Luego de su ratificación, el acuerdo será sometido a votación en la Asamblea General de la ONU el próximo 19 de diciembre.

Una necesidad

En la última década, la masiva afluencia de inmigrantes globales aumentó de manera vertiginosa, especialmente hacia Europa, la mayoría con la intención de escapar de los conflictos y la pobreza en el Medio Oriente y África. Según datos de la ONU, desde el año 2000, más de 60.000 refugiados han muerto durante la ruta de huida, principalmente por vía marítima hacia Europa. A pesar de que el flujo de inmigrantes por el Mediterráneo se ha reducido significativamente, el Viejo Continente aún enfrenta las consecuencias derivadas del desplazamiento de esa enorme masa de personas. Mientras, miles de centroamericanos se concentraron en la frontera con México para pedir asilo en Estados Unidos, lo que llevó a las autoridades de este país a desplegar tropas y amenazar con una severa represión.

Semejantes situaciones aconsejan abordar el tema migratorio a nivel global, una opción al parecer viable cuando los Estados miembros de la ONU negocien un acuerdo integral para encarar el problema.

Esa fue la razón por la que se estableció el Pacto Mundial sobre la Migración, que constituye el marco legal necesario para instrumentar la cooperación internacional en la gestión de inmigrantes.

Según las Naciones Unidas, el documento no es legalmente vinculante e incluye varias disposiciones específicas sobre la soberanía, por lo que su cumplimiento se basa únicamente en la buena voluntad de los países firmantes. No obstante, numerosos analistas internacionales argumentan que el tratado fue un éxito diplomático de la mayor organización mundial.

Debates sobre legalidad y carácter obligatorio

Recientemente, Hungría, Austria, la República Checa, Polonia, Bulgaria y Australia decidieron retirarse del tratado por considerar que permitiría a las Naciones Unidas imponer políticas migratorias. Además, comentaron que el documento no establece conceptos claros sobre la migración legal e ilegal, mientras en algunos países europeos, los refugiados por motivaciones económicas son considerados ilegales y un peligro para la seguridad nacional.

En algunos de esos países, los partidos de oposición alegan que con la adopción del pacto migratorio mundial los gobiernos pierden control sobre las fronteras, en perjuicio de las soberanías nacionales.

A pesar de polémicas y controversias, es innegable que el nuevo acuerdo ayudará a los países de origen, tránsito y acogida a los migrantes a reforzar la cooperación en aras de tomar soluciones más efectivas al respecto, especialmente en el tema del tráfico humano.

En definitivo, el Pacto Migratorio Mundial es una “respuesta correcta” para resolver problemas urgentes globales que, directa o indirectamente, tienen que ver con los intereses de todas las naciones.