(VOVWORLD) - Desde que Turquía abrió sus fronteras y facilitó la entrada de miles de refugiados a Grecia, Europa se ha enfrentado a una nueva crisis. Se teme que un escenario como el de 2015 se repita o la situación se agrave en un contexto en que el Viejo Continente está luchando contra la pandemia de Covid-19.
Refugiados en la provincia de Edirne, Turquía, cerca de la frontera con Grecia, el 1 de marzo (Foto: VNA) |
Tras el diálogo del pasado 9 de marzo, representantes de la Unión Europea (UE) y Turquía volverán a reunirse el 26 próximo para encontrar una solución adecuada con el fin de evitar la afluencia de inmigrantes a Europa.
¿Por qué Turquía abre su frontera?
Hace cuatro años, en 2016, los líderes del bloque comunitario firmaron un acuerdo con Ankara para poner fin a la crisis migratoria. Específicamente, la UE acordó pagar a Turquía 6 mil millones de euros y promover negociaciones sobre la integración de ese país euroasiático a su agrupación, a cambio de medidas más fuertes de Turquía para evitar la entrada de inmigrantes al bloque continental. El trato realmente funcionó. En los tres años siguientes, el número de refugiados que llegaban a las islas griegas desde Turquía disminuyó significativamente, de unos siete mil por día a varios cientos. Sin embargo, esta cifra ha tendido a aumentar desde 2019.
La razón de esta situación es que, a pesar de los esfuerzos de Ankara para unirse a la UE, la perspectiva es muy difícil, ya que el Parlamento Europeo solicitó congelar todas las negociaciones de nuevos miembros. Además, las fuertes represiones internas implementadas por el presidente turco, Reccep Tayyip Erdogan, no son del agrado de la UE y ocasionan el retraso de los diálogos para su membresía.
Por otro lado, el conflicto entre las fuerzas armadas turcas y sirias en la provincia de Idlib, el último bastión de los rebeldes sirios, en los últimos años ha exacerbado el problema migratorio. Empantanada por la crisis de Idlib y sin recibir apoyo por parte de los países europeos, Ankara anunció que abriría sus fronteras a finales de febrero de 2020.
Poco después de esta decisión, muchos refugiados sirios han cruzado la frontera turca para entrar en Grecia y Bulgaria.
Doble crisis
En la primera ronda de diálogo efectuada el pasado 9 de marzo, las dos partes acordaron establecer un grupo de trabajo encargado de implementar el tratado firmado en 2016. Lo más destacado de la reunión fue que la parte europea aceptó el principio de financiación tanto a los migrantes como a los gobiernos de Grecia y Turquía. La medida tiene como objetivo apaciguar a Ankara para que pueda encontrar soluciones efectivas en el control del flujo de migrantes. Como lo programado, las dos partes se reunirán el día 26 próximo para la segunda ronda de negociación.
Actualmente la UE confronta muchas dificultades: la salida del Reino Unido de la agrupación europea (Brexit), la consolidación interna, la solución de sus problemas económicos y presupuestarios y el combate contra la pandemia de Covid-19. Por eso, el problema migratorio será otro desafío que debe enfrentar, para el cual es necesario poner fin a la guerra en Siria.
Sin embargo, esto no se resolverá en un futuro cercano, ya que el papel de la UE en esta guerra es cada vez menor, cuando Turquía continúa presionando al bloque comunitario usando a los migrantes como herramientas políticas.