Los votantes estadounidenses eligieron al nuevo personal de la Cámara de Representantes, 36 gobernadores y unos 6 mil legisladores federales. Antes de los comicios, los republicanos ocupaban la mayoría de los asientos en ambas cámaras.

Las elecciones presidenciales de mediano término son consideradas como unos comicios anticipados para evaluar la confianza de la población en el liderazgo del inquilino de la Casa Blanca Donald Trump, la orientación de desarrollo, las relaciones raciales y sociales y el prestigio de Washington en el mundo.

Carrera tensa

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump llama el apoyo de los electores en vísperas de las elecciones de mediano término (Foto: Reuters)

En vísperas de los comicios, el Partido Republicano insistió en defender su mayoría parlamentaria frente a las críticas de su rival, el Partido Demócrata contra las políticas de Donald Trump. En los últimos días de movilización electoral, el dirigente, junto al vicepresidente del país, Mike Pence y el expresidente Barack Obama se esforzó para conseguir votos a favor de sus respectivos partidos.

La competición reñida entre los demócratas y los republicanos se refleja en los presupuestos para esta actividad. Ambos desembolsaron cerca de 5 mil millones de dólares, una cifra récord para los comicios de este tipo. La mayoría de dicho monto sirve para cubrir los gastos de los medios de comunicación, llamadas telefónicas automáticas y folletos.

Por esta razón, las contiendas fueron las más competitivas en los últimos años según los analistas. El escrutinio mostró una diferencia mínima entre los dos partidos, especialmente en la Cámara de Representantes y la división entre los electores estadounidenses.

Ventajas y retos

El resultado electoral es una prueba para evaluar el prestigio de Donald Trump y su partido. Los votantes estimaron que después de 2 años de presidencia, el ocupante de la Casa Blanca ha logrado éxitos relevantes gracias a las decisiones innovadoras. El recorte fiscal ha ayudado al crecimiento económico estable, aumentando el Producto Interno Bruto en los últimos 2 trimestres a un ritmo del 4,2 y el 3,5%, respectivamente, junto a la tasa de desempleo del 3,7%, la más baja desde diciembre de 1969. Entretanto, la confianza de los consumidores estadounidenses ha alcanzado el máximo nivel durante los últimos 18 años y la facturación de las empresas nacionales se ha elevado con la tasa de interés creciente de la Reserva Federal gracias a los pronósticos económicos positivos.

En este sentido, las políticas de Donald Trump han confirmado su efectividad a favor del desarrollo económico nacional.

Sin embargo, existen diferencias entre los votantes a causa de las decisiones polémicas del presidente norteamericano tales como la retirada de Washington de diversos acuerdos y organizaciones internacionales, así como su apoyo contundente a Israel sobre el tema de Jerusalén. En especial, el hecho de que numerosos políticos y personas prestigiosas de Estados Unidos recibieran paquetes con explosivos ha agravado la división política en el país sin contar algunos tiroteos causantes de la preocupación social en vísperas de las elecciones de mediano término. Además, el Gobierno norteamericano debe solucionar otros problemas críticos como el recorte de gastos sanitarios, el aumento salarial y la lucha anticorrupción.

Antes de los comicios, Estados Unidos buscó solventar numerosos asuntos críticos y después de los mismos tiene que solucionar la profunda división social. De esta manera, los electores de ambos partidos esperan que el país supere la polarización política más severa desde la Guerra Civil (1861-1865).