(VOVWORLD) - Después de casi medio siglo, el Reino Unido abandonó oficialmente la Unión Europea (UE) el 31 de enero, para dar cuenta de uno de los “divorcios” que atrajeron la mayor atención de los medios de comunicación mundiales. Sin embargo, aunque el retiro británico del bloque (también conocido como Brexit) arrancó hace 3 años, hasta ahora la cuestión acerca del futuro de las relaciones bilaterales en el periodo post-Brexit todavía no tiene una respuesta satisfactoria.
(Foto Ilustrativa: VNA)
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A las 11 horas de la noche del 31 de enero, el Reino Unido terminó oficialmente su membresía en la UE después de 47 años de adhesión. Sin embargo, este no es el final del largo proceso del Brexit. Se estipula que durará hasta finales del año 2020. Este periodo de transición está destinado a que el Gobierno británico y Bruselas negocien y lleguen a acuerdos sobre los futuros vínculos entre ambas partes. Uno de los temas más importantes a tratar en estas reuniones serán los términos sobre las relaciones comerciales de Londres con el resto de países integrantes del bloque.
Proceso de transición desafiante
De hecho, solo unos días después del “divorcio”, tanto la UE como el Reino Unido establecieron los objetivos de las negociaciones, mostrando visiones muy diferentes de sus relaciones futuras, a pesar de que comparten las mismas expectativas de llegar a un acuerdo comercial.
En particular, Bruselas continuó reiterando la solicitud de que Londres cumpla con las reglas del bloque para garantizar una competencia justa, si quisiera llegar a un acuerdo sin aranceles ni cuotas, tal y como esperaba el primer ministro británico, Boris Johnson.
El jefe de negociación del Brexit de la UE, Michel Barnier, enfatizó la necesidad de una competencia justa respecto a los estándares ambientales, sociales y de subsidios del Gobierno británico, y afirmó que un acuerdo de libre comercio debe incluir uno de pesca, el cual permita a las dos partes acceder mutuamente a sus aguas territoriales. Agregó que estos temas deben establecerse antes del 1 de julio venidero.
Para demostrar su determinación e iniciativa, la UE declaró su disposición a enfrentar todos los guiones, incluido el fracaso de las negociaciones con Gran Bretaña.
Inmediatamente, Boris Johnson rechazó la idea de que su país tenga que aceptar las reglas de la UE en el futuro. Al mismo tiempo, enfatizó que un acuerdo de libre comercio no necesariamente incluye las regulaciones sobre política de competencia, subsidios, protección social, medio ambiente o cualquier otro aspecto.
La diferencia de opiniones entre las dos partes hace que se muestren escépticas sobre si se puede llegar durante un corto período de transición a un acuerdo considerado como una premisa para identificar las relaciones bilaterales en el futuro.
De socios a rivales
Vale la pena señalar que, en su reacción, Boris Johnson mencionó dos modelos de acuerdo de libre comercio similares a los que la UE tiene con Canadá y Australia, lo que evidencia que Londres aspira a establecer nexos comerciales en calidad tanto de socio como de rival con Bruselas.
En cuanto a la UE, se preocupa por el hecho de que el Gobierno británico quiera poner fin completamente a los lazos con el Viejo Continente, para buscar un nuevo modelo de desarrollo, especialmente en el ámbito comercial.
Esto se debe a que el Reino Unido podrá abolir las normas ambientales, laborales y de la calidad de los productos para crear una ventaja competitiva con la propia UE.
Ha habido muchas advertencias sobre la creación de una tierra que Europa llama “Singapur en el río Támesis” en el Viejo Continente. Incluso, la canciller alemana, Angela Merkel, identificó que Londres, de miembro del bloque se ha convertido ahora en “un país competitivo en la puerta de entrada” de Europa.
Con las relaciones prolongadas y complejas entre el Reino Unido y la UE, hasta ahora el Brexit todavía se considera el mayor desafío no solo para los británicos sino también para los europeos.