(VOVWORLD) - De nuevo, las relaciones entre Estados Unidos y China se convierten en el foco de los medios mundiales después de que Washington repetidamente acusara al gigante asiático de ocultar información sobre el virus SARS-CoV-2. Aún más, el presidente norteamericano, Donald Trump, también amenazó con imponer nuevos impuestos a China, como represalia. El Covid-19 podría ser una oportunidad para que estos dos países mejoren su relación, pero, de hecho, ha exacerbado las tensiones existentes, especialmente cuando compiten por una mayor influencia económica y política global.
Los presidentes de China, Xi Jinping (i), y de Estados Unidos, Donald Trump (Foto: AP) |
La crisis causada por el Covid-19 rompió la reconciliación temporal entre Estados Unidos y China después de firmar el acuerdo comercial de la primera fase a principios de este año. La pandemia no es la causa que crea nuevas tensiones en las relaciones bilaterales, sino que acelera las tendencias que han existido durante muchos años, generadas por la competencia por una mayor influencia sobre la economía y la política globales.
Continuas acusaciones por parte de Estados Unidos
En una llamada telefónica a principios de febrero pasado, el presidente chino, Xi Jinping, y su par de Estados Unidos, Donald Trump, prometieron colaborar en la lucha contra el Covid-19, pero hasta ahora no se ve ninguna acción concreta de cooperación por parte de ambas naciones. Incluso los observadores valoraron que no era realista esperar que las relaciones entre Washington y Beijing cambiaran para mejor debido a la crisis causada por la pandemia. Esto es cierto cuando las dudas sobre la transparencia del gigante asiático en la prevención de la enfermedad se han convertido en la ignición de las tensiones entre China y el Occidente, particularmente Estados Unidos.
El secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, dijo en el canal televisivo ABC que “hay muchas pruebas” de que el nuevo coronavirus que causa la pandemia se originase en un laboratorio en Wuhan. Mientras, en una rueda de prensa en la Casa Blanca el 30 de abril, el presidente Donald Trump enfatizó que la preocupación por el papel de China en la existencia y la propagación del virus SARS-CoV-2 prevalece ante un pacto comercial con el gigante asiático. El mandatario comentó que posiblemente Beijing no pudo contener la pandemia o dejó que el virus se propagara deliberadamente. Según él, Estados Unidos y China han firmado un acuerdo comercial, en el cual Beijing acordó comprar productos norteamericanos y en realidad compró mucho, pero eso es secundario a lo que sucede ahora. La actual situación no es aceptable, agregó.
Esta declaración se produjo en medio de que muchos analistas creen que Washington busca represalias contra China por su manejo de la pandemia al acusarle de ocultar el nuevo coronavirus. En realidad, altos funcionarios de Estados Unidos debatieron las posibles medidas de castigo, como los reclamos financieros.
Los efectos negativos
Según los expertos, los factores que hacen que las relaciones entre las dos potencias se enfríen no cambiarán, y aún existirán cuando esta pandemia se debilite. Parece que la espiral descendente de los vínculos bilaterales se ha acelerado, entrando en una nueva fase con mayores riesgos y hacia la confrontación.
De hecho, ante los continuos ataques verbales de los funcionarios estadounidenses desde el estallido del Covid-19, China ha respondido con dureza. Beijing cree que ha actuado de manera abierta, transparente y responsable en la lucha contra la pandemia, compartiendo información con la comunidad internacional e iniciando la cooperación mundial lo antes posible.
De hecho, en el contexto actual donde el número de personas infectadas con el SARS-CoV-2 ya superó los 3,6 millones, incluyendo más de 250 mil muertes, el feroz debate entre las dos naciones está dividiendo a la comunidad internacional. Conforme al secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, una comunidad internacional dividida reducirá la capacidad de apoyar a los países pobres en la lucha contra la pandemia porque tanto Estados Unidos como China son dos economías importantes y sus contribuciones en el combate contra este mal y la solución de otros problemas mundiales son esenciales.
Desde hace tiempo, la nación norteamericana y el gigante asiático están en desacuerdo sobre una serie de temas candentes. La pandemia podría ser una oportunidad para que las dos partes mejoren sus relaciones y aminoren las fricciones, pero en realidad sus lazos cayeron en un nuevo estado de tensión.