descifran la cuestión de misiles norcoreanos
Tras el incidente, Corea del Sur ha declarado que es “acto peligroso” que amenaza la paz en la región y el resto del mundo. Por su parte, Estados Unidos convocó a sus aliados en la zona para debatir nuevas medidas de sanción contra la República Popular Democrática de Corea. Como de costumbre, Washington y Seúl instaron a la ONU y a la comunidad internacional a presionar a Pyongyang para que anule su programa nuclear y cese las pruebas con cohetes. En tanto, Corea del Sur ordenó a su ejército incrementar la disposición de combate a la vez que Estados Unidos ha desplegado buques y destructores con la última tecnología militar en la región, agravando la situación en la península coreana.
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La opinión pública cuestiona el porqué Pyongyang insiste en sus ensayos con misiles pese a las presiones norteamericanas. ¿Esta acción sirve para demostrar su potencial militar o tiene otros motivos? Cabe destacar que las pruebas con cohetes norcoreanos se produjeron en momentos históricos de la zona. El lanzamiento de misil realizado este 16 de mayo coincidió con la celebración del Foro de Cooperación Internacional “La Franja y la Ruta” en Beijing donde se concentraron altos dirigentes de los países participantes. Ha servido además para poner a prueba la compostura del nuevo presidente surcoreano, Moon Jae-in, quien tiene diferentes enfoques sobre la solución de los asuntos regionales. También, dicho incidente tuvo lugar en vísperas de la reunión entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump y su homólogo chino, Xin Jinping para abordar medidas destinadas a aumentar la presión sobre Corea del Norte en materia nuclear.
A principios del presente mes, Beijing declaró por primera vez desde hacía años el apoyo a Washington en cuanto a la cuestión coreana, votando por la sanción de las Naciones Unidas contra Pyongyang. Sin embargo, según analistas, Corea del Norte evidenció su independencia frente a China con el último lanzamiento de misil, el cual reafirmó también su perseverancia en el desarrollo nuclear desafiando las presiones crecientes de la comunidad internacional. Además, la acción de Kim Jong-un tiene como finalidad lograr más ventajas en la ronda de negociación a 6 bandas.
¿La sanción es la mejor solución al problema?
Está claro que la prueba con cohetes ha agravado la tensión en la zona y perjudicado el proyecto de desnuclearización en la península coreana. Sin embargo, en este lugar la repetición del lanzamiento de misiles, la sanción y la provocación no son hechos aislados. Las medidas punitivas impuestas a Pyongyang no han reportado resultado ninguno salvo el incremento de las discrepancias entre las partes, intensificando una carrera armamentística regional.
Algunos observadores opinan que en la actualidad, la comunidad internacional debe tomar acción seria para resolver la crisis nuclear que ha alcanzado un alto nivel de alerta. Si esta tendencia continúa sin conciliación, resultará difícil mejorar la situación. En este sentido, la península coreana sigue enfrentando altibajos hasta que las partes involucradas muestren la buena voluntad para adoptar una voz conjunta sobre el tema.