(VOVworld) - Dentro de algunos días, una conferencia internacional tendrá lugar en Ginebra, Suiza, a iniciativa de Rusia y Estados Unidos. El propósito es discutir las medidas destinadas a poner fin a la prolongada crisis siria. Aunque no se haya celebra aún, existen demasiadas señales que auguran una conferencia sin resultados positivos, si se tiene en cuenta la falta del consenso internacional y las contradicciones en el seno del país del Oriente Medio.
Siria ha sido foco de interés de la opinión pública mundial en los últimos dos años, y en estos días vuelve a ocupar un lugar primordial en la agenda internacional. Todas las esperanzas parecen ponerse en la próxima Conferencia que se celebrará en Ginebra. Hay esperanzas de encontrar una solución a un conflicto sangriento que ya dura de 2 años en la nación árabe. Efectivamente, la cita tiene como objetivo reunir a los representantes del Gobierno y de la oposición siria en la mesa de negociaciones en busca de una solución más integrada, y evitar a consecuencia de ello la muerte de civiles. Las aceleradas actividades diplomáticas pretenden abrir las puertas al diálogo, poner fin inmediato al derramamiento de sangre y a cualquier acto violento, pero tanto el Gobierno del presidente Bashar al Assad, como los rebeldes, siguen atrincherados en sus viejas posturas, mientras que la comunidad internacional no ha encontrado una voz común en el enfoque sobre Siria.
Se han organizado varias conferencias internacionales sobre Siria durante
los últimos dos años, mientras tanto el conflicto continúa y deja graves
consecuencias en la sociedad civil de ese país
Recordamos que hace un año, en junio de 2012 y también en Ginebra, se celebró una conferencia internacional de intenciones parecidas. Se presenció la determinación de todas las partes con declaraciones y discursos elocuentes y eruditos, pero los resultados fueron muy modestos. La conferencia apoyó la fundación de un Gobierno de transición, pero no logró un acuerdo concreto al respecto. Después de un año de aquella reunión, la crisis política en Siria no ha mejorado en este sentido, es más, la situación se ha deteriorado mucho.
¿Y qué sucede con la Conferencia de 2013? Pues se trata de un acto que se enfrenta a las mismas complicaciones de siempre. Pese al consenso mostrado en la iniciativa común de organizar esta conferencia de paz, los puntos de vista de Rusia y Estados Unidos siguen presentando diferencias de base. Washington critica el suministro de misiles a la administración siria por parte de Moscú, y para responder, Rusia expresó ayer su rechazo categórico al borrador de resolución patrocinado por Estados Unidos, documento que condena el Gobierno sirio casi a las puertas de esta sesión de deliberaciones que se celebrará en el Consejo de los Derechos Humanos de la ONU. Sin duda esto perjudicará los esfuerzos por poner fin a la guerra civil en el país árabe. Por otro lado, mientras Rusia destaca siempre el papel de Irán como el principal socio del presidente Bashar al Assad y convoca a los responsables del país a la próxima cita en Ginebra, Francia declara que no va a participar en la conferencia si el gobierno iraní asiste. Al mismo tiempo, Rusia, China y otros países se oponen a una posible intervención militar de las fuerzas extranjeras en territorio sirio. En el ámbito nacional de Siria, aunque las fuerzas opositoras aceptan participar en la conferencia por las presiones de Washington, afirman que cualquier iniciativa debe tener como consecuencia la dimisión de Bashar al Assad. Por su parte, el presidente reitera en varias ocasiones que no renunciará a su cargo hasta que no haya elecciones, y asegura que otros países no tienen el derecho a entrometerse en los asuntos internos de Siria. La posición invariable de Bashar al Assad recibe el apoyo fuerte de Hezbolá, grupo catalogado por Estados Unidos como terrorista. El líder de esta organización, Hassan Nasrallah, afirmó que concentrará todas las fuerzas disponibles con el objetivo de proteger el régimen de al Assad. Por otra parte, entre 3 o 4 mil soldados del movimiento armado de los musulmanes chiitas en el Líbano combaten al lado de los efectivos del régimen sirio en la actualidad. Entre tanto, en una acción calificada de peligrosa, la Unión Europea aprobó el pasado 27 de mayo el levantamiento del embargo de armas a la oposición siria, pretendiendo transmitir el mensaje al presidente Bashar al Assad de que no tendrá otra opción que abandonar el poder. Es por todos estos motivos por lo que se piensa que en este contexto, nada puede garantizar el éxito de la conferencia.
Las reacciones de las partes involucradas son señales evidentes que demuestran que la crisis siria es muy diferente a otros conflictos, ya que este país se ha convertido en lugar de intervención de las potencias mundiales y regionales. Siria se encuentra en un momento convulso y puede que tras la próxima conferencia internacional de Ginebra desempeñe un papel importante para el cambio del Oriente Medio. Solo cuando las facciones sirias muestren sus esfuerzos y la comunidad su consenso, se vislumbrará la esperanza para la paz en la nación árabe. Pero en realidad, esta meta parece estar aún muy lejos.