(VOVworld) – Tras seis meses de investigación, el “Tribunal Internacional Monsanto” concluyó este 18 de abril que la empresa estadounidense con ese nombre es culpable de ecocidio, lo que provoca efectos duraderos en el ecosistema y la vida en numerosos países, entre ellos Vietnam. Su sentencia constituye una base que obliga a la referida compañía a responsabilizarse por haber suministrado el agente naranja/dioxina al Ejército norteamericano para esparcirlo en Vietnam durante la guerra.
La guerra química que realizó Estados Unidos contra Vietnam es la de mayor envergadura y provocó las consecuencias más desastrosas en la historia de la humanidad. De 1961 a 1971, la aviación norteamericana roció 80 millones de litros de herbicida, el 61% de ellos es la dioxina, uno de los componentes químicos más tóxicos reconocidos por el hombre, sobre el sur de Vietnam. Cerca de 4,8 millones de vietnamitas han estado expuestos a ese agente, con saldo de miles de muertos y otros tantos con problemas de salud por la mencionada causa. De hecho, la superación de estas secuelas requiere mucho trabajo, desde la evaluación e información sobre los restos de esta sustancia tóxica en el país y la búsqueda de tecnología apropiada para la descontaminación, hasta la reducción del número de personas afectadas y evitar la transmisión de los daños a las generaciones sucesoras. Todas estas tareas exigen un gran esfuerzo por parte de Vietnam y la comunidad internacional.
Esfuerzos del pueblo vietnamita para exigir justicia
Cuatro décadas después de la guerra, el pueblo vietnamita sigue llamando a la solidaridad del mundo en la lucha contra las entidades y los individuos estadounidenses responsables de la existencia del agente naranja/dioxina en Vietnam y las graves consecuencias sufridas por la nación asiática hasta ahora. El 30 de enero de 2004, las víctimas vietnamitas demandaron ante un tribunal de Brooklyn, en Nueva York, a 37 empresas químicas norteamericanas, incluida Monsanto, por haber puesto a disposición del Ejército de Estados Unidos ése defoliante altamente tóxico. Luego, el rechazo del caso por la referida corte generó una ola de protestas tanto en el país norteamericano como en otras naciones. Los días 16 y 17 de mayo de 2009, el Tribunal Internacional de Conciencia, organizado por la Asociación de Juristas Democráticos en París, dictó que el gobierno estadounidense y las compañías productoras deben asumir la responsabilidad de las graves consecuencias del uso de sus productos letales, lo que se considera un “genocidio ambiental”. Declaró también que deben compensar a las víctimas y descontaminar el suelo y fuentes de agua, sobre todo los sitios alrededor de sus antiguas bases militares en el país indochino.
(Foto: AP)
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Aunque estas demandas no se han atendido, han generado un impacto positivo en los poderes Legislativo y Ejecutivo de Estados Unidos. En noviembre de 2006, ese país y Vietnam emitieron una Declaración Conjunta, en la cual afirmaron que ambas partes desplegarán más esfuerzos para resolver la contaminación ambiental cerca de los antiguos almacenes de dioxina, contribuyendo así al desarrollo de las relaciones bilaterales. Después, fundaciones como Ford y BilL & Melinda Gates respaldaron con recursos financieros la construcción de obras temporales destinadas a prevenir la difusión de la dioxina en el aeropuerto de Da Nang y de laboratorios dirigidos a examinar nuevas biotecnologías para su eliminación, así como para la valoración general de la contaminación y exposición y la adopción de medidas para atenuarla durante el periodo 2010-2012. Mientras, el Congreso estadounidense aprobó asistencias de 3 millones de dólares por cada año 2007 y 2009 y 15 millones de dólares en 2010 para la superación de las secuelas de la dioxina en Vietnam. En 2011, el gobierno de Washington aportó 34 millones de dólares para la purificación del aeropuerto de Da Nang. Sin embargo, estos montos son pequeños en comparación con las consecuencias de esta sustancia tóxica en el país indochino.
Recientemente, el vice primer ministro, Vu Duc Dam, anunció que todo apoyo a la solución de los efectos de la dioxina sobre la salud humana y el medio ambiente de la nación indochina, tanto espiritual como intelectual y especialmente financiero, cuenta y se considera valioso, sin importar de quién proceda, de un ciudadano estadounidense o de otros filántropos. Por esta razón, Vietnam aprecia el fallo del Tribunal Internacional Monsanto y pide a la compañía homónima que respete las consultas y recomendaciones de esta corte y adopte pronto medidas prácticas para resolver las secuelas de la referida sustancia tóxica.
Afirma que además de los esfuerzos del congreso, gobierno y pueblo norteamericano por haber dado pasos positivos para ayudar a la eliminación de las consecuencias de la guerra en Vietnam, las empresas suministradoras del agente naranja/dioxina para emplearlo en dicha contienda como Monsanto, también deben asumir la responsabilidad por ello.