(VOVworld) – A tres años de la retirada de las tropas norteamericanas de Iraq desde diciembre de 2011, este país del Oriente Medio se ha sumergido de nuevo en la violencia, lo que amenaza la existencia del actual Estado con el creciente avance del movimiento yihadista denominado Estado Islámico. En este contexto, surgió la lucha por el cargo de primer ministro, dejando al Gobierno de Bagdad en un dilema.
El fracaso del ejército nacional frente a las fuerzas insurgentes del denominado: Estado Islámico ha incluido a Iraq entre los focos más críticos de la región.
Impotencia del Gobierno iraquí ante el avance del movimiento yihadista
Combatientes yihadistas celebran su victoria
Aprovechando el estancamiento político y los enfrentamientos sectarios, desde junio de 2014, el movimiento yihadista aumentó sus ataques para ocupar l partes del territorio nacional. De momento, los combatientes del Estado Islámico ganan terreno en el norte con el uso de tanques y armas pesadas confiscadas de los soldados que desertaron del ejército iraquí, lo que provocó la evacuación de decenas de miles de personas, entre ellas, católicas y las minoritarias del yazidismo. En su avance, los insurgentes masacraron a 500 yazidistas. El ministro encargado de los derechos humanos de Iraq, Mohammed Shia al-Sudani acusó a los rebeldes yihadistas de haber cometido crueldades contra los habitantes, consideradas como delitos imperdonables. Las zonas que ocupó el Estado Islámico están al borde de un desastre humanitario. Siguiendo con su ímpetu, el 3 de agosto último, los combatientes yihadistas tomaron el control de la presa de Mosul, el dique más grande de Iraq sin enfrentar ninguna resistencia de las fuerzas de defensa del Gobierno. Este hecho ha llevado a la administración de Bagdad al borde de la desintegración ya que quien ocupa la presa de Mosul, puede avanzar hacia grandes ciudades. Casi todos los días, se difunden noticias sobre secuestros, ataques con bombas y asesinatos por parte de los insurgentes yihadistas en diferentes localidades.
Ante esta situación crítica Estados Unidos ordenó los primeros bombardeos en Iraq desde la retirada de sus tropas estacionadas en este país del Oriente Medio a finales de 2011 proporcionando la captura de una gran cantidad de armamentos del Estado Islámico. Sin embargo, se considera “solución temporal” los ataques de Washington que retrasan los avances del movimiento yihadista pero sin propiciar la salida de la crisis en Iraq, lo que coincidió también con el criterio del presidente Barack Obama.
Guerra política
Los insurgentes masacraron a 500 yazidistas
Mientras que los enfrentamientos bélicos se mantienen, Bagdad se sumerge en una crisis integral cuyo vórtice se sitúa en el 11 de agosto, fecha en que el presidente iraquí, Fouad Massoum encargó al vicepresidente del Parlamento al-Abadi, candidato a primer ministro la formación de un nuevo gabinete desafiando al actual premier Nouri al-Maliki. La elección de Abadi como jefe del Gobierno para aliviar la división interna ha sido apoyada por la ONU, Estados Unidos y numerosos países para cambiar la política errónea y arbitraria de Al-Maliki. Durante ocho años en su cargo profundizó la división de las tres comunidades étnicas y religiosas del país. Además, los avances crecientes del Estado Islámico evidencian las insuficiencias del Gobierno de Bagdad. Los funcionarios fracasaron en sus esfuerzos por restablecer la unidad del estado nacional y restañar las heridas sociales después de un largo tiempo en caos.
Sin embargo, el actual premier declaró su determinación de no ceder en la lucha por asumir un tercer mandato. Su posición ha profundizado la crisis integral en el contexto en que Iraq necesita un Gobierno unido para enfrentar al Estado Islámico.
A 11 años de la invasión de Estados Unidos contra la administración de Saddam Hussein, Iraq no ha salido de la espiral de violencia y enfrentamientos sectarios. Cabe decir que las dificultades junto con las discrepancias políticas obstaculizan la salida del país de los conflictos internos.