(VOVworld) – El último fallo de la Corte Permanente de Arbitraje (CPA) de La Haya a favor de Filipinas en su pleito contra las irracionales reclamaciones territoriales de China en el Mar del Este, o Mar de China Meridional, constituye un fundamento importante para que las partes relacionadas y la comunidad internacional tengan una comprensión unánime acerca de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 1982 (Convemar). Además, el veredicto contribuye a reafirmar el respeto a la ley y abre perspectivas a la solución de los diferendos limítrofes en esta zona marítima estratégica.
Una sesión de trabajo en la Corte Permanente de Arbitraje en La Haya, Holanda
|
El Tribunal de La Haya dio la decisión final en torno a varios contenidos clave en la demanda de Manila contra Beijing, en especial afirmó que China carece de bases jurídicas para sus reivindicaciones relativas a la llamada “línea de nueve puntos” en el Mar del Este. Por otra parte, dictaminó que los territorios ocupados por esa nación no son islas, en correspondencia con la definición al respecto de la Convemar, y esto significa que no tiene derecho a pedir zonas económicas exclusivas de 200 millas náuticas.
El fallo de la CPA fue aprobado con alta unanimidad, por lo que es una explicación legalmente vinculante.
Para una interpretación correcta de conceptos relativos a litigios en el mar
Según afirmaron expertos, esta es una decisión de alto valor, ya que por primera vez una serie de conceptos fueron sometidos a una exhaustiva revisión en base a la Convención del Mar. Esta establece que las distintas estructuras en el Mar Oriental tienen diferentes estatutos, dependiendo de si son islas, arrecifes o bancos de arena. Al criterio de la CPA, numerosos arrecifes o bancos de arena en la mencionada zona marítima han sido remodelados a gran escala, pero al tenor de la Convemar, que clasifica las estructuras basándose en sus condiciones naturales, ninguna construida y reclamada por Beijing cuenta con zona económica exclusiva de 200 millas náuticas. Con esta conclusión, el tribunal ha contribuido a esclarecer lo correcto e incorrecto de una serie de disputas territoriales, que surgieron y se han agravado debido a la interpretación y aplicación erróneas de esa normativa, con reclamaciones absurdas y en detrimento a los derechos e intereses legítimos de las demás partes concernientes.
El doctor Tran Viet Thai, vicedirector del Instituto de Estudios Estratégicos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Vietnam
|
El doctor Tran Viet Thai, vicedirector del Instituto de Estudios Estratégicos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Vietnam estimó: “Este es un gran paso de avance jurídico. Por primera vez se logran definir cuáles son islas y cuáles son arrecifes, para una aplicación concreta en el Mar Oriental. El fallo de la CPA contribuirá a atenuar los conflictos en la zona, que para mí se dividen en cuatro grupos. El primero se deriva de la línea de la lengua de vaca reclamada por China y el segundo, de la interpretación de la ley del mar, mientras los otros dos restantes están vinculados con la plataforma continental prolongada y el derecho de explotar recursos naturales. Estos litigios se reducirán considerablemente, contribuyendo en gran medida a la paz y estabilidad en la región”.
De acuerdo con el doctor Gerhard Will, experto de alto nivel en política internacional, que trabajó en el Instituto de Asuntos Internacionales y de Seguridad de Alemania, la importancia del fallo de la CPA radica en que guía la interpretación correcta de la ley del mar. Según estimó, esta decisión no solo ejerce influencias en Filipinas y China, las partes demandante y demandada del pleito, sino en las otras naciones con reivindicaciones territoriales sobre las islas de Truong Sa (Spratly). Por esta razón, cada país evaluará los impactos concretos del veredicto en sus políticas sobre el Mar del Este.
Un importante precedente legal para la solución de disputas marítimas
Mientras, Greg Polin, director del Programa de Transparencia Naval de Asia del centro de Investigación Estratégica e Internacional (CSIS, por sus siglas en inglés), con sede en Washington, Estados Unidos, el dictamen de la Corte de La Haya crea un aliciente para la solución de los grandes problemas en el Mar del Este. Es además un motor para promover los esfuerzos por manejar pacíficamente las disputas. Por lo menos ahora existe un marco jurídico común en el cual las partes involucradas pueden apoyarse al presentar sus reclamaciones, recalcó el experto.
Una estructura agrandada ilegalmente por China en Mar del Este
|
Por su parte, el doctor Tran Cong Truc, ex jefe de la Comisión de Asuntos Fronterizos del gobierno vietnamita vaticinó que el último fallo de la CPA contribuirá a achicar las discrepancias, de por sí muy complicadas, en el Mar del Este, creando un precedente legal al servicio de la solución de disputas por vías pacíficas.
Se puede decir que este es un caso de prueba muy importante, al analizar y esclarecer las cláusulas clave de la Convemar. El veredicto, sin lugar a dudas, será un dato de referencia muy instructivo para los países en su aplicación de la misma y de la ley del mar en general. Al respecto, el doctor Tran Viet Thai, subrayó: “El veredicto de la CPA contribuye a acentuar el respeto a la ley y enriquecer los precedentes judiciales en la práctica del tribunal. Sin duda es un progreso trascendental del derecho internacional público. Por otra parte, conduce a la reducción de las formas y los ámbitos de disputas, especialmente en el Mar del Este. También, aporta a los estados en la región argumentos tajantes, tanto en el aspecto histórico como en el jurídico, para su defensa de la soberanía nacional, además de aumentar la conciencia común sobre la explicación y aplicación de la legislación del mar. Por último, se trata de un avance en el mantenimiento de la paz y estabilidad en la región y el resto del mundo”.
La opinión pública celebró y apreció altamente el veredicto de la Corte Permanente de Arbitraje, no porque beneficia a algún país, sino porque exalta el acatamiento de la ley internacional. De esta manera, las naciones tienen la responsabilidad de emplearlo como una herramienta para promover la paz, estabilidad, cooperación y desarrollo.