(VOVWORLD) - Libia se considera uno de los puntos candentes de África y del mundo en los últimos meses. Recientemente, se han registrado progresos importantes para resolver la crisis en ese país, generando esperanzas para poner fin al sangriento conflicto que desde abril de 2019 hasta la fecha ha dejado un saldo de más de dos mil 200 personas asesinadas y 170 mil que han huido de sus casas. Sin embargo, los analistas advierten que aún es demasiado pronto para esperar una verdadera paz para la nación del norte de África.
Desde la izquierda: el enviado especial de la ONU en Libia, Ghassan Salame; el secretario general de la ONU, António Guterres; la canciller alemana, Angela Merkel; y el ministro de Relaciones Exteriores alemán, Heiko Maas, en la rueda de prensa tras la Conferencia Internacional de Paz sobre Libia en Berlín el 19 de enero de 2020 (Foto: AFP/VNA)
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Después de muchos esfuerzos, especialmente de Rusia y Alemania, la Conferencia Internacional de Paz sobre Libia logró celebrarse durante el fin de semana pasado en Berlín, la capital germana, con la asistencia de líderes de 11 países; el secretario general de la ONU, António Guterres; y representantes de varias organizaciones internacionales como la Unión Europea, la Unión Africana y la Liga Árabe. En esta ocasión, se consiguió un resultado importante cuando las partes acordaron una solución política al enfrentamiento en Libia.
Compromiso internacional y esperanza para poner fin al conflicto
En una rueda de prensa poco después de la conferencia, la canciller alemana, Angela Merkel, confirmó una solución política integral para solucionar la crisis libia, alcanzada después de negociaciones serias y cooperativas. La mandataria también expresó su confianza en que este es el primer paso hacia la paz duradera para el pueblo de esa nación africana. De esta manera, aunque existen problemas no pueden abordarse de inmediato, la cita elevó la determinación de las partes de hacer avanzar un proceso vinculante dirigido a establecer e implementar un alto al fuego integral.
También en esta ocasión, los países se comprometieron a no interferir en los asuntos internos de Libia y respetar el embargo de armas contra ese Estado, que fue aprobado por la ONU en 2011.
Según los analistas, el compromiso de promover la paz, detener la intervención y no "verter" armas en Libia, ayudará a aliviar la actual tensa situación e impulsará el diálogo y la reconciliación en Libia.
Desafíos y obstáculos
Sin embargo, estos expertos también han advertido que aún es demasiado pronto para esperar una solución viable al conflicto en la nación del norte de África porque subsisten desafíos y obstáculos que amenazan los esfuerzos de la comunidad internacional.
Primero es el desacuerdo entre las dos partes en conflicto en Libia. En la conferencia en Berlín, el jefe del Gobierno de Acuerdo Nacional (GAN) en Trípoli, Fayez al-Sarraj, y el líder del proclamado Ejército Nacional Libio (ENL), general Khalifa Haftar, rechazaron sostener una reunión cara a cara. Rusia, que tiene una gran influencia en el ENL, valoró de “muy lamentable” la decisión.
Anteriormente, ambas partes tampoco pudieron ponerse de acuerdo sobre un cese del fuego propuesto por Moscú y Ankara, durante una cita efectuada una semana antes en la capital rusa. Este hecho muestra que la confianza entre las partes no es suficiente para que se sienten a la mesa de negociaciones.
Segundo, es la extremadamente compleja situación en Libia, con la presencia de muchos grupos armados que no pertenecen completamente a ninguna de las facciones antes mencionadas. Por esta razón, es difícil asegurar que estas fuerzas cumplan con un alto al fuego, sin mencionar un largo proceso de paz. También es un desafío los demasiados países que participan en el asunto en Libia. Muchos analistas temen que una vez que la situación cambie de manera desfavorable para una parte, se romperá el compromiso de no intervención.
Sin embargo, gracias a los esfuerzos de los países, especialmente de Rusia y Alemania, la comunidad internacional todavía tiene grandes expectativas sobre un progreso positivo en el proceso de paz en Libia y acerca de la posibilidad de lograr una tregua en el futuro cercano, abriendo así la esperanza de acabar con el sufrimiento del pueblo de esa nación africana.