(VOVworld) - El clima de tensiones en la península coreana vuelve a calentarse en los últimos días del año por el anunciado plan de la República Democrática Popular de Corea de poner en órbita un satélite meteorológico con la ayuda de un cohete propulsor de largo alcance. En medio del estancamiento de las negociaciones a seis bandas sobre el programa nuclear de Corea del Norte, el proyectado lanzamiento preocupa al mundo por lo que pueda agravar la tirantez entre Pyongyang y Seúl junto a Washington.
El cohete propulso norcoreano Unha-3
En un nuevo suceso, el Gobierno de Corea del Sur afirmó este miércoles que su vecino del Norte ha concluido la instalación de su cohete de tres fases en la rampa de despegue y está realizando la carga de combustible en preparación del lanzamiento. Se prevé catapultar el cohete desde la base militar Tongchang-ri en el Noroeste de país. Con anterioridad, la agencia de noticias oficial de Corea Democrática, KCNA, confirmó que un cohete transportador de un satélite científico será lanzado en los días entre el 10 y 22 de diciembre para conmemorar el primer aniversario del fallecimiento del presidente Kim Jong-Il. Pyongyang planeó colocar ese satélite con la ayuda de un cohete impulsor de largo alcance Unha-3. Según cálculos de Norcorea informados al Organismo de transportación marítima de la ONU y la Organización Náutica internacional, la primera parte del cohete caerá en el Mar Amarillo en la zona de demarcación entre la península coreana y China, y la segunda, en el mar de Filipinas. Pyongyang reafirmó que se trata de un satélite de uso pacífico para desarrollar la ciencia y la tecnología, y que forma parte del plan nacional de construir un Estado fuerte y próspero.
Sin embargo, tal como el malogrado lanzamiento coheteril en abril pasado, el nuevo proyecto de Pyongyang choca inmediatamente con la crítica enérgica de la comunidad internacional. EEUU, Japón y Corea del Sur estimaron que se trata de un ensayo encubierto de misiles balísticos. Estos países consideran que el lanzamiento supone una violación de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, que prohíben expresamente a Corea del Norte desarrollar y usar tecnología nuclear y balística. Washington declaró que cualquier lanzamiento satelital de Pyongyang representa una máxima provocación y amenaza a la paz y la seguridad en la región. Seúl advirtió que llevará el asunto al Consejo de Seguridad de la ONU y presionará para la adopción de nuevas sanciones. El secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, llamó a Pyongyang a reconsiderar su plan y cancelar todas las acciones relacionadas con el programa balístico. El Director General de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), Yukiya Amano, estimó que el plan de Pyongyang puede perjudicar los esfuerzos internacionales para desnuclearizar la península. Incluso China, el aliado principal de Corea del Norte, aumenta también las presiones diplomáticas, con la declaración del vocero de su Cancillería, Hong Lei, en la que insta a Pyongyang a que actúe con prudencia y se abstenga de actos que puedan aumentar las tensiones en la región.
Un soldado japonés al lado de un sistema de cohetes Patriot
listos a defender el país de posibles imprevistos
Las reacciones de Japón, Corea del Sur y EEUU no se limitan a declaraciones, ya que han aumentado el despliegue de sus propias armas modernas. El Ejército surcoreano anunció ayer la instalación de un nuevo equipo radar de alerta de misiles, con el fin de defender el territorio nacional ante eventuales ataques provenientes del norte. También sometió a consideración la puesta en funcionamiento del sistema antimisiles PAC-2, para evitar un posible desvío del cohete norcoreano que pueda causarles daño.
Mientras tanto, Japón ha trasladado sus cohetes Patriot a la base militar de Okinawa. EEUU despliega allí estratégicos aviones de reconocimiento electrónico. Buques destructores de Japón equipados con el sistema Aegis también se orientan hacia el control del cielo del Este de China, Japón y el Mar Amarillo. El ministro nipón de defensa ordenó a las fuerzas antiaéreas destruir el cohete norcoreano si pasará por su espacio aéreo. Los dos países, junto a Corea del Sur, elaboraron también planes de coordinación y siguen de cerca los sucesos.
La situación en la península inquieta a la comunidad internacional. Hasta el momento, no se registra señal alguna de que Pyongyang cancelará su proyecto. Expertos estimaron que este resurgimiento de la crisis se produce en un contexto de acelerados preparativos electorales en Japón y Corea del Sur y el inicio del segundo mandato del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, con todas sus negativas influencias en las relaciones con la República Democrática Popular de Corea, y los llamados países hostiles. La corte distancia entre dos lanzamientos de cohetes de Norcorea este año evidencia aún más el estancamiento de los esfuerzos diplomáticos por la desnuclearización en la península coreana. No se sabe todavía de las consecuencias del hecho, pero el futuro lanzamiento seguramente frustrará el empeño de las partes en los últimos tiempos.