(VOVworld) – El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha emitido una orden que levanta una larga data de sanciones comerciales por parte de su país hacia la República de la Unión de Myanmar. Poco después, el Departamento del Tesoro norteamericano indicó en una declaración que como resultado del anuncio de Obama, las medidas de castigo económico y financiero administradas por la Oficina de Control de Activos Extranjeros de esta entidad ya no están en vigor. Estos actos son considerados como un avance histórico para la recuperación de las relaciones bilaterales, congeladas desde hace cerca de 2 décadas.
La decisión del inquilino de la Casa Blanca se produje un mes después de su reunión con la consejera de Estado birmana Aung San Suu Kyi, celebrada el pasado 14 de septiembre en Washington. Con dicho paso, Estados Unidos espera que Naipyidó se convierta en un socio democrático y próspero en el Sudeste Asiático.
Proceso de normalización de vínculos bilaterales
Washington comenzó las restricciones contra Myanmar en 1988, cuando el Ejército tomó el poder y aumentó la represión contra activistas por la democracia en esa nación sudesteasiática. El 20 de mayo de 1997, el gobierno entonces bajo la administración de Bill Clinton aprobó por primera vez una Declaración de Emergencia -base de las sanciones- contra Myanmar, argumentando que las políticas de su Junta Militar eran una amenaza para Estados Unidos. En el mismo año, el Congreso estadounidense ordenó la prohibición de inversiones del país en Myanmar y en 2003, la importación de productos birmanos. En 2007, George Bush endureció estas medidas.
Aung San Suu Kyi y Barack Obama durante el encuentro del 14 de septiembre
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Sin embargo, todo cambió a partir de 2011 cuando el Ejército aceptó formar un Ejecutivo civil bajo el liderazgo del presidente Thein Sein. Fue el punto de partida para una transición democrática en el país. En 2012, la oposición Liga Nacional por la Democracia, dirigida por Aung San Suu Kyi, una activista que fue puesta bajo arresto domiciliario por los militares durante un total de 15 años, anunció que había sido electa para la Pyithu Hluttaw, la cámara baja del parlamento birmano, representando la circunscripción de Kawhmu. Luego, en noviembre de 2015, esta coalición política venció en las elecciones parlamentarias al conseguir hasta 86% de los escaños.
El 2012 también marcó la primera visita de un presidente estadounidense, Barack Obama, a Myanmar, durante la cual decidió retirar algunas de las sanciones. Tras dicha victoria en 2015, la Casa Blanca ha permitido la operación de compañías nacionales en importantes aeropuertos y puertos marítimos birmanos.
Mientras, durante su último encuentro con la premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, Obama anunció su intención de reinstaurar el trato prioritario para Myanmar bajo el programa de Sistema Generalizado de Preferencias (GSP, por sus siglas en inglés), un mecanismo de aranceles preferenciales.
Competencia por la influencia en Myanmar
El levantamiento de las sanciones económicas y financieras contra Myanmar demuestra el intento de Estados Unidos de buscar una mayor influencia en esta nación sudesteasiática, reconocer sus avances en la promoción de la democracia y sus potencialidades de cooperación y especialmente, en el contexto de que China, un socio tradicional de Naipyidó, también trata de consolidar los vínculos mutuos.
Myanmar está en el camino de democratización
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Antes de la visita a Estados Unidos, Aung San Suu Kyi, jefa de facto y una figura clave del actual gobierno birmano eligió a China como su primer destino extranjero desde que asumiera el cargo. Durante dicho recorrido, afirmó que a pesar de la situación mundial, su país mantiene el deseo de fortalecer y desarrollar los lazos con Pekín.
Reconociendo esto, Washington no quiere perder su oportunidad de establecer una relación económica, política y militar sostenible y a largo plazo con Naipyidó, a fin de ampliar su peso sobre China en el balance geopolítico en Asia-Pacífico y en el Océano Índico.
En realidad, durante unos 50 años bajo las sanciones impuestas por el Occidente, Myanmar ha recibido muchas ayudas, tanto económicas como militares por parte de Pekín, siendo la razón de los estrechos lazos entre ambos países. De hecho, Naipyidó construyó un puesto en el mar para controlar las rutas de tránsito de la energía desde el Golfo Pérsico a China.
Por eso, la relajación de los castigos contra Myanmar es un movimiento clave de Washington en Asia-Pacífico. Aunque niega que su presencia en dicha zona sea para “contener a China”, Estados Unidos sigue buscando una mayor influencia aquí. Por parte de Myanmar, sus políticos, en particular la administración de San Suu Kyi, también creen que una colaboración con el país norteamericano servirá para reducir la dependencia de China, y que Estados Unidos desempeña un papel muy importante para el proceso de democratización.