Egipto: Dificultades superpuestas

(VOVworld) Los últimos sucesos violentos en Egipto y el creciente aumento de las bajas en los conflictos preocupan a la opinión pública mundial sobre el futuro incierto de este país. Muchos se preguntan si la ineficiencia de la administración militar originó esta inestabilidad, o si existía un guión pre-elaborado por alguna fuerza para incentivar los motines. Y mientras aún se busca la respuesta a estas preguntas, lo único cierto es que Egipto se hunde cada vez más profundamente en la violencia y los conflictos sangrientos, y el pueblo pierde su confianza en el actual gobierno, lo cual augura malas perspectivas políticas y sociales de este país en los próximos días.

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Los disturbios  ya es una rutina en el Cairo



Desde el derrocamiento del ex presidente Hosni Mubarak, Egipto vive recurrentes protestas y motines, cuyo clímax fueron los disturbios del pasado primero de febrero en un estadio de fútbol, con saldo de 80 muertos y mil heridos. El incidente desató manifestaciones en El Cairo y otras ciudades, para protestar contra la cúpula militar de Egipto y su incapacidad administrativa.

Tal desastre generó en la opinión pública sospechas de un motín premeditado, pues existen muchas evidencias. Cientos de hinchas entraron en tropel al estadio de Port Said armados con cuchillas y espadas, ante no pocos agentes de seguridad, mientras las puertas de acero de la instalación fueron cerradas y las luces fueron apagadas en ese momento. A partir de estos hechos surgieron dudas sobre un posible guión del motín, elaborado con antelación. Según un video facilitado por un testigo, los policías permanecieron en el estadio con brazos cruzados cuando se desató la trifulca. Algunas fuentes aseguraron que unas 600 personas fueron pagadas para echar abajo el partido de fútbol en curso. Se observaron otras señales anormales antes del inicio del juego, cuando los policías no registraron a los hinchas en las entradas del estadio.

Estas sospechas tienen fundamento, si revisamos las protestas para derrocar al régimen del ex presidente Mubarak el año pasado, pues los aficionados de ambos clubes representarían a las fuerzas rebeldes. Cuando la Revolución se desató, omitieron las diferencias para unirse en el frente contra el poder autocrático y lograron éxito al contribuir al derrocamiento de Hosni Mubarak en febrero de 2011. Sin embargo, la lenta transición de la administración militar provisional cansa e irrita a estas fuerzas, y tal es la causa de una serie de protestas y motines en ese país nor-africano. Para debilitar la resistencia de estas fuerzas potenciales, el Consejo Supremo Militar de Egipto manipuló la pasión por el fútbol montando esta sangrienta escena. Ante la ola de críticas, el presidente de este Consejo, Mohamed Hussein Tantawi, se comprometió a crear una comisión encargada de investigar y juzgar a los involucrados, y de indemnizar a las víctimas, al tiempo que afirmó su voluntad de no dejar que este incidente destruya la transición política.

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Tildan a la situación política como causa de la tragedia de fútbol
en el estadio de Port Said



Ahora no importa si el último motín se relaciona o no con la política. Se dilata la indignación de todas las capas en la sociedad egipcia, desde los manifestantes hasta los diputados. Tras el desastre de Port Said, el pueblo perdió su confianza en el control de seguridad del ejército, y tal decepción provocó las manifestaciones de los ciudadanos en las calles de la capital, que acabaron en enfrentamientos con las fuerzas policiales, convirtiendo al Cairo en un campo de batalla. Los manifestantes lanzaron piedras contra los agentes de seguridad, mientras estos dispersaron la multitud con gas lacrimógeno en un conflicto que cobró otras 9 vidas e hirió a unas 2 mil personas. Los manifestantes reclamaron a la administración militar elecciones anticipadas y acelerar el traspaso del poder a un gobierno civil. La inestabilidad política imperante en Egipto impulsa el aumento de la delincuencia. En Al Arich, en el norte de Sinaí, un comando hizo explotar un gasoducto que abastece al este de la península, Israel y Jordania, sabotaje que ocurre por duodécima vez en un solo año.

Ante la escalada de las manifestaciones, se ha instaurado un consejo civil designado por el Ejército y según el plan, esta dependencia presentará desde el próximo 23 de febrero los candidatos a la presidencia, casi 2 meses antes de la fecha prevista, el 15 de abril. Esto significa que las elecciones presidenciales en Egipto podrán celebrarse en abril o mayo de este año, en lugar de junio como estaba programado. Los analistas estimaron que Egipto puede ser escenario de una nueva crisis si el gobierno profesional mantiene este ritmo de transición como en la actualidad. Predicen nuevos conflictos en Egipto ante el futuro incierto de un gobierno civil en esta nación./.

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