(VOVworld) – A 3 años del derrocamiento del régimen de Muamar Gadafi, Libia no ha logrado la estabilidad para el desarrollo. Para colmo, este país norafricano enfrenta la violencia y división social jamás vistas en su historia con el aumento de agresiones entre el Gobierno y fuerzas insurgentes. Los últimos acontecimientos en Libia, especialmente después de que el Parlamento provisional destituyera al primer ministro, preocupan a la comunidad internacional.
En el último incidente, el 11 de marzo, el Congreso Nacional o Parlamento provisional de Libia destituyó al primer ministro Ali Zeidan mediante el voto de censura y nombró en el cargo al ministro de Defensa Nacional, Abdulla al-Thani. La moción de censura se realizó tras chocar el Gobierno central en Trípoli y los rebeldes en la zona oriental del país norafricano debido a discrepancias sobre la venta del petróleo. La causa principal de este choque fue que un buque cisterna transportó el crudo fuera del puerto controlado por los insurgentes desafiando barreras de fuerzas navales que bloqueaban la costa. El Gobierno de Zeidan amenazó con el uso de violencia, incluso bombardeos para impedir el barco en el que llevaba el crudo comprado sin permiso de la Corporación de Gas y Petróleo de Libia. Sin embargo, fracasó en el intento de interceptar su salida a aguas internacionales. El hecho se califica de: “demasiado lejos”, y sirvió de pretexto para sacar a la luz las insuficiencias de la administración central y deponer a Zeidan.
Discrepancias de derechos, etnias y localismo
Libia enfrenta todavía la inestabilidad social tras 3 años del derrocamiento
del régimen de Muamar Gadafi
Desde que asumiera el cargo de primer ministro en noviembre de 2012, su Gobierno enfrentó retos considerables. Aunque era político independiente apoyado por la facción contraria a Gadafi no pudo vencer a la oposición. Entretanto, fuerzas insurgentes ocuparon la mayoría de puertos principales y demandaron la instauración de una administración autónoma en la zona oriental del país. En respuesta, el Gobierno libio consideró el uso de fuerzas militares a sabiendas de que estallaría otra guerra civil que perjudique infraestructuras de explotación petrolera de por sí deterioradas gravemente tras los conflictos bélicos internos hace 3 años y una causa de que el Congreso Nacional provisional y el premier se reprochen uno al otro. A 3 años de oleadas de protestas que condujeron al derrocamiento del líder Muamar Gadafi, los poderes ejecutivo y legislativo de Libia enfrentan más repudios populares con acusaciones de corrupción y la imposibilidad de brindar a sus ciudadanos una mejor vida. El mes pasado, la aprobación parlamentaria de prolongar su legislatura confrontó el rechazo de miles de ciudadanos, lo que obligó al Congreso Nacional a convocar las elecciones anticipadas. Así que los comicios se celebraron ya el 20 de febrero para elegir a un órgano encargado de redactar la nueva constitución nacional compuesto por 60 miembros divididos en partes iguales en 3 zonas: Fezzan en el Sur, Tripolitania en el Oeste y Cyrenaica en el Oriente. En especial se reservan 6 escaños para 3 grupos principales de minoría étnica, Berberes, Toubous y Tuareg. Sin embargo, las elecciones no fueron fructíferas debido a la inestabilidad registrada en varios colegios electorales que condujo a que 13 puestos quedaran vacíos entre los 60 que conforman el Consejo constitucional. Además, los partidos no se presentaron en la votación salvo candidatos independientes registrados.
Vacío del poder en Libia
Aunque el primer ministro Ali Zeidan era político independiente apoyado por la
facción contraria a Gadafi no pudo vencer a la oposición (Foto: Reuters)
Actualmente, a pesar de la destitución del primer ministro Zeidan, no se ha concretado si se elige al nuevo jefe del Gobierno mediante el Parlamento o por vía de comicios nacionales. La opinión pública advierte de la inestabilidad creciente si el Congreso Nacional no logra un consenso en la selección de un candidato para reemplazar al primer ministro depuesto. Este problema obstaculiza esfuerzos internacionales en el apoyo a Libia en el contexto en que la circulación incontrolable de armas amenaza la recuperación del país norafricano.
Es claro que la última moción de censura refleja la inestabilidad política en Libia. Las nuevas elecciones serán inminentes. Sin embargo, el futuro político de este país es incierto si falta el consenso entre las partes involucradas. Esta es una tarea ardua porque una vez instaurado el nuevo gobierno, las facciones políticas fueron incapaces de alcanzar un acuerdo común.