Washington volvió a imponer el castigo contra el programa nuclear iraní al retirarse del histórico acuerdo firmado en 2015 por Irán y el Grupo P5+1 (compuesto por Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido y Francia más Alemania). La primera tanda de sanciones inició este martes y prohibirá en un plazo de 90 días las compras de dólares estadounidenses por Irán, su comercio de oro y metales preciosos, y las transacciones con carbón y software relacionado con la industria. El paquete de medidas también permite suspender la importación de alfombras y alimentos iraníes. La segunda ronda, que entrará en vigor el próximo 5 de noviembre, incluirá prohibiciones a las transacciones financieras con el Banco Central de Irán y la compra de petróleo, una de las principales fuentes de divisas de ese territorio.

(Imagen Ilustrativa:Reuters)

Enfoque férreo de Estados Unidos

Estados Unidos renovó las sanciones en un contexto en que la economía iraní encara una crisis que, entre otras cosas, se caracteriza por el aumento de la inflación y la devaluación de la moneda nacional. Tales contratiempos empeoran la situación social, ensanchan la brecha entre ricos y pobres, y agudizan la inestabilidad política. Según pronosticó el Fondo Monetario Internacional, el crecimiento del Producto Interno Bruto del país podría ser del 4% este año, pero el índice podría caer por debajo del 2% como consecuencia de los posibles impactos de las nuevas sanciones norteamericanas.

Restablecidas las medidas de castigo, el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo,  aseguró que Washington las cumplirá al pie de la letra. El decreto publicado a ese respecto por la Casa Blanca insistió en que se implementará una campaña de máxima presión económica contra el Ejecutivo iraní.

No obstante, analistas evaluaron que con la reanudación de las sanciones Washington no logrará sus objetivos y solo conseguiría cimentar el “comportamiento constante” de Teherán de no hacer concesiones de principios en sus posturas y políticas.

 Respuestas de Irán

Pese a las advertencias del Gobierno estadounidense, Irán declaró que las medidas son paradójicas y anunció una flexibilización de las normas de divisas para permitir a las casas de cambio comprar y vender monedas fuertes para propósitos tales como el comercio exterior, realizar importaciones ilimitadas de divisas y oro libres de impuestos, y mover las cuentas de ahorro en dólares.

En una postura encaminada a resguardar las relaciones comerciales y diplomáticas con Irán, la Unión Europea hará caso omiso a las sanciones de Estados Unidos contra esa nación. En concreto, el Estatuto de Bloqueo, en práctica el 7 del corriente mes, pretende proteger a las empresas que mantienen negocios definidos como legítimos con Teherán. Ese mecanismo les prohíbe cumplir con el castigo estadounidense si no hay autorización de la Comisión Europea. Por su parte, Alemania prometió seguir apoyando el comercio y las inversiones del empresariado nacional con Irán.

Según expertos, a Estados Unidos le será muy difícil consensuar una posición común con sus aliados, con lo que serán muy remotas sus posibilidades de reanimar las sanciones contra el Gobierno persa.

En una especie de soborno, la Casa Blanca dijo que ofrecería a Teherán condiciones favorables al restablecimiento del intercambio comercial si volvía a las negociaciones sobre su programa nuclear y retiraba su presunto apoyo a los grupos rebeldes en la región. Pero tales propuestas están lejos de ser escuchadas y recientemente las autoridades iraníes declararon que no tenía sentido negociar con Estados Unidos mientras las sanciones estén en curso.