(VOVWORLD) - Estados Unidos sostuvo el fin de semana pasado sus primeras conversaciones cara a cara con los talibanes desde que se apoderaron de Afganistán en agosto. Estos diálogos, efectuados en la capital catarí, Doha, se consideran el último y más notable esfuerzo de la comunidad internacional por ejercer presión sobre los talibanes para que cumplan su promesa de renunciar a la violencia, y para promover la reconciliación y el cumplimiento de los derechos humanos.
El ministro interino de Relaciones Exteriores de Afganistán, Mullah Amir Khan Muttaqi, habla ante la prensa posterior al diálogo de Doha. (Foto: AFP) |
Estas conversaciones fueron mantenidas los días 9 y 10 de octubre, en el contexto de que los talibanes tratan de romper el aislamiento y buscan el reconocimiento internacional. Mientras tanto, la comunidad internacional continúa esforzándose por prevenir una grave crisis humanitaria en Afganistán, al tiempo que aumenta la presión sobre los talibanes para que defiendan sus valores compartidos.
El talibán busca romper el aislamiento internacional
Además de las negociaciones con la delegación estadounidense, los talibanes se reunieron con representantes de la Unión Europea, como parte del Diálogo de Doha, un proceso que se aceleró apenas unos días después de que los líderes de esta fuerza sostuvieron conversaciones con el principal representante del primer ministro británico Boris Johnson en Afganistán, Simon Gass, el pasado 5 de octubre. Con anterioridad, participaron en la recepción de ayuda humanitaria proporcionada por Qatar, China, los Emiratos Árabes Unidos (EAU), Pakistán y Uzbekistán que tuvo lugar en el Aeropuerto Internacional Hamid Karzai en la capital, Kabul. También se reunieron con funcionarios de la ONU en septiembre sobre el mantenimiento de la asistencia humanitaria a Afganistán.
Según analistas regionales y occidentales, la participación activa del Talibán en los contactos y reuniones con dirigentes del mundo evidencia su intención de romper con el aislamiento. También es muestra de su búsqueda de reconocimiento internacional, algo que no han logrado desde que se apoderaron del país en agosto y anunciaron la formación de su gobierno en septiembre.
Por otro lado, el movimiento guerrerista se enfrenta a diversas dificultades debido al empeoramiento de la crisis alimentaria, sanitaria y financiera en Afganistán. Eso lo obliga a entablar un diálogo con el exterior y buscar su ayuda.
Ejercer presión y mantener el diálogo
A través de sus debates con los talibanes, Estados Unidos y otros países Occidentales pretenden presionarles para que formen un gobierno inclusivo con un amplio apoyo, fortalezcan la reconciliación nacional y respeten los derechos de todos los afganos, incluidas las mujeres y las niñas.
En una declaración posterior al diálogo de Doha, el Departamento de Estado de Estados Unidos afirmó que los interlocutores se centraron en cuestiones de seguridad y terrorismo, así como en establecer corredores de seguridad para ciudadanos estadounidenses, de otros países y la ciudadanía de Afganistán. Además, se debatieron cuestiones de derechos humanos, especialmente la participación de mujeres y niñas en todos los aspectos de la sociedad afgana.
En este encuentro los funcionarios norteamericanos reafirmaron la posición de su país de evaluar la voluntad de los talibanes por sus acciones, no sólo por sus palabras. Previamente, la Casa Blanca también aclaró que la reunión no indica que Washington reconozca el gobierno del Talibán en Afganistán.
A pesar de no reconocer al nuevo gobierno, la comunidad internacional ha trabajado conjuntamente con los talibanes para prevenir una crisis humanitaria cada vez más grave en el país del sur de Asia. Siguiendo el plan trazado, los líderes del Grupo de las 20 principales economías desarrolladas y emergentes del mundo (G20), celebraron el 12 de octubre una cumbre especial sobre Afganistán para encontrar soluciones de socorro de emergencia para más de un tercio de la población afgana (más de 11 millones de personas) que padece una grave hambruna.
Ayudar a millones de afganos se convierte ahora en una tarea necesaria y urgente. Sin embargo, la solución fundamental y de largo plazo para este país surasiático sigue siendo la construcción de una sociedad estable y progresista. Por eso, la comunidad internacional continuará manteniendo el diálogo con los talibanes, instándolos a que renuncien a la violencia, impulsen la reconciliación y cumplan plenamente los derechos humanos, especialmente los de las mujeres y niños en Afganistán.