(VOVWORLD) - El noroeste de Siria se ha convertido en un foco candente de la profunda crisis que asume el país desde hace años. Lo que más preocupa a la opinión pública reside en las diferencias entre Rusia y Turquía, dos naciones que ejercen mayores influencias en la situación de ese territorio de Medio Oriente, la cual no muestra señales de alivio.
En los últimos días, el ejército turco informó continuamente sobre sus ataques contra las fuerzas armadas del Gobierno sirio en la provincia de Idlib. Afirmó que seguirá su ofensiva cumpliendo con la declaración del presidente de Turquía, Tayyip Erdogan, emitida el 26 de febrero, en la cual reiteró la determinación de hacer retroceder al ejército sirio en esa área. La actual situación refleja las tensiones crecientes en el noroeste de Siria, último bastión de los insurgentes en ese territorio. Sin embargo, el campo de batalla de Idlib y una parte de la zona de Alepo no solo refleja los enfrentamientos entre las fuerzas sirias y turcas, sino también los entre Rusia, pro-Gobierno de Damasco, y Turquía, que apoya a los grupos insurgentes de Siria.
Escenario de Idlib y reacción de Ankara
Soldados y carros blindados de Turquía con rumbo a Siria (Foto: NBCNews) |
Con los esfuerzos para aniquilar el último baluarte de los rebeldes y la oposición en Idlib, las fuerzas del Gobierno sirio fortalecieron los ataques contra esa área a finales del año pasado y lograron el control de numerosas localidades. Estas operaciones fueron respaldadas por bombarderos de Rusia, el aliado principal de Damasco que mantiene la intervención en la crisis de esa nación desde septiembre de 2015.
En respuesta a las acciones de la coalición Rusia-Siria, Turquía las consideró una violación del acuerdo alcanzado entre Moscú y Ankara en 2018 sobre el establecimiento de la zona de distensión en Idlib. En las últimas semanas, el país otomano ha desplegado un gran número de efectivos y equipos militares hacia esa región y también a Alepo. La presencia del ejército turco desaceleró el avance de los soldados sirios y aumentó los enfrentamientos entre las fuerzas armadas del Gobierno de Damasco y Ankara. El canal televisivo nacional de Rusia, Rossiya 1, informó el 27 de febrero sobre los ataques con misiles de Turquía contra bombarderos rusos en Idlib durante los últimos días.
Firme compostura de Rusia y Siria
El presidente de Turquía advirtió que una nueva incursión militar en Idlib podría comenzar en cualquier momento y solo es "cuestión de tiempo" (Foto: Viettime) |
Pese a los primeros éxitos en impedir el avance del ejército sirio, Ankara y las fuerzas insurgentes vislumbran el inminente escenario en que perderán totalmente su control de Idlib y la región del noroeste de Siria. En este sentido, Turquía urgió a Rusia y Siria a poner fin a las ofensivas en esos sitios. Sin embargo, en la reunión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU celebrada el 25 de febrero en Ginebra, Suiza, el canciller ruso, Sergei Lavrov, rechazó ese llamamiento y afirmó que el fin de las operaciones en Idlib significaría la rendición ante los terroristas.
Analistas evaluaron que la firme postura de Moscú se imbuye en las fuerzas del Gobierno de Damasco por lo cual han reafirmado en repetidas ocasiones la determinación de liberar a Idlib y aniquilar a los terroristas apoyados por los extranjeros.
Cabe destacar que tanto Rusia y Siria como Turquía insisten en el tema de Idlib, lo que aumentó la preocupación por la intensificación de los conflictos bélicos en los próximos tiempos y sus graves consecuencias para las partes involucradas. En especial, las buenas relaciones multisectoriales entre Moscú y Ankara corren el riesgo de deteriorarse. Por esta razón, paralelo a las declaraciones categóricas acerca de las acciones militares, Rusia y Turquía apoyaron la solución del problema a través de conversaciones, llevando a cabo así algunas rondas de negociación durante los últimos tiempos. Sin embargo, debido a la complicada situación actual y la diferencia en materia de intereses nacionales, el proceso de diálogo sobre el destino de Idlib no se ha terminado, deteriorando las expectativas de paz para decenas de miles de pobladores sirios aprisionados entre dos fuegos.