Paso inicial de un nuevo capítulo en las relaciones intercoreanas

(VOVworld) – Después de 43 horas de continuas e intensas negociaciones, este martes, las dos Coreas alcanzaron un acuerdo con medidas destinadas a resolver la crisis, que podría empujarlas al borde de una guerra. Este pacto de seis puntos es considerado como el primer paso hacia un nuevo capítulo en las relaciones intercoreanas.

Según el acuerdo recién logrado, Corea del Sur y Corea del Norte asintieron a las conversaciones en Seúl o Pyongyang, sus respectivas capitales, lo antes posible para mejorar los vínculos bilaterales y continuar las negociaciones sobre otros temas. Planearon organizar en las próximas festividades de Medio Otoño el encuentro de familias separadas en la guerra (1950-1953), además de celebrar la reunión entre la Cruz Roja de ambos países en el mes de septiembre que viene, en preparación a los encuentros familiares. Al mismo tiempo, acordaron aumentar el intercambio civil en diferentes áreas.

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Representantes de las dos delegaciones de Corea del Norte y Corea del Sur estrechan las manos tras concluir las negociaciones

Lo que más llamó la atención de este acuerdo, es como categóricamente para aliviar las tensiones, Pyongyang lamentó la explosión de una mina en la zona desmilitarizada que hirió a varios soldados surcoreanos. Por su parte, Corea del Sur afirmó que cesará su campaña de propaganda por altavoces en la frontera a partir de la hora 0 del día 25 de agosto. A su vez, la República Popular Democrática de Corea pondrá fin al estado de “semiguerra” que había declarado su líder supremo, Kim Jong-un, el pasado viernes, en plena escalada de la tensión.

Señales positivas de las negociaciones

Este acuerdo se selló tras las 43 largas horas de negociaciones y duras declaraciones de ambas partes que pusieron a sus ejércitos en posición combativa. Se espera que el acuerdo alcanzado ponga fin a la tensión militar en la península coreana.

La situación de inestabilidad en esta península, que se repite constantemente, acapara la atención de los analistas. La escalada de tensiones entre las dos partes en las últimas semanas en realidad es un nuevo gesto de la política denominada “al borde del abismo de la guerra” que Pyongyang aplica con frecuencia en repudio a los ejercicios militares conjuntos anuales entre Estados Unidos y Corea del Sur. El intercambio de artillería y la movilización por la parte norcoreana de más efectivos militares en la frontera con el sur habían suscitado gran preocupación en los observadores. Sin embargo, el hecho de que rápidamente las altas autoridades de ambas partes se sentaran a la mesa de negociación en busca de soluciones para desactivar el cordón detonante de la guerra es una señal positiva. En realidad, esta crisis todavía no alcanza el nivel del conflicto en 2013, cuando una serie de ensayos de misiles de largo alcance y la tercera prueba nuclear de la República Democrática Popular de Corea hicieron que la ONU recrudeciera sus sanciones contra Pyongyang. Esta vez se puede ver que Corea del Norte al aplicar su política de guerra no quiso llevar la situación ya tensa al nivel incontrolable, sino que presionó a Corea del Sur a ir a las negociaciones a través de acciones provocadoras.

Romper la situación de congelamiento

El acuerdo alcanzado recibe la enhorabuena de la comunidad internacional, puesto que no solo alivia las tensiones en la península coreana, sino además abre camino al mejoramiento de las relaciones bilaterales.

Con este acuerdo, ambas partes obtuvieron lo que querían. Acordaron realizar diálogos y negociaciones para celebrar las conversaciones de alto nivel entre los dos gobiernos. No se puede negar la buena voluntad manifestada por ambas partes, especialmente por Corea del Norte, para reducir las diferencias, desde el primer diálogo de alto nivel efectuado en febrero de 2014. En esta ronda de negociaciones, la pena expresada por Pyongyang por el estallido de la mina en la zona limítrofe es un gesto poco común en los últimos años. El tono de los negociadores, al parecer, de pura diplomacia, es calificado de “significativo”, por demostrar la buena voluntad de ambas partes por poner fin al conflicto y avanzar hacia el establecimiento de un nuevo marco para las relaciones intercoreanas. También según analistas, se puede considerar la última reunión como un encuentro casi directo ya que fueron los asistentes más cercanos de la presidenta surcoreana Park Geun-hye y del dirigente norcoreano, Kim Jong-un los que encabezaron las delegaciones negociadoras y ellos son capaces de transmitir de forma más clara la idea de sus líderes.

Esperanza en un Pacto de Paz

Sin embargo, al lado de las opiniones optimistas, se estima que aún quedan pendientes los problemas esenciales entre las dos partes. El acuerdo alcanzado puede considerarse un progreso, pero no se ha abordado el programa nuclear de Corea del Norte. Desde la guerra de 1950 a 1953, las dos Coreas permanecen en estado de guerra, porque solo firmaron un acuerdo de armisticio. Durante años, ese círculo vicioso de provocaciones y sanciones en la península coreana ha impedido la normalización de las relaciones entre las dos partes. La opinión pública espera que con el nuevo acuerdo, se construya la confianza para de ahí encaminarse a firmar un Pacto de Paz y Reunificación, en sustitución al viejo acuerdo de armisticio.

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