Tal como estaba previsto, Afganistán ha sido el tema más importante para los estadistas de 28 países integrantes de la OTAN participantes en su vigésimo quinta Cumbre. Esto es comprensible porque la guerra promovida por las fuerzas aliadas en la nación surasiática ha durado más de una década, y ha llegado el momento en que la OTAN debe calcular su repliegue de ese frente. Por otro lado, desde hace tiempo, Afganistán ya no es el lugar donde ostentar poderío militar, sino un charco pantanoso obsesionante para EEUU y sus aliados atlánticos. Por lo tanto, al informar del plan de salida de Afganistán, el máximo responsable de la OTAN,  el secretario general Anders Fogh Rasmussen declaró de “ir juntos y salir juntos”. Los líderes asistentes a la Cumbre de Chicago se comprometieron a apoyar la retirada de los efectivos de la Coalición atlántica de esa nación islámica a finales de 2014 según el plan previsto y a continuar suministrando ayudas al Gobierno y el pueblo afganos. Para emprender este proceso, la OTAN entrenará a las fuerzas militares y policiales de Afganistán para conseguir que puedan garantizar la seguridad después del fin de la misión combativa del bloque belicista. La OTAN también sostiene que al retirarse de ese país se deba transmitir un mensaje de que la misión en Afganistán ha sido un logro, pese a las grandes pérdidas que ha sufrido durante más de 10 años pasados.

Sin embargo, según estiman analistas, esta asistencia comprometida ya es un logro en el actual contexto en que los países miembros de la OTAN enfrentan múltiples dificultades y retos, incluidos la resurrección del Talibán en Afganistán y el peliagudo problema de aporte de recursos a este país después de 2014. La definición de la responsabilidad financiera de cada uno es una cuestión espinosa mientras la tormenta de la deuda soberana sigue azotando a muchos de los integrantes de la OTAN. Al contrario del compromiso verbal, en realidad, salvo EEUU, otros países hacen todo lo posible para poder disminuir sus constribuciones. Hasta el momento, solo el pequeño estado de Luxemburgo propuso una cifra concreta, aunque modesta, de su contribución. Alemania emitió una declaración ambigüa, sobre un “suministro considerable”. Reino Unido es más prudente al prometer contribuir con 110 millones de dólares por año. Esta cifra sorprendió a muchas personas, puesto que Gran Bretaña es uno de los 3 países con mayor número de soldados desplegados en Afganistán. Los analistas políticos estimaron que se trata de compromisos para mantener una buena asociación con EEUU más que para ayudar a Afganistán. Heather Conley, Directora del Programa europeo de estudio en el Centro de Investigación de estrategias y relaciones exteriores en Washington opinó que esta Cumbre de 2 días es como una actuación en que sus protagonistas intentan crear una sensación sobre los compromisos post 2014 de los países integrantes de la OTAN.

Otro tema clave de esta conferencia consiste en que los dirigentes de la Coalición atlántica acordaron iniciar la primera fase de su escudo de defensa antimisil intereuropeo, desafiando el rechazo de Rusia. El presidente anfitrión Barack Obama y sus aliados anunciaron  el posible envío de un buque de guerra portador de aviones interceptores al Mediterráneo y la instalación de un sistema de radares en Turquía bajo el mando de la OTAN. El sistema de defensa coheteril en Europa de la OTAN, liderada por EEUU, prevé desplegarse en 4 fases y entrar en pleno funcionamiento en 2018. Esta declaración fue emitida pese a la categórica protesta de Moscú al considerar este escudo antimisil una amenaza para su seguridad nacional. Para suavizar las reacciones de Rusia, , el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen reveló en una rueda de prensa que la coalición invitó a Rusia a cooperar en el proyecto, ofrecimiento aún válido hasta el momento. Rasmussen afirmó que la OTAN continuará los diálogos con Rusia al respecto, y al mismo tiempo expresó la esperanza de que Moscú se dé cuenta de los beneficios recíprocos de la colaboración bilateral.

Pese a algunos resultados importantes len la Cumbre de Chicago, la opinión pública mostró su escepticismo respecto a la materialización de los planes de la OTAN, cuyos integrantes se enfrentan a cuantiosas dificultades tanto económicas como políticas./.