(VOVworld) - La Cumbre de la Unión Europea (UE) se celebrará el 7 y 8 de febrero en Bruselas, Bélgica, con el foco principal puesto en el presupuesto del bloque para el período 2014- 2020, un asunto que generó fuertes discrepancias entre sus miembros en anteriores reuniones. Se augura una situación similar en la próxima cita pues en vísperas de la Conferencia cimera, muchas autoridades europeas expresaron dudas de que se alcance un consenso en torno a la suma de más de un billón de euros.
Según estimaron el presidente francés, Francois Hollande y el primer ministro italiano, Mario Monti, las negociaciones sobre el presupuesto de la UE se tornan cada vez más difíciles. En la Declaración conjunta emitida desde el Palacio del Elíseo, el 3 de febrero, Hollande y Monti coincidieron en que la UE carece de las suficientes condiciones necesarias para un acuerdo presupuestal. El presidente galo advirtió que a pesar de su deseo, no se vislumbran muchas señales favorables a un consenso inmediato. Compartiendo este criterio, la canciller alemana, Angela Merkel reconoció que se ha preparado para negociaciones difíciles. Mientras tanto, el presidente del Parlamento europeo, Martin Schulz, alertó en una entrevista concedida a un periódico germano de un riesgoso futuro para los 27. Schulz también llamó a los países integrantes de la UE a que aprueben el presupuesto planteado para impedir la desigualdad social por los impactos de la crisis económica.
Los desacuerdos entre los países miembros han atascado las
negociaciones sobre el presupuesto de la Unión Europea
En el plan presupuestario a largo plazo publicado a mediados de noviembre de 2012 por el presidente permanente de la UE, Herman Van Rompuy, se prevé un recorte de 80 mil millones de euros del presupuesto común en el período 2014- 2020. Esta cifra es más baja que los 100 o 120 mil millones de euros, planteados por los principales países contribuyentes del bloque, entre ellos Reino Unido y Alemania. Esta es la causa de las discrepancias entre los socios, pues, nadie quiere cargar el lastre presupuestario en beneficio de otros en estos tiempos de austeridad. Reino Unido exige una reducción considerable de los aportes financieros y muestra su descontento ante la suma que la UE le redistribuye anualmente, calificándola de modesta en comparación con su contribución. Esta posición de Londres se mantiene hasta ahora, y esto enturbia el curso de las próximas reuniones. El primer ministro italiano, Mario Monti estimó que los aportes financieros de cada país deben corresponder con su propia situación económica, pues las influencias que ejerce la crisis financiera europea en cada país no son iguales. Las perspectivas de lograr un acuerdo presupuestario de la UE resultan sombrías cuando los legisladores europeos advirtieron de un probable veto si ven descender la cuantía de los fondos. Ante esta eventualidad, es posible que vuelvan al punto de partida y deban reiniciar el proceso de negociaciones.
En el caso en que la UE no llegue a un acuerdo sobre el reparto del presupuesto de crisis de los próximos años, la desigualdad social en Europa impactará la vida de los trabajadores en cada Estado miembro. Aparte de la decadencia económica y el nivel récord del desempleo, la diferencia de las cuotas financieras de cada país ensanchará más las brechas de desarrollo entre los miembros de la UE. A ello se suma la eventual incapacidad financiera para impedir los impactos de la crisis en el interior del bloque.
La UE cosechó fracasos en sus primeros esfuerzos para aprobar el presupuesto de más de un billón de euros (o sea un billón 370 mil millones de dólares) en la reunión entre los jefes de Estado y de Gobierno del bloque en noviembre de 2012. Y en la próxima cumbre de la UE, será poco viable que alcance un acuerdo sobre el presupuesto, que pueda reconciliar los intereses de sus 27 países miembros.