(VOVworld) – En los últimos días de 2016, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó un alto el fuego en Siria con la mediación de Rusia, Turquía e Irán, lo que allanó el camino para negociaciones de paz, previstas a celebrarse a finales de enero en Astana, capital de Kazajistán. Al parecer, se trata de un consenso entre el ejército sirio y las fuerzas opositoras con el apoyo de dichos mediadores. Sin embargo, analistas evaluaron que hay señales nada alentadoras sobre el próximo diálogo debido a las diferencias en los objetivos políticos de las partes involucradas.
El acuerdo de alto el fuego en Siria firmado por el gobierno de Damasco y la oposición con Rusia y Turquía como mediadores allanó el camino para negociaciones de paz a finales de este mes. Sin embargo, desde su entrada en vigor hasta la fecha, además de las violaciones sobre el terreno, las acusaciones y declaraciones reciprocas han preocupado a la comunidad internacional en cuanto a la posibilidad de que realmente se pueda recuperar una paz duradera en esa nación del Medio Oriente.
Conflictos sectarios son factor clave
El Consejo de Seguridad de la ONU aborda temas de Siria el 18 de diciembre de 2016 (Foto: TASS)
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“Queremos no sólo la renuncia de Assad, sino también el fin de su régimen”, declaró Abu Mohammed, comandante de una unidad de fuerzas insurgentes en el norte de la ciudad de Alepo, una de las partes firmantes del cese del fuego. “Si el acuerdo de Astana nos obliga a reconciliar con un régimen que cobró 300 mil vidas civiles sin prestar atención a las aspiraciones de la población siria, regresaremos al campo de batalla”, afirmó el líder militar. Actualmente se registran unos 80 mil efectivos de las fuerzas rebeldes en dicho territorio, 60 mil de ellos involucrados en la tregua. Lo más importante es que pese a las diferencias, las fuerzas principales, grupos de milicianos y unidades armadas compartieron el objetivo de luchar contra la administración de Bashar al Assad durante los últimos 5 años para instaurar un nuevo gobierno.
Está claro que su esperanza radica no solo en el cambio del líder de la administración. Con el derrocamiento de Assad, para crear un nuevo gobierno a través de una votación civil, las fuerzas de oposición lideradas por la mayoría suní buscan reequilibrar el poder entre las facciones en el país. Durante 4 décadas del régimen de la familia de Assad, con un gabinete alauí, Siria, bajo la dirección de la minoría chiita, aminoró el papel de los suníes que ocuparon el 70% de la población nacional antes de la guerra. De esta manera, la tregua permitirá la celebración de las elecciones presidenciales pero no menciona el fin del liderazgo alauí. Otras fuentes revelaron que Assad tendrá un sucesor íntimo menos polémico. En tanto, observadores opinan que el mantenimiento del poder alauí es una condición de Irán, uno de los aliados que han apoyado el gobierno de Damasco durante los últimos 4 años.
Coexistencia de muchas facciones opositoras
Habitantes locales salen de la ciudad de Alepo (Foto: AFP)
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Otros retos del alto el fuego son la coexistencia de numerosas fuerzas y unidades armadas de oposición en Siria. Hay 54 grupos opositores en el sur mientras en el norte y el oeste del país se registran otros 60. Algunos mantienen vínculos con Turquía para apoyar el regreso de los combatientes kurdos y del Estado Islámico a la región norteña de Siria. Esta división evidencia la fragilidad del cese del fuego alcanzado por el gobierno de Damasco y más de 100 grupos de oposición. Cabe destacar además otra amenaza derivada del movimiento extremista relacionado con Al Qaeda, Fateh al Sham, conocido también como Jabhat al Nusra. Mientras las fuerzas de oposición en Siria insisten en que al Nusra tome parte en la tregua, el ejército de Damasco y Rusia se oponen. En la actualidad, este movimiento tiene lazos cercanos con las demás fuerzas de oposición en los combates en la nación del Medio Oriente, lo que dificulta los esfuerzos de Moscú y Ankara para aislar a al Nusra. Este es también un pretexto para que el gobierno sirio continúe la ofensiva contra la oposición, provocando el estancamiento del alto el fuego.
Pese a las declaraciones optimistas del presidente Bashar al Assad sobre las perspectivas de las negociaciones, analistas políticos consideran que la tregua promovida por Rusia, Turquía e Irán no puede cumplirse a largo plazo toda vez que las partes involucradas no intenten poner fin a la guerra. Las fuerzas implicadas en los conflictos en el territorio persiguen sus propios objetivos, lo que impide el restablecimiento de una paz duradera en Siria.