(VOVworld) – El partido Al-Nour, segunda organización islamista en importancia en Egipto, declaró sumarse a la redacción de una nueva Constitución nacional. En medio de la actual crisis por la que atraviesa el país norafricano, tal posición da un respiro político al proyectado itinerario de transición promovido por el Ejército. ¿Será acaso una oportunidad que propicie el fin de la actual situación caótica?

Después de tantos rechazos de la hoja de ruta del gobierno de facto debido a que se propone cancelar algunos artículos de la Ley islámica Sharia, los salafistas Al-Nour, aceptaron tomar parte en la enmienda constitucional. La decisión se anunció en momentos en que su rival, la formación Hermanos Musulmanes, llevan a cabo manifestaciones antigubernamentales de una amplitud sin precedentes. Los responsables de Al-Nour explicaron que la presencia de este grupo en la modificación de la Constitución de 2012, tiene como objetivo “defender la identidad islámica del país”. Analistas esperan que con su incorporación avance con pasos firmes el proceso de transición propuesto por las fuerzas militares, que incluya la celebración de elecciones legislativas y presidenciales, después del vacío institucional dejado por el derrocamiento del presidente constitucional Mohamed Mursi.

Manistaciones antigubernamentales no tienen mucho efecto

Mientras tanto, las protestas lanzadas por la Hermandad Musulmana parecen no tienen mucho efecto en el presente. Sólo 300 personas acudieron por estos días a protestar aúna pequeña plaza del distrito de Maddi, cerca del Tribunal Constitucional Supremo, al Sur de El Cairo. Se registraron a su vez marchas dispersas en algunas localidades. Pero en ningún caso condujeron a enfrentamiento entre civiles y fuerzas de seguridad.

Ante tales señales positivas, el asesor para la comunicación del gobierno provisional, Admed El-Meslemani, aseguró que Egipto superó el “complot” de sublevación contra el Estado y el despliegue de operaciones militares contra elementos provocadores entre los Hermanos Musulmanes y aliados islámicos. Reveló también que el Gabinete interino sostiene encuentros con los flancos políticos, entre ellos el salafista Al-Nour, al tiempo que consideró que el régimen transitorio del Ejército se encamina bien. De hecho, el gobierno ordenó recortar en dos horas el toque de queda nocturno.

Sin embargo, persisten en la opinión pública preocupaciones de que la detención de miembros de los Hermanos Musulmanes haga que este mayoritario grupo islámico egipcio pida el apoyo de islámicos extremistas en ultramar para recuperar el poder. Se teme además que la puesta en libertad del ex mandatario Hosni Mubarak complique la actual situación. En tanto, el gobierno provisional experimenta presiones desde Occidente. La Unión Europea, mayor socio comercial de Egipto, le suspendió la exportación de armamento militar. Estados Unidos declaró que reconsidera la abultada asistencia que presta a El Cairo. El primer ministro interino Hazem El-Beblawi, vaticinó al canal norteamericano ABC News, que Egipto enfrentará problemas.

Si el Gobierno provisional egipcio deja de resolver de raíz los conflictos y desaprovecha las actuales ventajas, sin duda alguna las expectativas del pueblo de gozar de estabilidad y una economía desarrollada, estarán lejos del alcance.