(VOVWORLD) -Ante la tremenda presión de la dramática transformación del panorama geopolítico global, así como los graves desafíos económicos y sociales causados por la pandemia de covid-19, la República Islámica de Irán ha realizado varios ajustes importantes en la política exterior, la cual se mantuvo estable desde la Revolución Islámica de 1979 en la que no abogó por ninguna alianza con las potencias. Entre sus modificaciones, Teherán está promoviendo activamente sus lazos con Rusia y China, dos de los países más poderosos e influyentes del mundo.
El canciller iraní, Mohammad Javad Zarif, y su homólogo ruso, Sergey Lavrov (d.) durante una reunión en Moscú, Rusia, el 21 de julio. (Foto: Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia) |
Según analistas, promover la estrecha cooperación con Rusia y China, dos miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, es el cálculo estratégico de Irán para cumplir sus objetivos e intereses centrales, incluida la reactivación de la economía nacional devastada severamente por las sanciones internacionales y la epidemia del nuevo coronavirus.
Ambiciosos acuerdos de cooperación
Varias fuentes de información regionales e internacionales reportan que el país persa busca extender un acuerdo de cooperación de hasta 20 años con Rusia, al tiempo que negocia otro de 25 años con China.
En concreto, el ministro iraní de Relaciones Exteriores, Mohammad Javad Zarif, viajó a Moscú el 21 de julio para negociar la posibilidad de extender varios pactos de colaboración bilateral en materia de petróleo, gas y armas nucleares, firmados en 2001 entre el ex mandatario iraní, Mohammed Khatami, y el presidente ruso, Vladimir Putin.
También fue uno de los temas centrales en la conversación telefónica del 16 de julio entre Putin y el actual dirigente de Irán, Hassan Rouhani, además de los problemas relativos a la pandemia del covid-19, el acuerdo nuclear de 2015 y el conflicto en Siria. Según Javad Zarif, los contenidos del referido convenio fueron “acordados” por ambas partes, aunque los detalles aún no se anunciaron.
Solo una semana antes, también se reveló en Internet un documento detallado de 18 páginas sobre un ambicioso plan de cooperación entre Teherán y Beijing. Aunque la fuente era desconocida, el texto estaba completamente de acuerdo con el contenido anunciado durante la reunión del Parlamento iraní en la cual el canciller Javad Zarif, afirmó que su Gobierno estaba “muy confiado” en las conversaciones relacionadas con un plan de asociación de 25 años con China. Este programa se enfoca en una inversión valorada en 400 mil millones de dólares que Beijing entregaría a Teherán para ayudarle a promover la construcción de infraestructuras y el desarrollo de energía.
Los analistas consideran estos movimientos como parte de los esfuerzos de la República Islámica para construir una coalición internacional contra las fuertes presiones económicas y políticas de Estados Unidos.
“Oportunidad de oro” para que Teherán enfrente presiones de Washington
En medido de “máxima presión” de Washington, es fácil de entender el enfoque de Irán de promover las relaciones con Moscú y Beijing, porque son poderosos, influyentes a nivel mundial y tienen una perspectiva cercana sobre muchos temas regionales e internacionales. De hecho, los nexos entre los tres países se han mejorado en los últimos años. Un ejemplo de esto es el hecho de que organizaron a finales de 2019 los primeros ejercicios navales conjuntos, con una duración de cuatro días, en el golfo de Omán y el océano Índico.
Tales maniobras atrajeron la atención especial de la opinión pública mundial, ya que tuvieron lugar en el contexto de que las tensiones entre cada una de las tres naciones y Estados Unidos iban escalando. Eso generó especulaciones sobre la posibilidad de que pudieran formar una coalición nueva entre los tres países para contrarrestar al país norteamericano.
Según observadores, la confrontación a un nivel sin precedentes entre Estados Unidos y China y las relaciones cada vez más deterioradas entre Estados Unidos y Rusia brindarán a Irán “oportunidades de oro” para hacer frente a la presión que Washington le somete, permitiéndole reanimar su economía afectada gravemente por las sanciones internacionales y la pandemia del covid-19.