(VOVworld) – Las últimas evaluaciones del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), emitidas este 18 de diciembre, revelaron que después de un año de la firma del acuerdo entre Irán y el Grupo P5+1, compuesto por Estados Unidos, Reino Unido, Rusia, China, Francia y Alemania, la nación persa ha cumplido sus compromisos. Dicha declaración constituye un reconocimiento internacional a la buena voluntad de Teherán en el acatamiento del acuerdo nuclear y contribuye a garantizar la paz regional. Sin embargo, todavía existen retos en la implementación de lo pactado por parte de Irán.
El 14 de julio de 2015, después de años de negociación, Irán y las potencias mundiales firmaron un acuerdo histórico que puso fin a las discrepancias en torno al programa nuclear de Teherán. Se trata del Plan de Acción Integral Conjunto, vigente desde enero de 2016, el cual alivia las sanciones económicas, financieras y petroleras impuestas a la nación persa a cambio de una limitación de su producción nuclear.
Beneficios al cumplir el acuerdo nuclear
El director general del OIEA, Yukiya Amano (Foto: The Guardian)
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Concretamente, Teherán ha acatado sus compromisos con dicho grupo con actividades específicas, tales como la reducción de la producción de uranio y agua pesada, así como la neutralización del reactor Arak. En cuanto a la supervisión, el país del Oriente Medio autorizó el acceso sin precedentes de expertos del OIEA a las centrales sospechosas. De acuerdo con este organismo internacional, hasta la fecha Irán ha actuado según el acuerdo sellado, reduciendo el enriquecimiento de uranio y el número de máquinas centrifugadoras para este fin.
Ante los esfuerzos de Teherán para cumplir dicho pacto, Israel, que insiste en rechazar ese documento, reconoció que el Plan de Acción Conjunto Integral ha contribuido a reducir la amenaza nuclear de Teherán. En tanto, el viceministro de Defensa israelí, Moshe Ya’alon, afirmó que en el futuro cercano su nación no confrontará ningún riesgo relacionado. Mientras, diplomáticos de Occidente calificaron de “confiables” los lazos y contactos de las partes involucradas con Irán y consideraron el acuerdo pactado como un logro en el debilitamiento del potencial nuclear de Teherán, en aras de la estabilidad regional.
El acatamiento de los compromisos por parte de la nación persa, reconocido internacionalmente, le ha traído beneficios importantes. En el aspecto económico, se ha reincorporado a la economía global con el acceso a bienes valorados en 100 mil millones de dólares bloqueados anteriormente en bancos extranjeros debido al embargo impuesto por Occidente. Estas son las primeras bases para que Teherán pueda invertir en la construcción y el mejoramiento del sistema infraestructural de producción petrolera, entre otras obras importantes para el desarrollo socioeconómico. También algunas empresas iraníes fueron autorizadas a abrir cuentas bancarias en ultramar. Además, uno de los beneficios más relevantes radica en el impulso de la exportación de crudo para recuperar las cuotas de mercado perdidas por las sanciones económicas. Asimismo, Teherán y socios como China, Rusia, Corea del Sur y Japón firmaron varios contratos relativos a gas, infraestructura y finanzas. En especial, las exportaciones iraníes han crecido un 20% mientras hasta septiembre de 2016 las inversiones foráneas captadas en ese territorio alcanzaron 5 mil millones de dólares.
El acuerdo nuclear también puso fin al aislamiento político de la nación persa y le ayudó a mejorar las relaciones con Europa, Turquía, Rusia, China, Japón, Corea del Sur, India y algunos países del Oriente Medio y África. La participación de Irán en las negociaciones sobre la crisis siria y su papel en la lucha antiterrorista evidencian el mejoramiento de la posición nacional en la región.
Quedan desafíos nada pequeños
Una central nuclear de Irán (Foto: PressTV)
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Sin embargo, pese a los mencionados avances, queda camino por andar porque se mantienem la mayoría de las medidas de sanción financieras impuestas por Washington a Teherán. A mediados de diciembre de este año, Estados Unidos consideró prorrogar el embargo contra Irán por otros 10 años. Esta propuesta fue aprobada por primera vez en 1996 para sancionar a las entidades y particulares con inversiones en la industria energética de la nación persa a fin de disuadirla del programa nuclear. En respuesta, el presidente de Irán, Hassan Rouhani, pidió a científicos nacionales reactivar la creación de buques de propulsión nuclear. Instó también a la Organización de Energía Atómica del país (OEAI) a reanudar el plan de diseño y producción de materias primas y centrales nucleares al servicio del transporte marítimo. Además, encargó a la Cancillería la preparación de expedientes para acusar a Estados Unidos en el Comité Supervisor del cumplimiento del Plan de Acción Conjunto Integral. Las tensiones entre Teherán y Washington posiblemente sean más fuertes después de la investidura a principios de 2017 del presidente electo norteamericano, Donald Trump, quien apoya la revisión del pacto nuclear con Irán. Por otro lado, ambas naciones tienen también diferencias en cuanto a los derechos humanos, el programa de misil balístico y la lucha antiterrorista.
Aunque no se puede negar el acatamiento de los compromisos por parte de Teherán y su papel protagónico en la existencia del mencionado acuerdo nuclear con las potencias, debe recordarse que 2016 es el primer año de vigencia del pacto, por lo que para las partes involucradas, el camino sigue siendo espinoso.