(VOVworld) – En los últimos días, Estados Unidos y Occidente acusan a Rusia de construir una base militar en Siria mientras que Moscú reconoció su presencia militar en ese país de Oriente Medio. En este sentido, Siria se ha convertido en un nuevo frente entre Rusia y Estados Unidos.

El 15 de septiembre, Estados Unidos acusó a Rusia de desplegar tanques hacia un aeropuerto en Siria para respaldar al gobierno local contra el Estado Islámico. Con anterioridad, el Pentágono norteamericano confirmó mediante imágenes satelitales, el desplazamiento de al menos 7 aviones de transporte de Rusia desde el territorio ruso con rumbo a Siria, atravesando Irán e Iraq. Además, se detectaron 6 tanques T-90, 15 cañones sin retroceso, 35 carros blindados y 200 marines desplegados en un aeródromo cerca de la ciudad Latakia, baluarte del presidente sirio, Bashar al-Assad. Washington consideró la acción de Moscú como parte de su operación de escalada militar para establecer un enclave estratégico en Siria.

Nueva ruptura en relaciones Estados Unidos – Rusia

Aunque Washington exhorta a los países cercanos a Siria tales como Iraq e Irán a no autorizar el desplazamiento de aeronaves rusas por sus territorios, parece que su llamamiento fue omitido. El último vuelo de Moscú aterrizó exitosamente en Siria con más de 80 toneladas de ayuda humanitaria suficientes para crear un campamento de refugiados allí. Esto demuestra que la voz de Estados Unidos ha perdido su peso. Por su parte, Moscú desafió las acusaciones de Washington y calificó como “una actividad habitual” su apoyo militar a la administración de Damasco, argumentando que se trata del cumplimiento de los contratos firmados entre los dos países durante años. Entretanto, Siria describió las acusaciones norteamericanas de “tergiversadas”.

En realidad, la presencia militar de Rusia en Siria ha existido desde 1971 con el alquiler de un enclave pequeño en la ciudad portuaria de Tartus, su único enclave en el Mediterráneo. A comienzos de 2015, Estados Unidos y Occidente se preocuparon por la declaración de Bashar al-Assad de autorizar a Moscú la construcción de una base militar más grande, en dicha localidad.

Rusia ha sido el aliado más cercano del gobierno del presidente Bashar al-Assad en los últimos 4 años, una etapa colmada de altibajos en la cual Damasco ha tenido que enfrentar el surgimiento de la oposición y al mismo tiempo a las organizaciones terroristas. De esta manera, el respaldo a la administración siria contra las fuerzas yihadistas mediante la asistencia militar forma parte de la estrategia de cooperación a largo plazo entre Rusia y Siria. Sin embargo, la Casa Blanca opinó que cualquier respaldo al gobierno de Bashar al-Assad provocaría inestabilidad y acusó a Moscú de realizar preparativos para una intervención militar bajo el disfraz de la lucha contra el Estado Islámico.

¿Una nueva alianza militar contra el Estado Islámico bajo el liderazgo de Rusia?

Durante largo tiempo Rusia y Estados Unidos no han superado las diferencias profundas acerca de los conflictos en Siria. Mientras Moscú apoya la administración de Damasco, proporcionándole abastecimientos militares, Washington quiere derrocar dicho gobierno. Sin embargo, han pasado 4 años y la guerra parece no tener fin, lo que demuestra la insuficiencia en la solución de las oleadas de violencia en ese país africano.

Hasta la fecha, la intención de Estados Unidos y Occidente de derrocar al presidente Bashar al-Assad, ha fracasado completamente, a pesar de la aplicación todas las medidas de sanción económica, de bombardeos y capacitación militar a las fuerzas insurgentes.

Desde el estallido de la guerra civil en 2011, los enfrentamientos en Siria, han cobrado al menos 240 mil vidas. Además, la insistencia de Washington y de sus aliados en el derrocamiento de la administración de Bashar al-Assad ha protagonizado la mayor crisis migratoria desde la Segunda Guerra Mundial en Siria.

Recientemente en el Foro Económico de Vladivostok, Rusia propuso crear una alianza internacional contra el Estados Islámico, en reemplazo de la coalición liderada por Estados Unidos. La alianza propuesta incluye Turquía, Arabia Saudita, Jordania y sobretodo el gobierno de Damasco. En tal contexto, el apoyo enérgico de Moscú a la administración de Bashar al-Assad constituye los primeros pasos necesarios para fundar una coalición militar contra los yihadistas en el país africano.

Analistas estimaron que la presencia militar de Rusia en Siria, aunque no es suficiente para derrotar al Estados Islámico, contribuirá a defender al gobierno de Damasco y a los esfuerzos rusos para hacer sentir en Oriente Medio, el deterioro de la posición estadounidense en esta región.

Para Washington, el reconocimiento de la participación de Moscú en la guerra en Siria, no es más que la confirmación de su fracaso en el derrocamiento de la administración de Bashar al-Assad. De esta manera, resulta difícil la existencia de un acercamiento entre ambas potencias en la lucha contra el Estado Islámico en Siria, en el futuro próximo.