Más de cuatro meses después de que estallara el conflicto entre Israel y las fuerzas islámicas de Hamás en la Franja de Gaza, las esperanzas de un alto el fuego a largo plazo son cada vez más frágiles después de que las negociaciones diplomáticas concluyeran el 13 de febrero en El Cairo (Egipto) en un punto muerto.

El primer ministro y canciller de Qatar, Mohammed Bin Abdulrahman Al Thani (c.) en el Foro de Seguridad de Múnich.(Foto: EPA)

Negociaciones diplomáticas en un callejón sin salida

Al intervenir el 18 de febrero en el Foro de Seguridad de Múnich (MSC), en Alemania, el primer ministro y canciller de Qatar, jeque Mohammed Bin Abdulrahman Al Thani, reconoció que los esfuerzos diplomáticos para lograr un acuerdo de alto el fuego a largo plazo entre Israel y Hamás están cayendo en un callejón sin salida después de casi tres semanas de intensas negociaciones. Junto con Estados Unidos y Egipto, Qatar es uno de los países que patrocinan y promueven fuertemente el "acuerdo de rehenes" entre Israel y Hamás, según el cual la fuerza palestina de milicia liberaría a los rehenes israelíes retenidos, a cambio de prisioneros palestinos y un alto el fuego a largo plazo.

Las esperanzas de alcanzar un acuerdo se reavivaron cuando representantes de las partes en pugna, junto con altos funcionarios de seguridad de Estados Unidos, Qatar y varios países de Oriente Medio, estuvieron presentes la semana pasada en El Cairo (Egipto) para participar en estos diálogos. Sin embargo, el 13 de febrero las partes dieron por terminadas las negociaciones sin lograr ningún avance. El primer ministro de Qatar, Mohammed Al Thani, admitió: “El tiempo no está de nuestro lado. Hemos logrado algunos avances en las negociaciones durante las últimas semanas y estamos tratando de llegar a un acuerdo entre ambas partes. Sin embargo, en los últimos días no logramos avances como lo esperado porque aún existen muchas diferencias entre las partes”.

Según el dirigente qatarí, las recientes negociaciones se centraron en dos contenidos principales, entre ellos la apertura de un corredor humanitario en la Franja de Gaza y la cantidad de prisioneros palestinos liberados a cambio de los rehenes mantenidos por Hamás. Las negociaciones sobre cuestiones humanitarias han progresado, pero Israel y Hamás discrepan marcadamente sobre el número de personas intercambiadas.

Edificios devastados por los ataques israelíes en la Franja de Gaza, 16 de febrero de 2024. (Foto: AFP)

 En este sentido, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, anunció que no se llevarían a cabo más negociaciones hasta que Hamás cambiará sus demandas: “Debemos tener una postura dura en esta negociación. Para mí, hasta ahora las exigencias de Hamás son fantasiosas. Quieren derrotar a Israel y, por supuesto, no podemos permitirlo. Pero cuando Hamás renuncie a estas demandas, podremos considerar seguir adelante”.

Además de no declarar concesiones en las negociaciones, el Gobierno israelí continúa manteniendo otras posiciones duras, como el rechazo al reconocimiento “unilateral” de un Estado palestino independiente por parte de otros países; negarse a la cancelación de los planes para atacar la ciudad de Rafah. Además, durante el fin de semana la administración estadounidense siguió oponiéndose al proyecto de resolución que pedía un alto el fuego humanitario en Gaza, presentado por Argelia al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU), lo que dificulta mucho los esfuerzos diplomáticos.

Riesgo de una mayor crisis humanitaria

Los esfuerzos diplomáticos estancados hicieron que la comunidad internacional temiera que una crisis humanitaria mayor pudiera afectar a la Franja de Gaza en las próximas semanas, cuando el Gobierno israelí dijo el 19 de febrero que atacaría la ciudad de Rafah a partir de principios de marzo, si las fuerzas de Hamás no liberan a todos los rehenes. Situada en el extremo sur de la Franja de Gaza, Rafah es considerada el último refugio para los palestinos que huyen del conflicto desde finales del año pasado. Según datos de la ONU, actualmente hay entre 1,3 y 1,4 millones de civiles refugiados en Rafah, lo que la convierte en la ciudad más densamente poblada del mundo.

Por tanto, según analistas, cualquier acción militar en Rafah podría provocar pérdidas de vidas imprevisibles, en un momento en el que el conflicto en Gaza se ha cobrado la vida de casi 30.000 civiles palestinos, obligando al mismo tiempo al 85% de más de dos millones de la población gazatí a huir de sus hogares, mientras que más de 500 mil personas se enfrentan a una grave hambruna.

En la reunión sostenida el 16 de febrero en París con el rey de Jordania, el presidente francés, Emmanuel Macron, advirtió que un ataque a Rafah podría crear un gran desastre humanitario. El Presidente galo dijo: “Es inaceptable el número de personas muertas a causa de los combates en Gaza. Hace unos días recordé al primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, que el ataque israelí a la ciudad de Rafah podría provocar un desastre humanitario sin precedentes y sería un punto de inflexión en el conflicto”. Además del riesgo humanitario, un ataque a gran escala del ejército israelí en Rafah probablemente empujará a cientos de miles de palestinos a huir a la península del Sinaí como refugiados, lo que creará una nueva crisis con Egipto. El 18 de febrero, el canciller egipcio, Sameh Shoukry, advirtió que El Cairo considerará eso una línea roja que podría provocar el colapso de sus relaciones con Tel Aviv y hacer que el conflicto se extendiera a la región.