(VOVWORLD) - La crisis política en Bielorrusia acapara mucha atención de la comunidad internacional en estos días, además de las tensiones en el mar Mediterráneo entre Turquía y Grecia. En particular, lo más preocupante reside en una profunda división de opiniones dentro de la Unión Europea (UE) sobre el enfoque para el tema bielorruso.
La crisis política en Bielorrusia se desató a partir de una campaña de protestas contra los resultados de las elecciones presidenciales en ese país que el pasado 9 de agosto dieron una contundente victoria al actual presidente, Alexander Lukashenko. Inmediatamente después de que se anunciara ese triunfo con cifras específicas, el mandatario ruso, Vladimir Putin, envió un mensaje de felicitación a su homólogo bielorruso y se comprometió a promover la fuerte alianza entre ambos países. Entretanto, la UE y varios países de Occidente respaldaron las manifestaciones de la oposición contra los resultados electorales y amenazaron con imponer duras sanciones al Gobierno de Minsk. Sin embargo, dentro de ese propio bloque continental existe una profunda división sobre el tema.
Respuesta de los funcionarios de la UE
Manifestantes protestan contra el resultado de las elecciones presidenciales de Bielorrusia (Foto: kinhtedothi.vn) |
El 9 de agosto, poco después de que se declarara la victoria absoluta de Lukashenko, numerosos diplomáticos de la UE y Estados Unidos calificaron las elecciones presidenciales de Bielorrusia como injustas y carentes de libertad. En su página de Twitter, la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, advirtió que se tomarían las sanciones necesarias contra los funcionarios bielorrusos por “violar los valores democráticos y abusar de los derechos humanos”. A su vez, el líder del Consejo Europeo, Charles Michel, afirmó que la UE no reconoce esos resultados y que “pronto impondrá sanciones a determinadas personas responsables” por los actos de violencia, opresión y fraude electoral”.
Diez días después de dichos comicios, el 19 de agosto, los líderes de la UE celebraron una conferencia en línea de emergencia para analizar la situación en Bielorrusia.
Sin embargo, los Estados miembros del bloque mantienen sus propios puntos de vista acerca del tema, especialmente en materia de imposición de las medidas punitivas. Como resultado, hasta la fecha, la UE no ha alcanzado una postura común sobre las sanciones a Minsk, lo que muestra una clara división dentro de Europa alrededor de uno de los asuntos más críticos de la UE.
División de opiniones entre los países miembros de la UE
Líderes de la Unión Europea en la conferencia de emergencia online sobre la violencia en Bielorrusia el 19 de agosto de 2020 (Foto: anninhthudo.vn) |
Según fuentes europeas, la UE está listando a las personas en Bielorrusia con activos congelados y que tienen prohibido viajar debido a su involucración en la inestabilidad del país. Algunos funcionarios opinan que la lista puede incluir unos 20 nombres, pero otros requieren cifras mayores. Como resultado, el 31 de agosto, solo Estonia, Letonia y Lituania, prohibieron la entrada de Lukashenko y otros 29 altos funcionarios bielorrusos, mientras las 24 naciones restantes aún no han tomado una decisión oficial.
En particular, potencias del bloque europeo como Alemania y Francia, priorizan solucionar la crisis por vía diplomática. En una declaración emitida el 20 de agosto, el presidente francés, Emmanuel Macron, propuso a la UE como mediadora para la actual crisis en Bielorrusia, al mismo tiempo que destacó la necesidad absoluta de llevar a cabo la negociación al respecto. En esta senda, la canciller alemana, Angela Merkel, enfatizó el 28 de agosto la importancia de mantener el diálogo con Rusia sobre la situación en Bielorrusia, acentuando el papel trascendental de Moscú en cuanto a este tema.
Como el aliado más importante de Bielorrusia, Rusia naturalmente se opone a cualquier interferencia y sanciones externas contra Minsk. El 19 de agosto, el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov, acusó a las potencias extranjeras de aprovechar la crisis actual para interferir en los asuntos internos bielorrusos, y descartó la posibilidad de la participación de intermediarios externos en la solución del problema en ese país de Europa del Este. Anteriormente, en llamadas telefónicas con Merkel y Macron sobre la situación de Bielorrusia, Putin también confirmó que la interferencia en los asuntos internos de Minsk desde el exterior es una acción inaceptable, ya que solo agrava las tensiones.