Banderas de los países miembros de la OTAN. (Foto: AP)

Ampliación de escala y aumento de ambición

El 4 de abril de 1949, en Washington (Estados Unidos), el presidente estadounidense Harry Truman junto con los líderes de Canadá y 10 países europeos, entre ellos Francia, Reino Unido, Italia, Alemania, Países Bajos, Luxemburgo, Dinamarca, Noruega, Islandia y Portugal, firmaron un acuerdo para establecer la primera alianza militar entre países ubicados en ambos lados del Océano Atlántico. A finales de ese año, el Tratado entró oficialmente en vigor.

La creación de la OTAN se consideró un punto de inflexión histórico para la región euroatlántica, especialmente porque el mundo acababa de vivir una feroz Segunda Guerra Mundial y se preparaba para entrar en la Guerra Fría. Seis años después de su nacimiento, la coalición militar admitió sucesivamente a Turquía y Grecia en 1952, y a Alemania Occidental en 1955.

El tamaño de la OTAN aumentó rápidamente después del fin de la Guerra Fría a principios de los años 1990, con la introducción de la estrategia oriental para adherir a una serie de países de Europa central y oriental que pertenecían al antiguo Pacto de Varsovia.

En 10 años, de 1999 a 2009, la Alianza Atlántica agregó 12 miembros más en Europa Central, Europa del Este y los Balcanes. Este proceso de expansión registró un nuevo punto de inflexión tras el estallido del conflicto Rusia-Ucrania en febrero de 2022, con dos países nórdicos, Finlandia y Suecia, que abandonaron su centenaria política de neutralidad para unirse a la OTAN. Esta decisión elevó el número total de miembros de la organización a 32.

Según Robert Benson, analista político del Centro para el Progreso Americano (CAP), la OTAN reúne a la mayoría de los países de Europa y América del Norte, incluidos muchos países rivales en el pasado, lo que es uno de los mayores logros en la historia de este bloque: “La historia de Europa es una de conflictos constantes, hasta que se fundó la OTAN hace 75 años, en 1949. Desde entonces, se ha mantenido una paz relativamente duradera en la región euroatlántica. Por lo tanto, creo que este es el mayor logro histórico alcanzado por el bloque”.

Además de aumentar el número de miembros casi tres veces en comparación con su momento fundacional, la OTAN también incrementó sus ambiciones, especialmente después de que concluyó la Guerra Fría y se disolvió el Pacto de Varsovia, su principal contrapeso. El hecho de que la Alianza Atlántica iniciara una campaña militar en Yugoslavia (1999) o participara en guerras en Iraq, Afganistán y Siria, generó mucha controversia relacionada con el principio de defensa y el espacio para la acción común de la organización.

Hoy en día, con el 70% del presupuesto de defensa global, la OTAN sigue siendo el bloque militar más grande del mundo y tiene la intención de ampliar sus asociaciones de seguridad fuera del espacio geográfico euroatlántico tradicional. Eso provocó ciertas preocupaciones en muchos países por el desequilibrio del panorama de seguridad global.

OTAN e inciertas políticas de Estados Unidos

Siendo la mayor potencia militar de la OTAN y contribuyendo con casi dos tercios del presupuesto operativo de la alianza, Estados Unidos tiene una voz decisiva para la coalición. Por lo tanto, cualquier cambio en las políticas exteriores y de seguridad de la administración estadounidense tendrá un impacto importante en la organización y sus operaciones. Según Nicholas Lokker, investigador del Centro para una Nueva Seguridad Americana (CNAS), el actual presidente estadounidense, Joe Biden, es un típico político atlantista, por lo que concede gran importancia al papel de la OTAN. Sin embargo, Lokker predijo que los aliados de Estados Unidos se sienten inseguros sobre el futuro de este bloque militar si el expresidente Donald Trump gana las elecciones presidenciales estadounidenses a finales de este año.

El presidente del Comité Militar de la OTAN, general Rob Bauer. (Foto: Daily Messenger)

Según el experto, esta preocupación es completamente comprensible porque en el mandato anterior (2016-2020), Donald Trump criticó repetidamente a la OTAN, así como a algunos de sus miembros claves, en relación con las contribuciones financieras a la organización. Durante las recientes campañas electorales, Trump también continuó emitiendo algunas declaraciones que preocupan a los aliados de la OTAN si gana las elecciones próximas. Entre ellas destacan la posibilidad de Estados Unidos de abandonar algunos compromisos de seguridad con la coalición militar. Sin embargo, la mayoría de los observadores estiman que las elecciones presidenciales de Estados Unidos de este año son muy difíciles de predecir y, en el contexto de la inseguridad global actual, el papel de la OTAN sigue siendo extremadamente necesario para Estados Unidos. Además, según el presidente del Comité Militar de la alianza, general Rob Bauer, es bastante razonable la petición del aumento de presupuesto de defensa de Trump.

“La Alianza Atlántica ha pasado por varios períodos difíciles en su historia. En cuanto al presidente Trump, sus comentarios no fueron principalmente contra la OTAN, sino contra países que, según él, no contribuyen lo suficiente al bloque. En mi opinión, su crítica de que los países europeos y Canadá deben hacer más por su propia defensa es correcta”.

Según datos de la OTAN, la mayoría de los países miembros del bloque tienen ahora una hoja de ruta clara para alcanzar el objetivo de gastar al menos el 2% del producto interior bruto en defensa. Además, desde 2014 hasta ahora, la coalición ha recibido 600 mil millones de dólares adicionales en contribuciones de Canadá y sus miembros europeos.